Por Pablo Zárate Espinoza
«Les hablo como Presidenta que enfrentó y venció a la más violenta y temeraria ofensiva de los grupos violentos que se autodenominan erróneamente como movimientos sociales, y ellos no volverán (…). Estos grupos quisieron robarnos la democracia, pretendieron burlarse de la voluntad de los bolivianos e intentaron doblegar la valentía de los bolivianos»[1]
De esta manera Añez tomaba partido por aplastar a sangre y fuego a los movimientos sociales al decidir que “no volverán”, y fueron los momentos más perversos de la derecha, porque al unísono coreaban su victoria sobre el pueblo boliviano a costa de la sangre derramada en Senkata y Sacaba.
Los medios de comunicación social, sirvientes de la antinación, retorcían la realidad al intentar demostrar que esa sangre derramada era una victoria popular; pero esta propaganda dominante y mentirosa fracasó porque no tenía el sustento de la ignorancia y la estupidez, a pesar de la cantaleta de llamarnos salvajes, ignorantes, sediciosos. Así, la derecha y sus medios de comunicación se esforzaron por repetir las lecciones de sus maestros los nazis que «estaban convencidos de que en nuestro tiempo el hacer el mal posee una morbosa fuerza de atracción» (Borkenau F.).
Pero esa victoria basada en la violencia y el racismo fue momentánea mientras puso en marcha y movimiento a todos los que podían estar en torno de ellos, pero ese fanatismo se rompió cuando la derecha dejó en la estacada a gran parte de la clase media con medidas económicas que solo traen y anuncian empobrecimiento y desempleo. Peor aún, esa fuerza pura y bruta del número de los llamados pititas se resquebraja, porque no tienen un interés común y colectivo, y si ahora la derecha toma la decisión de enviarlos a reprimir al pueblo, no se conmoverá el ver que sus “hijos” sean devorados por la fuerza de las masas que aspiran a conquistar derechos colectivos y comunes.
Con Añez o sin Añez no sabemos en qué manos está el poder, Añez y sus cuatro pendencieros (Murillo, López, Marincovic y Nuñez) han optado por apoyarse en los pocos militares con mentalidad de dictadura, en dirigentes oligárquicos y racistas, y en los medios de comunicación social, este el poder de la derecha que se expresa como dictadura, pero que quizás ni representa a toda la clase dominante y solo refleja la angurria del poder por el poder.
Por esta razón, todo hace pensar que la derecha está optando por otros caminos, Camacho asume que la traición de Añez, al postularse a la presidencia, es una factura que toda la derecha lo está pagando caro y que solo le queda dos caminos: el repliegue táctico o la inmolación de sus huestes paramilitares; Tuto, hombre extraño de nuestro país, espectador atónito de lo que ocurre no se ha pronunciado, pero lo más probable es que conspire con la embajada y, por último, Mesa, el que apostó junto a Goni por una democracia oligarca, que como historiador reforzó este sistema de desigualdad y racismo, observa atónito y le espanta lo que ve, nuevamente la indiada en pie de lucha le hace dudar si afronta o no un futuro político que está marcado por los ojos de hombres y mujeres que encarnan la memoria larga, esta memoria que está en los bloqueos y que no está dispuesta a seguir soportando el racismo y la violencia.
Estamos asistiendo a la desnacionalización de la economía, ahora estamos en las garras del FMI, hay una ocupación del gobierno por parte de croatas que están dispuestos a dividir el territorio nacional, se acerca una ocupación por parte de transnacionales de nuestros recursos naturales, pero también está la presencia continua del autoritarismo y el totalitarismo, todo esto para acostumbrarnos a tener una mente colonizada. El rostro que adquiere históricamente la derecha es el rostro del racismo, y hasta ahora no podemos resolver si el blanco es un problema para el indio, o el indio es un problema para el blanco, todo porque la derecha nunca tuvo la decisión de construir la Nación.
Lo que sí es incuestionable que los indios, los trabajadores, los estudiantes, las amas de casa populares, las vendedoras, siempre pusieron el hombro, la sangre y la vida para la Nación y todo porque la derecha ha sido incapaz de cumplir su tarea como burguesía: disminución de la desigualdad y la pobreza; industrialización y desarrollo; dignidad y soberanía; por esta razones la derecha jamás podrá reclutar tras suyo a la mayoría del pueblo.
Hoy el ejército sufre la presión natural de un acontecimiento superior, los oficiales se preguntan cuál es la razón para que la derecha le asigne un destino ciego, este papel miserable de represor del pueblo; además, los militares no pueden romper los lazos con la vida común y con la sensibilidad del pueblo, que es lo que representa la tropa; pero tampoco el ejército no puede dejar de ser una institución de clase y esta característica quizás le obligue a actuar, como siempre lo hizo en crisis políticas, como aparato represivo.
Añez, Mesa, Tuto, Camacho, como partido fascista han mandado a sus huestes paramilitares a reprimir, humillar, golpear a los que no son diferentes a ellos: los indios. No se llega a comprender porque estas actitudes mil veces repetidas por despojar la dignidad de los indios.
Este es el problema no resuelto por la derecha que manejo 191 años el país, los q’aras nunca nos han considerado sus iguales; ha llegado la hora de resolver este problema histórico, los movimientos indígenas y populares han sabido recoger las enseñanzas de la derrota de noviembre, y ahora las masas son más que un grupo minoritario que nunca nos aceptó en nuestro territorio.
¡¡FUERA LOS CROATAS Y OLIGARCAS DE NUESTRO TERRITORIO!!
¡¡POR LA MEMORIA DE NUESTROS MUERTOS!!
¡¡POR LA RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA!!
- Colectivo Warmi Larama
[1] https://www.paginasiete.bo/nacional/2020/3/5/anez-enfrente-venci-grupos-violentos-ellos-no-volveran-248667.html
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