Por América Maceda Llanque-.
El caminar de nuestros pueblos en la historia está ligado a una serie de hechos que configuran al patriarcado actual como un sistema mundial de dominación basado en la explotación, la opresión, la discriminación, la violencia hacia la humanidad, hacia la hermana y madre naturaleza.
Por una parte, la invasión colonial, caracterizada por la ocupación territorial, el extractivismo, el racismo, la discriminación y el desprecio a las culturas ancestrales de Abya Yala (América Latina), ha servido para instaurar el sistema capitalista de explotación y de acumulación de la riqueza en pocas manos, a esto se suma el colonialismo interno que refuerza el imaginario colectivo y alienado de que todo lo que llega del norte es mejor.
El imperialismo norteamericano se caracteriza por la invasión y la ocupación militar de territorios para el dominio y control de los recursos naturales. Ha sido antesala para instalar el neoliberalismo en la región como forma de organización política y económica.
Es así qué en Bolivia, al igual que en muchos países de América del Sur, se instauran en los años 70 gobiernos de facto mediante golpes de Estado militares, que garantizan el control de los recursos naturales en favor del imperialismo. Esta política es precursora de la instalación del neoliberalismo a través de una democracia pactada, donde partidos políticos se turnan el poder para la administración del Estado, nuevamente en favor de los intereses extranjeros, a espaldas del pueblo y siempre serviles a Estados Unidos.
La política de los Estados Unidos hacia Bolivia y Abya Yala, ha sido el imperialismo y posteriormente el neoliberalismo, esta no ha variado entre la administración republicana o demócrata. Las pocas diferencias entre ambos es que, como lo demostró Trump, los republicanos ejercen su poder de manera directa y sin disimulo, en cambio los demócratas se hacen a los demócratas, pero la política es la misma.
Romper con esta relación de dependencia e intromisión política de los Estados Unidos en Bolivia ha sido fundamental para la construcción del Estado Plurinacional. Y esto ha sido posible gracias a la lucha del pueblo, a nuestras reivindicaciones de dignidad y soberanía, que logró instaurar un gobierno del pueblo por la vía democrática liderado por el Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), que es más que un partido político un instrumento político de las organizaciones y movimientos sociales.
13 años y 10 meses duró el gobierno del Proceso de Cambio a la cabeza del hermano Evo Morales, donde el pueblo boliviano recuperó la dignidad y la soberanía, el sentirnos orgullosas y orgullosos de dónde venimos, de quiénes somos, de nuestros orígenes, un proceso que dio esperanza para el futuro y consolidó la estabilidad económica, política y social en el país, y que es reconocido como un ejemplo de lucha para los pueblos del mundo.
Pero por supuesto no todo fue perfecto, somos un pueblo con aciertos y con errores, como cualquiera, por tanto, nuestro Proceso de Cambio también tuvo sus errores, no solo cometidos por el gobierno del MAS-IPSP, sino también por las organizaciones sociales. Errores que fueron usados por la derecha fascista para darnos un golpe de Estado cívico, policial y militar en noviembre de 2019.
Casi un año sufrimos el embate del golpe patriarcal, fascista, racista, machista y misógino, donde las mujeres, y sobre todo las mujeres indígenas de pollera, fueron sistemáticamente atacadas y golpeadas por actitudes y prácticas fascistas de grupos organizados y grupos paramilitares en el país.
Este golpe de Estado y fundamentalmente el golpe al pueblo boliviano, tenía el objetivo de controlar nuevamente desde el imperio el litio, pues se disputa la posibilidad de beneficiarse de este recurso para seguir acumulando. Es decir que el golpe tuvo un interés imperialista y neoliberal transnacional movido por la política intervencionista de Estados Unidos.
Con los resultados de las elecciones en Estados Unidos, dentro un sistema poco democrático de elección de autoridades, Joe Biden es el ganador, quien fue el vicepresidente de Obama, en cuya administración demócrata del gobierno de ese país, teniendo un afromaericano como presidente, fue una gestión con políticas de intromisión en Bolivia.
El cambio de gobierno en aquel país, ya sea en manos de demócratas o de republicanos, no nos auguran grandes cambios, pues ambos, a su manera, tienen una política patriarcal, fascista, imperialista y colonialista hacia América Latina, hacia Abya Yala, hacia nosotros los pueblos indígenas originarios e incluso hacia los propios pueblos indígenas originarios de su país.
El triunfo simbólico de Joe Biden frente Donald Trump, no nos generan ninguna esperanza para Bolivia y para los pueblos de Abya Yala, pero aprendimos durante el Proceso de Cambio que las relaciones internacionales las definimos los pueblos, independientemente de los gobiernos, pues en el caso boliviano, quién otorga el poder es el pueblo, es por eso que nuestras relaciones con las hermanas y hermanos del pueblo estadounidense y de las naciones y pueblos indígenas originarios del norte las entablaremos de manera directa con la esperanza de construir el mundo que soñamos.
¡Hasta la comunidad, siempre!
• Feminista comunitaria
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