marzo 29, 2024

Fidel, artífice de la cultura cubana

por: Vicente Manuel Prieto Rodríguez

“Una Revolución solo puede ser hija de la cultura y las ideas”

Fidel Castro Ruz

Cuando se habla de la cultura cubana, sobre todo fuera de la isla, muchos se remiten automáticamente a los nombres de Silvio Rodríguez, Alicia Alonso, la Orquesta Los Van Van o alguna que otra película al estilo de “Fresa y Chocolate”. Son innegables muestras de la cultura revolucionaria, pero el desarrollo de la cultura en la Cuba de Fidel va mucho más allá de nombres puntuales para trascender en acciones que posicionaron a la isla como referente de un crecimiento cultural nunca antes visto en una pequeña y subdesarrollada isla caribeña.

Al tomar el poder, el pueblo cubano se encontraba con un alto nivel de analfabetismo, un 30 por ciento de la población no sabía leer ni escribir y el 60 por ciento eran analfabetos funcionales, sólo el 10% poseía acceso a la cultura y su comprensión.

Fidel, en su proyecto netamente martiano, ya había avizorado la realidad del postulado de José Martí según el cual “ser cultos es la única manera de ser libres”. Por eso, el primer paso para la democratización y masificación de la cultura en Cuba, fue la Campaña de Alfabetización de 1961, que en alrededor de un año enseñó a leer y escribir a más de un millón de personas, posibilitando que el país se convirtiera en el primer territorio libre de analfabetismo en América Latina. Hoy Cuba posee más de 60 universidades que matriculan alrededor de 500 mil estudiantes y acogen alumnos de casi toda Latinoamérica y el mundo.

El Comandante en Jefe de la Revolución vio previsoramente, que el fortalecimiento cultural garantizaría, junto con las medidas económicas y sociales, el futuro del proyecto socialista y por ello impulsó una serie de acciones destinadas a aumentar el nivel cognoscitivo universal en la población cubana. Fruto de esta actitud gubernamental nace el Consejo Nacional de la Cultura, en 1961, el cual se encargaría de la política de desarrollo cultural iniciando el proceso de democratización en ese campo; paulatinamente surgieron el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) que potenció la realización del cine nacional (algunos recuerdan “Memorias del subdesarrollo”, “Las 12 sillas”, etc.); la Casa de las Américas, institución destinada al desarrollo de las relaciones socioculturales con los pueblos hermanos de la región; y la Escuela Nacional de Arte, determinante en la expansión de la enseñanza artística de donde han surgido cientos de valores culturales y artísticos hasta los días presentes.

Los principios que regirían la cultura cubana y su desarrollo quedaron firmemente decididos en la reunión que tuvo Fidel Castro con los artistas y escritores que decidieron quedarse en el país y echar su suerte al lado del pueblo revolucionario, en 1961, decisiones que quedaron plasmadas en el texto denominado “Palabras a los intelectuales”.

En 1989 se produjo un proceso de reorganización en el campo de la cultura, cuando los cimientos socialistas mundiales se resquebrajaron y amenazaron con arrastrar a Cuba detrás de sus fatídicas consecuencias. Surgieron entonces nuevas instituciones como el Instituto Cubano de la Música, el Consejo Nacional del Patrimonio Cultural, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, que reorientarían el trabajo en cada dirección cultural y dotaría de estabilidad y continuidad a la política cultural cubana.

Luego de la caída de la Unión Soviética y el sistema socialista mundial, Cuba se abocó a la llamada “Batalla de Ideas”, convocada por Fidel para no ser absorbidos por el remolino que dejaba atrás el hundimiento del socialismo internacional. En esta etapa se potenció la enseñanza universitaria masiva, que involucró a personas de toda edad y a los medios de comunicación, elevando aún más el nivel cultural de los cubanos.

En resumen, la política cultural cubana, bajo la mirada de Fidel, siempre tendió hacia la reafirmación y desarrollo de la identidad nacional junto a una vocación universal, latinoamericana y caribeña que fortalecería la ideología revolucionaria. Han sido muy importantes en el desarrollo cultural cubano la conservación y difusión del patrimonio cultural, el reconocimiento a la diversidad cultural, fomento y estímulo a la creación artística y literaria y la afirmación del papel de la cultura en el impulso y orientación de los procesos socioeconómicos. Ésas han sido y son las claves de una revolución cultural que ha permitido a Cuba sobrevivir los fuertes embates del imperialismo mundial. Tampoco en eso se equivocó Fidel.

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