Editorial Cambio-.
El candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos de Mesa Gisbert, planteó una “relación plena” con el Gobierno de Estados Unidos si es que gana las elecciones generales de octubre, bajo el argumento de que Bolivia es un “país pequeño” que necesita relacionarse con la “primera potencia del mundo”.
Los vínculos y la dependencia del que fuera vicepresidente de Goni y presidente de la República con el imperio son de larga data, pues quedó demostrado plenamente, cuando fungía como inquilino del Palacio Quemado, que las decisiones sobre el futuro de los bolivianos se tomaban en la Embajada de EEUU en Bolivia.
El 4 de diciembre de 2003, el entonces mandatario envió una carta oficial al entonces presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, en la que le solicitaba que considere la “aprobación y ratificación del Acuerdo entre el Gobierno de la República de Bolivia y el Gobierno de los Estados Unidos de América respecto a la entrega de personas a la Corte Penal Internacional”.
La nota explicaba con claridad: “Todos los nacionales de los Estados Unidos de América, el personal militar que cumpla o haya cumplido funciones en el pasado para los Estados Unidos de América que no tenga la nacionalidad de ese país presentes en el territorio de la República de Bolivia no serán, salvo con el consentimiento expreso del gobierno de los Estados Unidos de América, entregados ni trasladados por ningún medio a la Corte Penal Internacional para ningún propósito, con respecto a los actos u omisiones supuestamente cometidos o que tengan lugar mientras sean o hayan sido parte del personal militar de los Estados Unidos de América”.
La intención de aprobar inmunidad para las tropas estadounidenses desató una ola de protestas en el país lideradas por parlamentarios del MAS y organizaciones sociales como los productores de coca del trópico cochabambino. “Es verdad, si no llegan las tropas, no tengo los 40 millones que me ha prometido la embajada americana”, confesó De Mesa en la reunión en la que participaron Evo Morales, José Galindo y otras autoridades.
Hay más detalles de la relación carnal del candidato de Comunidad Ciudadana con los estadounidenses. De Mesa relata en su blog https://carlosdmesa.com: “El viernes 17 al mediodía, volví a recibir una llamada del Departamento de Estado. Otra vez De Shazo, igual de gélido que el martes, pero con otro discurso (…). Me comunicaba formalmente que podía contar con los Estados Unidos, que reconocerían inmediatamente a mi gobierno y que estaban dispuestos a ayudarme en lo que yo solicitara”.
Al día siguiente, este apoyo se hizo público luego de que el embajador del país del norte David Greenlee anunció que Washington seguiría sin cambios su cooperación con el pueblo y el nuevo Gobierno boliviano, definiendo a Carlos de Mesa como “figura grande en una coyuntura muy importante”.
El 2 de noviembre de 2003, su nuevo gabinete económico viajó a Estados Unidos para gestionar el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) promocionando su Plan Gubernamental 2004-2007, solicitud que fue aceptada. En esos días, el entonces ministro de Hacienda, Javier Cuevas, manifestó que se daría estricto cumplimiento a los programas suscritos con el organismo internacional.
Las relaciones carnales de Mesa con la primera potencia del mundo forman parte de su identidad política y su pertenencia de clase, que quedaron demostradas a lo largo de la historia. Fue una relación desigual, de intromisión, de explotación y saqueo de recursos naturales que tanto daño le hicieron a nuestro país.
La presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, resumió muy bien el perfil de Carlos de Mesa y su relación de dependencia con Estados Unidos: “Es un candidato débil y que si vuelve al Gobierno doblaría sus rodillas ante la Casa Blanca”.
Las relaciones carnales y de dependencia de Carlos de Mesa con la primera potencia del mundo forman parte de su identidad política.
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