¿En qué medida el pensamiento de Marx y Engels es compatible con la ecología moderna? ¿Puede concebirse una lectura ecológica de Marx? ¿Cuáles son las adquisiciones del marxismo indispensables para la constitución de un ecosocialismo a la altura de los desafíos del siglo de XXI?
¿Y qué concepciones de Marx requieren una “revisión” según estos requisitos? Las notas breves que siguen no tienen la ambición de contestar estas preguntas, sino sólamente de poner algunas orientaciones para el debate.
Mi punto de arranque es la observación de que: tiene) los temas ecológicos no tienen un lugar central en el aparato teórico marxista; b) los escritos de Marx y Engels sobre las relaciones entre las sociedades humanas y la naturaleza están lejanas ser unívocas, y puede ser, por consiguiente, el objeto de interpretaciones diferentes. De estas premisas, intentaré poner en evidencia las tensiones o contradicciones en los textos de los fundadores del materialismo histórico, mientras subrayo, sin embargo, las pistas que dan para una ecología de inspiración marxista.
¿Cuáles son las principales críticas de los ambientalistas al pensamiento de Marx y Engels? En primer lugar, se le describe como partidario de un humanismo conquistador, prometeico, que opone al hombre con la naturaleza, y hace de él «el amo y Señor del mundo natural». Es verdad que se encuentran en su pensamiento muchas referencias al “control”, a la “subordinación” o al mismo “dominio” de la naturaleza. Por ejemplo, según Engels, en el socialismo, los seres humanos “por primera vez serán los amos reales y conscientes de la naturaleza, como amos de su propia vida en sociedad”. (1) Sin embargo, como veremos bajo los términos de “subordinación” o “dominio” de la naturaleza a menudo Marx y Engels simplemente se refieren al conocimiento de las leyes de la naturaleza.
Por otro lado, lo que pega desde los primeros escritos de Marx es su anunciado naturalismo, su visión del ser humano como ser natural, inseparable de su ambiente natural. La naturaleza, escribe Marx en los Manuscritos de 1844, es “el cuerpo no-orgánico del hombre”. O de nuevo: “Decir que la vida física e intelectual del hombre está indisolublemente ligada a la naturaleza no significa otra cosa que la naturaleza está ligada indisolublemente a ella misma, porque el hombre es parte de la naturaleza”. Ciertamente, Marx se reclama humanista, pero él define al comunismo como un humanismo que es, al mismo tiempo, un “naturalismo activo”; y sobre todo, él lo concibe como la verdadera solución “del antagonismo entre el hombre y la naturaleza”. Gracias a la abolición positiva de la propiedad privada, la sociedad humana se volverá “la realización de la unidad esencial del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado y el humanismo realizado de la naturaleza”. (2)
Progreso destructivo Marx, Engels y la ecología
Publicado en J. M. Harribey & Michael Löwy ed., Capital contre nature, PUF, 2003. Traducción: Andrés Lund Medina
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