abril 18, 2024

Lula, un plan osado para que Brasil sea feliz de nuevo

Sobre cinco ejes temáticos gira el »Plan Lula de gobierno 2018 – Brasil feliz de nuevo», aprobado por el Ejecutivo Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) y que deberá refrendar próximamente la Convención partidista.

El proyecto, considerado un ejemplo de nuevas iniciativas en la política, con transparencia y participación popular, fue coordinado por el exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, quien anticipó que éste -como solicitó el propio expresidente Luiz Inácio Lula da Silva- resulta osado y representa las verdaderas ansias de la ciudadanía.

Antecedido en su concepción por el lanzamiento en 2017 de la plataforma digital ‘El Brasil que el pueblo quiere’, la cual permitió recibir propuestas y generar discusiones en todo el país, el flamante plan fue desarrollado además en debates con especialistas representantes de diversos segmentos de la sociedad civil.

De acuerdo con la evaluación de la presidenta nacional del PT, Gleisi Hoffmann, se trata del programa de gobierno más avanzado elaborado por el PT desde 1989, y que complementa y adelanta todo lo hecho hasta ahora.

En opinión de la también senadora federal, el mismo constituye un reflejo del proceso de elaboración de propuestas para Brasil, un país que el PT gobernó por más de 12 años, lo cual le permite conocer qué es posible hacer y qué no.

Según adelantó Haddad, el programa pone énfasis en la recuperación de la economía y de la soberanía popular; incluye la realización de un proceso constituyente y una reforma política con participación del pueblo a través de referendos y plebiscitos, así como sendas reformas tributaria y del sistema bancario.

Asimismo, sugiere reformar el Poder Judicial, fijando límites a los mandatos en los tribunales superiores, donde los cargos dejarían de ser vitalicios.

Durante todo el proceso y juzgamiento del expresidente Lula, preso político hace ya más de tres meses en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, el PT denunció reiteradamente la clara politización del Poder Judicial y el Ministerio Público, que han convertido al fundador de ese partido en clara víctima del llamado ‘lawfare’.

CINCO EJES PARA UN BRASIL FELIZ

El primero de los ejes sobre el cual gira la propuesta de plan de gobierno de Lula se refiere a la reafirmación del legado de los gobiernos petistas y a la revocación de las medidas puestas en práctica por el gobierno de Michel Temer, surgido del golpe parlamentario-judicial perpetrado en 2016 contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff.

En ese acápite se prevén, entre otras, la realización de una reforma política con participación popular; la democratización de los medios de difusión; un proceso constituyente, y la reforma del Estado y el combate a los privilegios.

El eje dos aboga por iniciar una nueva era de afirmación de derechos y propone enfrentar las desigualdades de género y raza; la promoción de la ciudadanía Lgbti; promover políticas que favorezcan a los ancianos; garantizar los derechos de los niños, adolescentes y personas con deficiencia, e implementar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, entre otros aspectos.

Liderar un nuevo Pacto Federativo para la Promoción de Derechos Sociales, constituye la esencia del tercer eje temático, en el cual se prevé fortalecer el Sistema Único de Salud (SUS); luchar a favor de la defensa de la vida y por la reducción de los homicidios, e implantar un nuevo ciclo de políticas culturales.

Mientras, el cuarto eje busca promover un nuevo modelo de desarrollo, rescatando la soberanía y la Estrategia de Defensa Nacional, la integración regional y la cooperación entre los pueblos, así como retomar una política exterior altiva y activa.

Además, acometer un programa de emergencia para superar la actual crisis económica y buscar el pleno empleo; llevar adelante la reforma tributaria para lograr el desarrollo con justicia social y distribución de las riquezas; retomar la capacidad de inversión y planificación del Estado y fortalecer el sistema de ciencia, tecnología e innovación.

Por último, el quinto eje busca iniciar lo que llama transición ecológica para la nueva sociedad del siglo XXI, como parte de la cual se promoverán una estructura productiva de bajo impacto ambiental, alto valor agregado y tecnológicamente avanzada, y el derecho humano al agua y el saneamiento.

También incentivará la alimentación saludable y la democratización de la tierra; la protección de los bienes naturales y la sociobiodiversidad; el consumo sustentable y la responsabilidad colectiva por los residuos, y una inflexión estratégica en la matriz energética para expandir la energía solar, eólica y la biomasa.

UN PAIS QUE PUEDE RECONSTRUIRSE

A propósito del lanzamiento nacional de su precandidatura presidencial, en junio pasado, Lula dio a conocer un manifiesto al pueblo en el cual declaraba estar convencido que ‘podemos reconstruir este país y volver a soñar con una gran nación’. Eso es lo que me anima a seguir luchando, remarcó.

En el documento, el líder histórico del PT renovó su mensaje de fe en Brasil y su pueblo, y dijo no poder conformarse ‘con el sufrimiento de los más pobres y el castigo que está siendo impuesto a nuestra clase trabajadora, así como no me conformo con mi situación’, de preso político sin haber cometido ningún delito.

Rememoró también que en las caravanas que hizo por el país vio en los ojos de las personas la esperanza, pero también la angustia de quien está sufriendo con el regreso del hambre y del desempleo, la desnutrición y la destrucción de las políticas de inclusión social constitucionalmente garantizadas y ahora negadas en la práctica.

‘Es para acabar con el sufrimiento del pueblo que soy nuevamente candidato a la Presidencia de la República’, remarcó Lula y dijo asumir esa misión ‘porque tengo una gran responsabilidad con Brasil y porque los brasileños tienen el derecho de votar libremente en un proyecto de país más solidario, más justo y soberano’.

Tuve muchas candidaturas en mi trayectoria, pero ésta es diferente: es el compromiso de mi vida, señaló antes de advertir que quien tuvo el privilegio de ver a Brasil avanzar en beneficio de los más pobres, después de siglos de exclusión y abandono, no puede apartarse ‘en el momento más difícil para nuestra gente’.

Dijo saber su candidatura representa la esperanza, ‘y vamos a llevarla hasta las últimas consecuencias, porque tenemos de nuestro lado la fuerza del pueblo’ y confesó también que soñaba con ser el presidente de un país en el cual todos tengan derechos y nadie disfrute privilegios.

‘Creo, desde el fondo del corazón, que Brasil puede volver a ser feliz. Y puede avanzar mucho más de lo que conquistamos juntos, cuando el gobierno era del pueblo’, concluyó.

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