Perder la condición de clase dominante durante más de un siglo en Bolivia, dejó a esta clase y fracciones de clase hegemónica en la peor crisis de su historia. Lo que ellos consideraron algo pasajero, ya lleva 9 años ininterrumpidos en el Gobierno y acaba de ser ratificado hasta el 2020 con el apoyo de dos tercios de la ciudadanía. Serio revés para la derecha puesto que le daban a Evo Morales no más de 6 meses de gobierno inicialmente.
Este fue el primer gran error de la derecha que manejó al Estado como si fuera su hacienda o su mina, pero el error fue tan grande que no se reponen hasta ahora y quien sabe hasta cuándo.
Los dos errores fundamentales que capitalizó el pueblo para su victoria
1. El primer error es más atribuible al imperio estadounidense que a la derecha boliviana; es el haber impuesto la globalización del capital bajo el modelo neoliberal sin consenso (el “Consenso de Washington” no fue el consenso con los pueblos), sin diálogo, ni en democracia; en este caso el error de la derecha criolla fue no percibir lo que estaba ocurriendo en el mundo como geoestrategia de dominación unipolar imperial. El imperio actuó como tal, con prepotencia, sin ningún equilibrio de poderes, dispuesto a imponer su omnímodo poder imperial.
2. El segundo error, además de la condición cipaya frente al imperio, la derecha boliviana subestimó al pueblo; trató de reponerse con las dictaduras, con la democracia controlada, de minorías, elitaria, servil al imperio y excluyente de las mayorías del pueblo, pero no le sirvieron. En 20 años de vigencia plena del neoliberalismo (1985-2005), la correlación de fuerzas favoreció al pueblo para hacerse de la victoria democrática el 18 de diciembre de 2005. De la democracia liberal controlada, pasamos a la democracia participativa del pueblo y avanzamos a la democracia popular, directa y en consolidación la democracia del pueblo mismo.
El desarrollo en cadena de otros errores
1. La derecha boliviana no tuvo capacidad de renovarse; el viejo proverbio popular de “renovarse o morir”, se aplica en su totalidad a esta derecha anquilosada, carente de visión y más aún de renovación. En los cuatro elementos esenciales de toda política: ideología, programa, organización y método de lucha y liderazgo; la derecha trató de llenar estos vacíos de renovación con críticas al Gobierno, con demagogia y recurrencia constante a los viejos métodos y formas de hacer política: golpes “suaves” como recomienda la CIA, dictaduras regionales discriminadoras y excluyentes hasta llegar al separatismo en el que también fueron derrotados.
2. La falta de renovación generó otros errores específicos que, en cada coyuntura política, pretendía hacer olvidar los errores fundamentales; los ex dictadores hablaban contra la “dictadura de Evo”; los anti demócratas pretendiendo ser más democráticos que el pueblo que asumió la democracia como método de lucha, trataron de confundir a la opinión pública con verborrea “democrática” que muy pocos creyeron. Y cuando en las sucesivas campañas electorales había necesidad de mostrar las metas y/o alternativas contra el modelo que el Gobierno y el nuevo Estado están construyendo como antineoliberal y socialista comunitario (esta última en desarrollo), no podía recrear sus ideas y posiciones neoliberales dejando al descubierto ante el pueblo su desnudez ideológica e incapacidad política para desglosar algunas ideas como taparrabos del viejo neoliberalismo o nacionalismo burgués.
La pérdida total del rumbo derechista
Rumbo es la dirección considerada o trazada en el plano del horizonte; es el camino o senda que uno se propone seguir en lo que intenta o procura; es la dirección o punto determinado al que se propone llegar. Quien conozca a la derecha boliviana y sabe que la estamos describiendo como objetivamente se han mostrado en estos nueve años de cambio en Bolivia, sabe que tratar de enrumbar a esta derecha cipaya, es como reza el dicho popular, como “pedirle peras al olmo”. Veamos porqué:
1. Por ser muy benévolo utilizamos el concepto derecha anquilosada para describirla, porque esto significa “detenerse una cosa en su progreso”; o “disminución o imposibilidad de movimiento de una articulación normalmente móvil”. Que me disculpe la derecha, por utilizar el concepto anquilosamiento y no los conceptos políticos de conservadurismo y reaccionarios. Estoy convencido que esto les queda muy grande, porque el conservadurismo trata de “conservar” lo que tiene, pero ahora tiene muy poco y lo que busca es recuperar lo que perdió, y por esto, encajaría mejor el concepto reaccionario o retrógrado porque trata de volver atrás, al pasado, a recuperar lo que tenía, pero en ambos casos, existe una característica y un rumbo por el que algunos todavía creen que sería posible. Pero si analizamos lo poco que hemos anotado en esta síntesis de cómo está la derecha para su ingreso al 2015, lo menos que podemos decir es que está sin rumbo.
2. El imperio estadounidense, tampoco puede aportarle mucho a las derechas de los países de su órbita; si bien el imperio se recicla en su forma de dominación e intervención a los Estados, naciones y pueblos donde sus intereses peligran, conceptualmente no les aporta nada a sus vasallos de otros países; por ejemplo, el derecho que se arroga “a proteger y defender (PD)” a sus amigos imperiales (Europa) o dependientes (como el Medio Oriente actual) eufemismo utilizado para justificar sus invasiones, alianzas para atacar o intervenir diplomáticamente, económicamente o de otras formas, esto no les dice nada a los Estados del área de su influencia, salvo a considerarse como sus aliados para los Tratados de Libre Comercio, Pacto del Pacífico, o de otra índole política o militar. Si el imperio no se renueva, sus dependientes tampoco; esta es la triste historia de la derecha sin rumbo en Bolivia.
3. Ni lo más elemental de toda política de sobrevivencia como es la unidad, la pueden lograr. No es que no la hayan intentado por instinto; pero en la racionalidad se los ha impedido el caudillismo como negación de los verdaderos lideratos necesarios para lograr algunos niveles de unidad. Todos los caudillos locales, regionales o departamentales, se creían presidenciables, buscaban o querían la unidad pero en torno a sus personas; y solo cedían algo a cambio de mantener la expectativa de preservar su área, su parcela o su aceptación de la gestión personal al margen de toda consideración ideológica o de política nacional. Los intereses personales o de grupos se antepusieron siempre a todo intento de unidad de la derecha que últimamente conocimos. ¿Cuánto tiempo sobrevivirá en estas condiciones? Las elecciones de marzo próximo será la última oportunidad de sobrevivencia en condiciones fraccionadas, sin unidad.
4. 2La falta de programa impide la retoma del rumbo derechista. Y, cuando tocaron los verdaderos temas programáticos, lo que retomaron no fue el rumbo sino el clásico neoliberalismo retrógrado que hasta en los países capitalistas europeos está siendo resistido. El programa político es el cómo llegar a las metas que nos señala la ideología; pero si esta no existe o esta camuflada, tampoco podría haber programa salvo algún listado de buenas intenciones como fue todo lo que conocimos como programa electoral en septiembre y octubre pasados; lo mismo ha de ser en las elecciones subnacionales de marzo próximo.
Y si el programa es la condición para la acción política y a la vez determina la forma de organización conforme al método de lucha, que en nuestro caso es la democracia, también podría determinar la renovación o por lo menos la búsqueda real y efectiva de nuevos lideratos nacionales que por ahora, no lo vemos por ninguna parte. Si la deficiencia de la derecha solo fuera el programa, nos obligaría a reconsiderar lo que hasta hoy conocemos como programa del cambio para que esta derecha, con sus debilidades sepa que de esa manera está contribuyendo a que el cambio se profundice, se amplíe y acelere para bien de todo el pueblo boliviano y su contexto latinoamericano.
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