marzo 28, 2024

A un año de promulgada la Ley de la Madre Tierra

Hace un año, un 15 de octubre se promulgaba la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien. Sin embrago, hoy no podemos afirmar a ciencia cierta si se comprende el sentido que ésta tiene. Hay quienes son defensores acérrimos y militantes de ésta; y otros, en cambio, ven en ella una extravagancia y un sinsentido. Lo cierto es que con esta Ley se ha instituido la naturaleza jurídica de la Madre Tierra como sujeto colectivo de interés público.

Bolivia y Ecuador, son los países latinoamericanos que ha tenido la visión de incorporar en su legislación una Ley que busca restituir los daños cometidos contra la Madre Tierra y promover acciones de prevención para evitar mayores deterioros.

Uno de los sentidos que tiene es recuperar los saberes de los pueblos indígenas y originarios, por una parte, en lo que respecta a la relación que éstos tienen con la Pachamama o Madre Tierra. Esta Ley “nace en las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originarios campesinos y las comunidades interculturales y afrobolivianas” (Art. 5, numeral 2). Con el concepto complementario del Vivir Bien, que se constituye en el horizonte civilizatorio y cultural alternativo al capitalismo, establece un nuevo paradigma de lo que desde otras perspectivas se conoce como “calidad de vida”.

La complementariedad e integralidad, son conceptos presentes también en esta Ley, los mismos que enriquecen este nuevo paradigma. La complementariedad, en tanto, deberá construirse con todos los pueblos, comunidades de vida y sociedades que habitan Bolivia, así como desde la integralidad e intersectorialidad. Promueve valores, tales como la solidaridad y el sentido de bien común. Por cierto, es una Ley que nos invita a reflexionar sobre su aplicación, es decir, cómo aterrizar estos preceptos en un mundo globalizado que no cesa en su vorágine individualista y egocéntrica.

Entre tanto, la Madre Tierra, en sus más 4.470 millones de años, ha sufrido los debacles de la ambición del ser humano, de una especie que conoció la codicia, la alimentó y construyó un andamiaje que la está llevando a ella y a las demás especies a su extinción. Hay una deuda que saldar con nuestro planeta. Un giro es necesario. La crisis del sistema debe hacernos cambiar de actitud.

La especie humana ha sido protagonista en generar destrucción y degradación de los recursos de la Madre Tierra. Los efectos los podemos ver ahora mismo: una aceleración de los efectos negativos del cambio climático, la contaminación de los ríos y acuíferos y el aire, la tala indiscriminada de bosques y la desaparición de muchas especies, son sólo algunas de las consecuencias de las acciones humanas, y su lamentable visión cortoplacista.

Pero no se trata de alimentar un discurso apocalíptico. Más bien, quiero decir y recordar que los grandes cambios y las respuestas surgen de las iniciativas ciudadanas, de espíritus optimistas, de las luchas de los pueblos, de gente que cree que las transformaciones son posibles. De las acciones que hagamos cada uno de nosotros, de las presiones que seamos capaces de hacer sobre aquellos que están destruyendo nuestra “casa común”, de todo ello dependerá que nuestra Pachamama o Madre Tierra no se siga deteriorando.


*    Correo: andamiajes@gmail.com 
      Twitter: @TaniaDelgadillo

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