abril 25, 2024

La política muestra los dientes: se endurece la campaña del miedo en Argentina

Falta un mes para las primarias, los comicios no definitivos que servirán de gran encuesta previo a las elecciones del 27 de octubre. En un país marcado por la contraposición macrismo-kirchnerismo, los candidatos radicalizan el tono y apelan a «la grieta».

«Macrisis» o pesada herencia, ajuste o corrupción, pobreza o totalitarismo, plutocracia o populismo. El 11 de agosto de 2019 se realizarán las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y en la campaña aumenta la polarización. En Argentina ha muerto la persuasión, sólo existe la disuasión.

Mauricio Macri llegó a la presidencia en 2015 luego de 12 años de Gobiernos del matrimonio Kirchner (2003-2015), impulsado por el desgaste inherente a la conducción política, la inevitable oscilación pendular, la inestabilidad institucional y económica, y la esperanza de millones de argentinos que buscaron un cambio, palabra que sigue siendo clave en el discurso del oficialismo actual.

Pocos aciertos tiene para esbozar el Gobierno luego de casi cuatro años en el poder (2015-2019), más allá de ciertos puntos a favor en materia de transparencia, modernización del Estado, obras de infraestructura y reducción del déficit fiscal. Su consigna, ahora de defensa, sigue siendo la misma: no volver al pasado a toda costa.

«Si se midiera puramente por factores tangibles, puros, vinculados a los muy malos resultados económicos del Gobierno y a la capacidad partidaria de los partidos en pugna, esta es una elección que a simple vista el peronismo debería ganar sin ningún problema porque tiene el poder territorial. La fórmula Fernández-Fernández está respaldada por un partido con fuerte presencia en las provincias y municipios y con el apoyo de casi todos los gobernadores», dijo a Sputnik el analista político Julio Burdman.

La oposición tiene a Cristina Fernández como talismán, ubicada en los márgenes de la campaña para atraer al peronismo no kirchnerista y sus votantes y que representa el núcleo ideológico detrás del movimiento: a la izquierda de Macri está todo.

Sin embargo, la imagen débil de Alberto Fernández como candidato presidencial, las causas judiciales que prosperaron sobre un gran número de miembros del gabinete del kirchnerismo luego de su salida del poder y el rechazo instalado e inamovible a la figura de la expresidenta y a la agrupación política La Cámpora, limitan el discurso de la oposición al rechazo de las políticas económicas del macrismo y a su comparación con otras expresiones de la derecha en el resto del mundo.

«La política, por el contrario, está dominada por los factores intangibles, por la capacidad comunicacional, la construcción discursiva y la eficacia en materia de campaña electoral. Entonces, claramente domina el macrismo porque tiene un gran apoyo de los medios de comunicación dominantes y tiene una capacidad de llegada a la población mayor que el peronismo, que está muy limitado y que es más ingenuo en esta materia», dijo Burdman.

El electorado argentino se encuentra una vez más tironeado entre dos propuestas de Gobierno que no pueden, no quieren y no saben dialogar. El discurso de ambos bandos propone poco y nada salvo el pararse en la vereda de enfrente: la política del anti.

En un escenario donde hay dos modelos de país en disputa, la campaña se limita a profundizar «la grieta», a remarcar los defectos del otro, a hacer foco en el riesgo de votar al contrincante. Eso solo se consigue a través del miedo. El voto del indeciso es el que está en juego, pero no se busca convencer sino intimidar.

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