Por RODDY MARTÍNEZ -.
La respuesta a la pandemia del Covid-19 no puede ser solamente sanitaria. Como se ve a nivel mundial y en Bolivia, las medidas para frenarla deben cruzar transversalmente todos los aspectos de la vida misma: económicos, sociales, políticos e incluso culturales. Los efectos de estas medidas hacen surgir muchas contradicciones y empiezan a develar estructuras que otrora parecían normales para todos, como el carácter privado de la salud, el carácter netamente represivo e irreflexivo del Ejército y la Policía, la falta de información o información filtrada por el monopolio de los medios de comunicación, el uso discrecional de las redes sociales para desinformar, la eficiencia y transparencia del gasto de los recursos económicos de los Estados y otros. Son cuestiones que hoy empiezan a ser interpeladas por una sociedad que no ve en el corto plazo una salida clara de la crisis.
Ante este problema que genera efectos en todos los sentidos de la vida misma, debemos dar una respuesta integral a todas y todos los bolivianos. Para eso, es imprescindible y fundamental contar con un gobierno fuerte, legítimo y capaz; no para que resuelva la crisis, ya que sería prácticamente imposible que lo haga de forma aislada y autónoma sin el conjunto de la sociedad, sino, para que sea la bisagra, el articulador y factor de unificación de todas las fuerzas y organizaciones vivas de la sociedad boliviana, porque ante situaciones adversas siempre debe primar la unidad y la solidaridad, esto es simple hasta por sentido común. Solo la unidad nos permitirá salir de mejor forma de la crisis.
Objetivamente, el régimen de Áñez carece de este poder de movilización y articulación de la sociedad, no cuenta con la base social o la estructura de organizaciones populares que todo gobierno mínimamente crea para tomar el poder; se hizo del Gobierno de forma accidental y circunstancial, es un gobierno que entró para una breve transición y no es producto de una elección democrática. Esa es la virtud de la democracia popular, te obliga a construir el poder desde abajo, ganando distritos, juntas vecinales, alcaldías, gobernaciones, apoyos sindicales, de confederaciones, COB, Csutcb, movimientos sociales, cívicos y ciudadanos; todos, parte del grueso de la población que la cuarentena afectara de forma directa y con los que es imperioso tener ese vínculo social.
Por el contrario, su ascenso al poder fue por imposición y autonombramiento, pasó por encima de la Asamblea Legislativa, al sesionar sin quórum, fue posesionada por militares y con tanquetas en las calles, en medio de masacres a decenas de bolivianos, generó incluso el descontento de una parte de sus seguidores, al sentirse traicionados por utilizar la transición para hacerse del poder y convertirse luego en candidata a la Presidencia. El asalto del Estado, su alejamiento del mandato del pueblo y la Constitución, la dirección de la política exterior de forma unilateral, el despido de funcionarios, los actos de corrupción que desgastaron en corto tiempo su imagen, entre otros, marcan a fuego el destino y las limitaciones que tendrá y tiene la dictadura frente a la crisis generada por el Covid-19.
Este gobierno propone demagógicamente que juntos saldremos de la crisis, plantea hipócritamente la “unidad” como una fachada en cada spot publicitario o mensaje presidencial, una quimera. La unidad resulta inviable para el régimen transitorio, debido fundamentalmente a que apostó en el momento de mayor crisis política y sanitaria de los últimos años, por una candidatura sin pies ni cabeza. Se le culpa de embriagarse de poder, de engañar al pueblo al no cumplir con el mandato transitorio que se le dio, pero más allá de la connotación política negativa de sus actos deplorables, oficialistas y opositores debemos exigir que mínimamente sea responsable y capaz de defender nuestras vidas y manejar la crisis, porque de no hacerlo significaría para toda Bolivia, muerte, hambre y desempleo en proporciones alarmantes.
El régimen de facto, ahora candidatura de Áñez, tuvo una red organizativa concreta para el ascenso al poder, compuesta por FF.AA., Policía, apoyo norteamericano, estructura cívica, oligarquía financiera y agroindustrial, y algunos sectores extremistas y racistas de clase media; pero esta red es endeble e inoperante frente a la crisis actual. Áñez tiene al Estado y sus ministros, el presupuesto estatal y el poder que eso significa, tiene a las fuerzas represivas de la juventud fascista, militares y policías (a quienes por ser claves para su ascenso al poder les dio un incremento salarial en plena crisis y escasez de presupuesto para insumos médicos), y tiene una escasa red de apoyo social en algunas clases medias acomodadas, apoyo que se debilitó por su postulación e intereses políticos personales.
Alguien sabe, ¿qué están haciendo estas fuerzas organizadas de la sociedad que fueron actores de desestabilización y agitación social?, ¿dónde está Waldo Albarracín, que dio infraestructura, logística y presupuesto para mantener a grupos de choque paramilitares en la Universidad? ¿Dónde están los comités cívicos que repartieron comida para mantener más de un mes a toda una ciudad paralizada por un paro cívico, como es el caso del Comité Pro Santa Cruz? ¿Alguien sabe qué es del Conade y la Apdhlp? ¿Qué fue de las organizaciones ciudadanas que se organizaban para hacer vigilias y cocinaban para policías y militares? ¿Qué fue de los grupos paramilitares de motoqueros que pegaban campesinos y los botaban de las plazas de las ciudades? Estos grupos pueden apoyar al pueblo en este momento de necesidad, pero ¿por qué no lo hacen de la misma forma?
Toda esta red de apoyo de Áñez resulta inútil ahora, porque actuaron siempre tras sus propios fines políticos y económicos; como dijeron algunos empresarios y cívicos con el mayor descaro, esto es una “inversión” para nosotros (refiriéndose al paro cívico). Otros grupos se organizaron para tener réditos políticos de candidaturas en futuras elecciones, pero ahora, llegado el momento de la verdad, de la solidaridad ¿dónde están todos? Aquí se muestra claramente que la plataforma armada para el ascenso de Áñez no puede responder a esta crisis. No es solamente su incapacidad persé (de Añez), es también su falta de base social y popular que le permita actuar.
Es tan importante el respaldo de las organizaciones vivas de la sociedad, porque te permite hacer frente de mejor manera a la crisis, generar no solo unidad sino planificación y eficacia en las medidas adoptadas. Por ejemplo, en la cuarentena surge un tema central al cual no podemos rehuir y es el tema del abastecimiento de alimentos en los mercados sin elevación de precios, es decir, mantener canales de abastecimiento alimentario, evitando el contagio en mercados, controlando la inflación y manteniendo el poder adquisitivo de las personas que fue afectada negativamente en sus ingresos debido a la cuarentena.
La confederación de campesinos en Bolivia, con su estructura nacional y sus nueve federaciones departamentales, debería ser llamada por el gobierno transitorio a coordinar el abastecimiento con los productores directos de alimentos en el país, Áñez no los convoca por las fricciones políticas existentes, no les dota de ningún mecanismo de bioseguridad, más bien se les impide el tránsito y por tanto la venta de sus productos, perjudicando a los productores y a la población en general, que es la consumidora de los alimentos. Las FF.AA. que cada día simplemente salen a las esquinas a pararse y que tienen el monopolio del transporte debieran garantizar redes de comunicación productor-mercado para evitar el agio y la especulación. El tema de control de la cuarentena en el régimen de Áñez debiera tratarse con las Fejuves, juntas vecinales y distritos para apoyar a los ancianos en los barrios o familias en excesiva necesidad.
La COB jamás fue convocada por este régimen para planificar en coordinación con sus nueve centrales departamentales, fabriles, médicos, maestros, trabajadores, la dotación de elementos de bioseguridad para las fábricas y así evitar que sean focos de infección. Áñez no se reunió con el empresariado nacional PYMES, para organizar la producción nacional en temas de bioseguridad, al menos cuestiones básicas como producción de alcohol en gel, barbijos y guantes, la Caja Nacional de Salud, podrían ser aliados en el uso de hospitales de la CNS con la COB y con Casegural, y muchos ejemplos más.
Por eso afirmamos con absoluta claridad que este gobierno no será capaz de garantizar la unidad, su declaración de unidad resulta simple retórica electoral, vacía y sin sentido, sus condiciones objetivas de ascenso al poder le impiden hacer frente a la crisis y lo convierten en la peor opción que podríamos haber tenido los bolivianos en este momento. Pero todavía hay esperanza, las fuerzas vivas de la sociedad podrían contribuir a salir de la crisis, pero para ello, aunque el Gobierno no lo desee, debe abandonar la estrategia de aislarse solo para no dar palestra a los enemigos políticos como Camacho, Mesa o Arce. No le queda otra, que dejar a un lado la desconfianza, el cálculo político, el egoísmo y el protagonismo mediático, debemos demandar la convocatoria a una Cumbre Social conformada por todas las fuerzas políticas y movimientos sociales del país, Áñez debe abandonar su franca lucha electoral contra los movimientos sociales, aunque estos sigan con el MAS.
Pero si sigue gobernando como candidata toda ayuda, error, acierto o desacierto estará siempre viciada por el cálculo político. La candidatura del actual régimen constituye un freno insalvable para la unidad que el país requiere frente al Covid-19, debe dejar de actuar urgentemente como candidata y afrontar su rol de gobierno transitorio, llamando a una cumbre social con todos los actores, en especial sectores populares y productores del campo como la COB, Csutcb, Casegural, Sirmes, Fejuves. No debe solo reunirse con los profesionales médicos, debe bajar a reunirse con los trabajadores de base, enfermeras, personal de apoyo, de aseo y limpieza, trabajadores, campesinos, para atender sus demandas y organizar la defensa de la sociedad frente al virus y la posterior reconstrucción nacional. La unidad es el camino, porque #solo el pueblo salvará al pueblo.
*- Miembro del Frente Revolucionario para el Cambio (FRECAM)
Deja un comentario