abril 25, 2024

—Parte II— Mitigar la restricción externa. Un desafío emancipatorio para América Latina

por: Jorge Hernández ** / Teresa Morales *** / Mauro Andino ****

Algunas líneas generales para la mitigación de la restricción externa

La mitigación de la restricción externa, por su naturaleza requiere de un conjunto de acciones productivas, monetarias y financieras tendientes a disminuir la demanda y valoración de las monedas externas.

La estrategia, que debe necesariamente ser diseñada e implementada en el conjunto de los países Latinoamericanos y Caribeños, cuenta con los antecedentes muy favorables de la conformación de la Unasur y la Celac y debe contener acciones que permitan una reespecialización complementaria de las economías nacionales y una coordinación monetaria y financiera que incentive la utilización de monedas locales en el intercambio y provea de instrumentos financieros que satisfagan las preferencias de los ahorristas locales y apuntalen la estrategia de reespecialización productiva.

Naturalmente, el proceso de construcción de nuevos instrumentos y nuevas instituciones, requerirá el fortalecimiento y profundización de la deconstrucción de los remanentes del liberalismo precedente.

En el sentido de la deconstrucción, es imprescindible revisar la relación con las instituciones que comandaron la desregulación económica global, y aun influyen, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las Agencias Calificadoras de Riesgos, el CIADI, los Tratados Bilaterales de Inversión que, entre otros, han condicionado nuestro potencial de desarrollo.

Desde lo propositivo, en la esfera monetaria se deben fortalecer y valorizar experiencias como la de Argentina y Brasil que, con inicio de ejecución el 3 de octubre de 2008 implementaron Sistema de Pagos en Moneda Local (SML), replicada recientemente entre Argentina y Uruguay, avanzando en lo acordado en el MERCOSUR, recogido en las Decisiones Nº 25/2007 y 09/2009, y lo establecido en el Estatuto del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de la UNASUR.

En la esfera financiera, se debe tender a la integración de los mercados financieros y de capitales y al desarrollo de instrumentos, como los Bonos para inversores minoristas emitidos por YPF de Argentina, que se constituyan en vectores de transferencias intertemporales de renta y riqueza competitivos con el atesoramiento de divisas y puedan ser vehículos de financiamiento de empresas e infraestructuras estratégicas.

El espacio de producción de bienes y servicios requiere, de igual forma, revisar críticamente su función en el contexto de la división internacional de trabajo diseñada por el capital concentrado y consolidar, desde lo productivo, la integración política alcanzada.

Es bien conocido que el capital global, de manera creciente, ha diseñado su estrategia de valorización a escala planetaria definiendo cadenas de valor en las que los territorios fueron mutando sus funciones y, con ello, su valorización.

La historia económica, aun en periodos relativamente cortos y recientes, ofrece variada ilustración de regiones en las que su producción crece con vigor y otras que languidecen o declinan, conforme su capacidad de integrarse estratégica o acríticamente en la propuesta del capital, sirviendo de fundamento empírico de teorías que sustentaron el debilitamiento de las regulaciones en las escalas nacionales y macro-regionales idealizando la relación global-local característica del resurgimiento neoliberal.

La decadencia de regiones “perdedoras” y la evidencia de vulnerabilidad y degradación relativa en las condiciones sociales de los territorios “ganadores” han servido de estímulo y bases para el desarrollo de renovados marcos analíticos para el diseño regulaciones y gestión territorial que conduzcan a una re-especialización productiva que aporten a la mitigación de la restricción externa, poniendo en valor la necesidad de propiciar un nuevo metabolismo social del capital [1] y una nueva planificación de la producción y el consumo.

En términos concretos se debe avanzar en algunas líneas de trabajo que, si bien son clásicas de la literatura económica, requieren nuevas interpretaciones y acciones.

La sustitución de importaciones

La primera acción debe consistir en un minucioso examen de las cadenas de valor, en las escalas regionales y globales, identificando con precisión el rol asignado a nuestros territorios. En tal sentido, deben relevarse los segmentos productivos anclados en países de interés, sus matrices tecnológicas, los requerimientos externos pecuniarios (bienes de capital e intermedios, conocimiento codificado protegido) y no pecuniarios (conocimiento codificado no protegido), la imbricación territorial en términos de encadenamientos y derrames.

Este conocimiento debe permitir la observación de dos situaciones de particular interés: segmentos que pudieran ser realizados internamente y segmentos que generan una “sustitución inversa”. Estos últimos, valorados por su aporte al empleo, son generadores de balances de divisas negativo (automotriz y electrónica en Argentina).

Para avanzar en el desarrollo sustitutivo, identificados los segmentos de interés, se deberá avanzar en el diseño de financiamiento, sobre lo que profundizamos más adelante, del capital físico y de trabajo y la aprehensión del conocimiento codificado y tácito requerido por la función de producción escogida.

La función de producción seleccionada debe priorizar la utilización de recursos disponibles localmente, fortaleciendo la necesidad de introducir las consideraciones territoriales que se presentan más adelante.

Promoción de exportaciones no tradicionales

Sin desconocer la rica discusión sobre la definición de esta categoría, entenderemos como exportaciones no tradicionales la colocación transfronteriza de productos que, habitualmente, no tenían ese destino, o lo tenían marginalmente. En este sentido, el estímulo de este tipo producciones puede aportar divisas adicionales a las obtenidas por el comercio tradicional.

Si bien pueden encontrarse algunos ejemplos que pueden ilustrar la potencialidad de este tipo de acciones, no son muy características de la historia comercial latinoamericana y caribeña. Su impulso se enfrenta al doble desafío de modificar trayectorias productivas territoriales y desarrollar nuevos mercados externos, ambos difíciles pero estimulantes, y se enfrenta a idénticos condicionamientos de capital y localización que los emprendimientos sustitutivos.

Nuevos arreglos de gestión del capital

Los desafíos de la re-especialización productiva requieren de dos acciones centrales en la gestión del capital. Por una parte una nueva regulación del capital privado y, por otra, el estímulo al desarrollo de formas alternativas de capital.

En relación con el capital privado debe procurarse: la imposición de mayores condicionalidades a la IED para favorecer la inversión en sectores estratégicos; la definición de metas de desempeño verificables relacionadas con producción, desarrollo de proveedores y transferencia de conocimientos; la formulación de compromisos sobre la utilización del excedente, priorizando su reinversión local; y controles sobre el endeudamiento externo.

Las necesidades de financiamiento que no sean atendidas por el capital privado individual, sea de personas física o jurídica, deberán ser abordadas desde formas alternativas de propiedad del capital. Según las necesidades y posibilidades pueden desarrollarse inversiones con capital de propiedad colectiva, como cooperativas, con el aporte de gobiernos de diferentes escalas y complementando capital público y privado en sociedad mixtas.

Si bien el desafío es inmenso, como lo demuestran las amenazas al capital público, entre las que hoy destaca la producida sobre la petrolera brasilera, se han registrado notables avances en la defensa y recuperación de activos estratégicos en varios países de la región que, junto con acciones de menor escala [2], constituyen antecedentes que aportan optimismo sobre su viabilidad.

La territorialización del proceso de desarrollo

La diversidad territorial presente en América Latina y el Caribe, expresada en los diferentes atributos de sus patrimonios naturales-ambientales, sociales, económicos y productivos han servido de base para el despliegue espacial de la estrategia de desarrollo diseñada por el capital concentrado y comandada desde los países centrales.

Nuestros países ha proporcionado al mundo, principalmente, el producto de sus recursos naturales. En la composición de sus exportaciones han tenido preeminencia las materias primas, los alimentos y la energía obtenidos a través de formas de organización de la producción que definieron diferentes niveles de imbricación territorial, con la frecuente emergencia de conformaciones de tipo enclave, con reducidos derrames de ingresos y conocimientos y escasa reinversión territorial de las rentas apropiadas por el capital local o externo.

Si bien en lo que va del nuevo Siglo, varios países latinoamericanos y caribeños están disponiendo, con avances de diferentes grados, marcos regulatorios que permiten la disputa de la renta de sus propios recursos y la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes, y con ello estimulando la demanda interna, la provisión de esa demanda incremental ha aportado tensiones adicionales en el sector externo, a la vez que se ha producido, con escasas excepciones, una reprimarización de sus exportaciones.

En el caso de Bolivia, como resultado del proceso de cambio iniciado el año 2006, la recuperación de la renta petrolera se ha convertido en un elemento central en el combate a la restricción externa y por el momento se ha mejorado la inversión pública notablemente y se tienen unas reservas internacionales netas que permiten afirmar que la recuperación de la renta de recursos naturales bien utilizada puede convertirse en un instrumento adecuado de combatir esa restricción.

La mitigación de la restricción externa requerirá un adecuado y exhaustivo inventario de las potencialidades de cada territorio subcontinental, a los efectos de diseñar una estrategia de especializaciones complementarias que permita en el agregado de los territorios ofrecer una estructura equilibrada, eficiente y más autárquica que la actual. Esta nueva arquitectura de cadenas regionales de valor permitirá, además, la densificación del entramado productivo y una gestión de las rentas por segmentos que aporte la contención de los procesos inflacionarios [3].

La sustentabilidad de la estrategia, mas allá de los elementos estrictamente tecno-productivos, de complejidad relativamente menor, requerirá la adecuada gestión de la pugna o conflictos por los recursos entre actividades productivas tradicionales, resultantes de una localización “espontánea” previa, y las que se deriven de la intervención [4].

Concluyendo

La diversidad territorial continental, como sustento material; la nueva institucionalidad latinoamericana y caribeña, como basamento político; los renovados enfoques analíticos, como fundamento teórico; y los numerosos estudios que revelen éxitos y fracasos, como apoyo empírico, pueden permitir articular una estrategia de re-especialización coordinada, aprovechando el tamaño del mercado conjunto y las ventajas de localización para numerosos segmentos productivos, que ayude a mitigar los efectos de la restricción externa por lado real de la economía.

Desde lo monetario y financiero, el desafío pasa por la profundización y generalización del Sistema de Pagos en Moneda Local, acordado en el MERCOSUR y la UNASUR; la integración de los mercados de capitales; y el desarrollo de instrumentos financieros, que apoyen al financiamiento de la nueva estrategia y compitan con el atesoramiento de divisas como elemento de ahorro.

La creciente aceptación de políticas compensadoras pueden hacer viable una estrategia que permita compartir los beneficios con los sectores y territorios menos favorecidos, haciendo concreto el declamado desarrollo con equidad o la inclusión de todos en el buen vivir.


* Serie de los documentos-análisis de CELAC

** Mg. en Economía

*** Mg. en Economía

**** Dr. en Economía

1 Un tratamiento extenso sobre el concepto se encuentra en “Transformar el metabolismo social del capital: los retos del cambio en la matriz productiva”, producido por Oglietti, Andino y Oliva, y disponible en http://www.celag.org/transformar-el-metabolismo-social-del-capital-los-retos-del-cambio-en-la-matriz-productiva/

2 Ver “Fortalecimiento del Capital Social. Una estrategia asociativa” producido por Hernández, Gil y Cantero, y disponible en http://www.eumed.net/ce/2006/hgc.htm

3 Un análisis mas exhaustivo se presenta en “Los precios: un espacio de disputa estratégica en los procesos de cambio”, producido por Morales, Oglietti y Salas Rodríguez, y disponible en http://www.celag.org/wp-content/uploads/2015/07/Documento-3-precios-disputa.pdf

4 Un buen examen de los conflictos y tensiones, en curso y emergentes, derivados de las transformaciones necesarias se ofrece en “La disputa por la renta en destino: El papel del rentismo importador del siglo XXI en América Latina”, producido por Serrano Mancilla y Oliva, y disponible en http://www.celag.org/el-rentismo-importador-del-siglo-xxi-en-america-latina-por-alfredo-serrano-mancilla-y-nicolas-oliva/

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