Por Ximena Roncal Vattuone * -.
Como todos los países latinoamericanos, México no fue la excepción de la implementación de las estrategias de poder del modelo neoliberal y sus nefastos resultados. En lo que se refiere a la salud, la privatización del sector disminuyó las capacidades públicas, desplazando sus responsabilidades al mercado y sus proveedores privados.
Desde el inicio de su mandato, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunció la reestructuración del sistema de salud pública: creó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), con la finalidad de garantizar la atención médica y medicamentos gratuitos a la población sin seguridad social, fundamentalmente en zonas marginadas que son las más afectadas y excluidas por las políticas neoliberales; alentó el otorgamiento de la base laboral a cerca de 80 mil trabajadores de la salud (hoy eventuales); además de concluir la construcción de más de 70 centros hospitalarios. En este sexenio se aprobó un presupuesto de 40 mil millones de pesos adicionales para el sector, en un esfuerzo de ir enmendando las condiciones desastrosas en que el neoliberalismo dejó el sistema de salud pública en México.
Con la crisis del Covid-19, el país enfrenta la pandemia con un plan económico que, sin duda, es y será fuertemente cuestionado por lo grupos opositores que interpretan, analizan, pero no visualizan una realidad social llena de contradicciones, de tensiones y desigualdades y donde sus intereses se ven mermados ante el exhorto del Gobierno de no despedir a los trabajadores y mantener el pago de sus salarios, así como la no condonación de los impuestos a las empresas. Al dirigirse a su pueblo y presentar el dicho plan, el domingo 5 de abril, López Obrador señaló lo siguiente: “Les anticipo que a pesar de los pesares saldremos adelante, porque son más nuestras fortalezas que las debilidades o flaquezas. No olvidemos que la cultura de nuestro pueblo, que no es tan intangible como suele pensarse, siempre nos ha salvado y nos ha permitido reponernos de terremotos, huracanes, inundaciones, epidemias, tiranías, malos gobiernos y de la corrupción, que ha sido la más trágica y funesta de las pestes y calamidades de México”.
El plan económico para remontar la crisis transitoria de AMLO, se fundamenta en principios roosveltianos, con bases en tres elementos: 1) Mayor inversión pública para el desarrollo económico y social; 2) Empleo pleno y honestidad; y 3) Austeridad republicana. Señalamos a continuación las principales medidas:
- El incremento de la inversión pública para beneficiar a más 22 millones de mexicanos a través de los distintos programas sociales y de desarrollo.
- La creación de un programa de inversión pública, privada y social para el sector energético de 339 mil millones de pesos.
- La creación de un fondo de dos millones 100 mil créditos de usos personal, para vivienda y para las PYMES del sector informal y formal.
- La generación de cerca de dos millones de nuevos empleos.
- La devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los empresarios.
- No se incrementan ni crean nuevos impuestos.
- La entrega a los medios de comunicación del tiempo fiscal dedicado a publicidad del Gobierno.
A fin de evitar el endeudamiento, el plan recurrirá a utilizar los ahorros del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios y los recursos de los fideicomisos. Recordemos que a inicios de este mes, mediante un decreto, el Gobierno ordenó extinguir todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica y mandatos, los cuales representan más de 700 mil millones de pesos. Tanto las reservas de dólares como los recursos existentes pueden dar margen a no recurrir, por el momento, a otras instancias de endeudamiento. Esto porque el plan se planteó la continuación del Plan de Austeridad Republicana.
En relación a las acciones de salud para afrontar la epidemia, destacamos la decisión de dejar el asesoramiento y la conducción de toda la estrategia sanitaria a los médicos especialistas y científicos de alto nivel y con vocación social, acción que ha sido incluso reconocida por la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud (OPS). Hasta el día de hoy, México es, después de la India, el país con menos infectados por coronavirus y el tercer país con menos defunciones, por número de habitantes.
El neoliberalismo depredador ha contaminado todo. Sin dudas estamos en momentos de bifurcaciones, donde el futuro deberá cambiar de dirección; no se puede continuar en un planeta con enormes desigualdades sociales, producto de la exacerbada concentración de los ingresos.
Como señala Marisela Svampa, debemos implementar y reconocer la solidaridad y la interdependencia como lazos sociales e internacionales, de políticas públicas orientadas a un nuevo orden social, ambiental y económico, que aborde conjuntamente la justicia social y ambiental, de respeto a la autodeterminación y soberanía de los pueblos.
Finalmente, retomo las palabras de AMLO, ya que estoy segura de que más temprano que tarde nos convocaremos… y convocaremos no solo al pueblo de México, sino a los pueblos del mundo, para darnos abrazos en las plazas públicas.
* Dra. en Economía Política del Desarrollo
Deja un comentario