Por Carla Espósito Guevara *-.
El pasado 22 de marzo se firmó en Chile la denominada declaración de Santiago, que es la carta fundacional de un nuevo Foro regional denominado PROSUR que deja virtualmente en la obsolescencia a UNASUR, luego de que 7 de sus 12 miembros la abandonaran. Los países firmantes de la nueva declaración que son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay y Perú. La nueva agenda de PROSUR está centrada sobre todo en temas de seguridad, migración y “democracia”, que, entre otras cosas, como dijo Daniel Caggiani, presidente del PARLASUR, “tienen la mirada geopolítica de Estados Unidos en la región”.
Considero que la misma pobreza de su agenda, no da la talla para remplazar un proyecto regional mucho más amplio y ambiciosos como fue el de UNASUR, que suponía la construcción de la comunidad de naciones del sur, una verdadera agenda de integración regional, sin el tutelaje de los Estados Unidos, que incluía temas como la ciudadanía UNASUR, la convergencia de las agendas en materia de infraestructura y además, tenía un elemento central, que quizá era el que más le molestaba a Estados Unidos, que era el Consejo Suramericano de Defensa en el que por primera vez los ministros de defensa de la región tenían una agenda concertada que trataba de mirar no la confrontación entre países, sino una agenda común para la paz. Por otro lado, es también claro que este nuevo Foro, carece de los mecanismos y fuerza necesarios para resolver problemas políticos en la región como el conflicto venezolano, fuerza que otrora, si tuvo UNASUR.
Es difícil encontrar algo que haga gala de mayor cinismo. Tanto Macri, como Piñera y Bolsonaro, son hijos de los procesos dictatoriales acaecidos respectivamente en cada uno de sus países durante los años setenta.
Al leer la Declaración de Santiago uno debe hacer un ejercicio de contención para no reír, pues el principal de sus puntos operativos literalmente dice que “los requisitos esenciales para participar en este espacio serán la plena vigencia de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales, el respeto del principio de separación de los Poderes del Estado, y la promoción, protección, respeto y garantía de los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como la soberanía e integridad territorial de los Estados, con respeto al derecho internacional”.
Es difícil encontrar algo que haga gala de mayor cinismo. Tanto Macri, como Piñera y Bolsonaro, son hijos de los procesos dictatoriales acaecidos respectivamente en cada uno de sus países durante los años setenta, el propio Bolsonaro, regresando a Brasil luego de la firma de esa declaración, solicitó nada menos que destinar un día a la celebración del golpe militar en Brasil, del cual él formó parte. Ni qué decir del presidente Duque, que lidera el país con más asesinatos de líderes indígenas en la región y es quien además activamente está enterando los acuerdos de paz y el gobierno con más acusaciones de violaciones a los derechos humanos, ante las que, por su puesto, PROSUR hará la vista gorda. Entonces ¿de qué de qué clase de democracia nos hablan? ¿de qué respeto a los derechos humanos?
El nacimiento de PROSUR, las reuniones de Trump con el presidente Bolsonaro de Brasil y la autoproclamación de Guaidó en Venezuela, son todos hechos que responden a una misma agenda internacional.
Piñera, en el discurso formulado luego de la firma de la Declaración, dijo que éste será un Foro “sin ideología, que va a respetar las diversidades y las diferencias que cada pueblo decida al elegir a sus gobiernos”. Nada más difícil de creer, ya que la primera diferencia que no respeta es la que tienen con Venezuela y el deseo de ese pueblo a elegir su gobierno, por tanto, la selectividad, un discurso vacío y eufemístico lo convierten, a pesar de lo que Piñera diga, en un foro absolutamente ideológico con el sello ideológico de la derecha.
El nacimiento de PROSUR, las reuniones de Trump con el presidente Bolsonaro de Brasil y la autoproclamación de Guaidó en Venezuela, son todos hechos que responden a una misma agenda internacional. PROSUR es un eslabón de una cadena de hechos políticos concertados que respaldan el regreso de Estados Unidos a Latinoamérica para reordenar su patio trasero. Estamos ante un retroceso político enorme, volvimos a los tiempos del intervencionismo, de los gobiernos vendidos, de las bases militares, a la intervención de la soberanía regional, proceso que de Pro-sur no tiene nada y, como alguien dijo, PROSUR es más pro-norte que pro-sur.
* Socióloga.
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