marzo 28, 2024

Nace la Declaración de La Paz, por la autodeterminación

La Paz (ABI).- Desde el Seminario Internacional «Guerra Comercial y Crisis Capitalista, Impactos y Alternativas para América Latina», que se realizó durante tres días en la sede de Gobierno, emergió la «Declaración de La Paz, por la autodeterminación», que entre sus puntos se pronuncia en favor de que los próximos comicios que se celebrarán en Bolivia estén marcados por el fortalecimiento de la autodeterminación, «privilegiando ante todo la expulsión de la violencia como un mecanismo condicionante de sus resultados».

En este seminario que se inició el lunes y fue clausurado el miércoles por el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, participaron intelectuales de 14 países y un total de 39 expositores, evento del cual emergió la Declaración de La Paz, por la Autodeterminación que textualmente señala:

«La Humanidad se encuentra atravesando por un momento de definiciones (políticas, económicas y culturales) de las cuales depende, por primera vez en su historia, la continuidad de su propia existencia y la de millones de especies animales y vegetales, ecosistemas completos cuya desaparición supone modificaciones irreversibles y de consecuencias aún insospechadas para la vida, tal y como la conocemos.

El modus vivendi capitalista y las lógicas cada vez más voraces de su reproducción son hoy un desafío civilizatorio que, dada la naturaleza jerárquica del propio sistema, no se experimentan de la misma manera, entre aquellos que cuentan con las capacidades materiales y políticas para mitigar las consecuencias de la catástrofe por un poco más de tiempo, que para aquellos hombres y mujeres que desde hace mucho tiempo son los desposeídos, los condenados de la tierra. Es el grueso de la población, los grandes conglomerados sociales, pertenecientes a los estratos más explotados, los que se hallan en la primera línea de fuego de la barbarie contemporánea.

El número y la devastación de las guerras que se suceden a lo largo y ancho del planeta, los exterminios culturales, la apropiación de recursos y la exacerbación de los fundamentalismos son crecientes. De ello dan cuenta los asedios que estos construyen alrededor de las propuestas y alternativas articuladas por los sectores populares, los colectivos de mujeres, las autonomías indígenas, las centrales campesinas y las organizaciones sindicales, entre muchas otras.

Propuestas y alternativas que no únicamente plantean la necesidad de disputar los espacios al capital, sino, antes bien, el imperativo de producir, colectivizar y reproducir lógicas, modos y formas otras de pensar, construir y experimentar la realidad actual.

América Latina y el Caribe, en tanto espacios de construcción de la hegemonía estadounidense y de disputa por los nuevos proyectos hegemónicos, plantea escenarios en los que se prevé un incremento de la violencia. Pero también, nuestra región es un espacio en el que se aglutinan una diversidad y una multiplicidad de proyectos contrahegemónicos y emancipatorios, por esto, las posibilidades de construcción y realización de utopías son vastas.

Por ello, no son azarosos los cercos militares, políticos y financieros que hoy se desdoblan y entretejen sobre las sociedades latinoamericanas. Casos como los de Venezuela y Cuba lo ejemplifican de manera muy evidente.

En este marco, la injerencia extranjera y los llamados a boicotear los cauces democráticos en la región representan un peligro no solo en lo que concierne a la selección de una determinada plataforma electoral, sino en lo referente a lo que esos esfuerzos son capaces de minar en términos de la autodeterminación de los pueblos de nuestra América y el Caribe al derecho que estas tienen de darle forma, dirección y sentido a sus destinos.

Por esas razones nos pronunciamos en favor de que los próximos comicios que se van a celebrar aquí, en el Estado Plurinacional de Bolivia estén marcados por el fortalecimiento de esa autodeterminación, privilegiando ante todo la expulsión de la violencia como un mecanismo condicionante a sus resultados.

A los pueblos de América y el Caribe, los llamamos a ser observadores atentos de ésta y del resto de las contiendas electorales que en los siguientes meses y años habrán de celebrarse en la región, no sólo para seguir aprendiendo de sí mismas a vivir la democracia como algo más que unos puros procesos electorales sino, ante todo, para tener viva la conciencia de lo mucho que se encuentra en juego para el futuro inmediato.

Que la sangre y el fuego no vuelvan a ser nunca las materias primas con las que América Latina y el Caribe ha de labrar su lugar y su futuro en la historia de la humanidad.

Finalmente, hacemos nuestras y nos hacemos eco de las demandas expresadas por nuestras sociedades latinoamericanas. Llamamos:

1.- A que se detenga toda intervención extranjera sobre la conducción de las economías y los procesos políticos en la región.

2.- A terminar, de una vez y para siempre, con todos los bloqueos financieros, comerciales o diplomáticos que se ciernen sobre América Latina y el Caribe.

3.- A que nuestras sociedades se mantengan unidas frente al autoritarismo de viejo y de nuevo cuño, que amenaza con revivir lo peor del militarismo de finales del siglo 20 en el Continente.

4.- A repudiar el uso de la violencia como un medio legítimo para definir las disputas, tanto en la cotidianidad como en contextos políticos.

5.- A reforzar los canales de articulación y socialización comunitaria que están haciendo posible la integración plena de los sectores históricamente marginados.

6.- A desmontar la ofensiva militar contra Venezuela y todos nuestros países.

7.- A articular la transición hacia un modelo de reproducción de la vida que trascienda al capitalismo, el imperialismo, el colonialismo, el patriarcado y toda forma de discriminación y racismo, en la búsqueda y construcción del vivir bien.

8.- A imaginar el fin del capitalismo antes que el fin del mundo y a trabajar por ello.

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