abril 25, 2024

Acción exterior desde los gobiernos subnacionales

por: Miguel F. Jiménez Canido 

Los pasados días 24 y 25 de noviembre del año en curso, se desarrolló en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra un relevante Seminario Internacional referido al tema de la “Acción Exterior de los gobiernos subnacionales”.

Esta temática, abordada en alguna otra oportunidad en esta columna para comentar la Ley Básica Nro. 699 de Relacionamiento Internacional de las Entidades Territoriales Autónomas (junio de 2015), reviste en la actualidad un tratamiento de consideración dada la magnitud que están adquiriendo las relaciones internacionales desde el nivel local y la multiplicidad de formas y mecanismos de cooperación que se están forjando.

Debemos ser claros que no es lo mismo hablar de Política Exterior que de Relaciones Internacionales; la primera se refiere a la manifestación soberana de un país de sus intereses nacionales frente al exterior, en tanto que el segundo término alude a una variedad de relaciones o conexiones que establecen determinados actores con otros más allá de las fronteras nacionales, estos actores no siempre son públicos o estatales.

De ahí que la política exterior está reservada únicamente a los Estados, y quien tiene la competencia de ejercerla son las administraciones centrales de gobierno a través de los Ministerios de Relaciones Exteriores, sus autoridades y el servicio exterior.

En Bolivia, gracias al modelo de Estado Unitario con autonomías que tenemos; claramente nuestro texto constitucional y la Ley Marco de Autonomías y Descentralización marcan esta diferencia consagrando a la Política Exterior boliviana como una competencia privativa del nivel central y a las “relaciones internacionales” como una competencia compartida, es decir que se reserva la legislación básica al gobierno nacional y la legislación de desarrollo (y reglamentaria) a los gobiernos locales o entidades territoriales autónomas.

El nivel y la velocidad de las políticas de descentralización que se han instrumentado en gran número de países han influido de manera contundente en el desarrollo de las relaciones internacionales de los gobiernos locales. Esto ha traído consigo un aumento considerable en las competencias y facultades de los gobiernos locales, que se han visto investidos de nuevas responsabilidades de las que antes no tenían competencia.

A modo de ejemplo, recientemente se desarrolló en Bogotá la Cumbre de Líderes Locales y Regionales, la semana pasada se realizó en Argentina la Cumbre de Mercociudades. Nuestro país ha tenido una participación interesante en la persona del Alcalde de Sucre, Iván Arciénega, quien es vicepresidente para la región latinoamericana de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) así como también el asociativismo municipal boliviano.

Asimismo, recientemente se han acuñado términos como “ciudades mundiales” o “ciudades globales”, que en los hechos han dejado de ser meras denominaciones conceptuales para convertirse en un objetivo político explícito de los líderes locales que desean poner a su ciudad “en el mapa mundial”.

Como afirma Eugene D. Zapata Garesché, al tratar estos temas son muchas las cuestiones sobre la naturaleza de las relaciones internacionales que nos asaltan: ¿Puede la cooperación descentralizada contribuir a transformar las relaciones internacionales? ¿Es la acción exterior de un gobierno local una opción o una exigencia? ¿Se trata de una modalidad de gestión de las competencias locales o de una posición política ante los problemas mundiales?

En ese marco radica la importancia de espacios de reflexión, intercambios de experiencias y capacitación como los del Seminario que mencionaba. La propuesta de los organizadores implica un aporte que coadyuva los esfuerzos y trabajos del Consejo Sectorial de Relaciones Internacionales que coordina la Cancillería con la participación del Ministerio de Autonomías y las Entidades Territoriales Autónomas.

Coincidimos con diversos autores especialistas en la materia, que afirman que la acción internacional de las autoridades locales tiene su propia especificidad frente a las relaciones exteriores de los Estados. Más que competir, ambas esferas se complementan, por lo que deben evitarse las comparaciones que a menudo sólo desorientan.

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