Por Soledad Buendía Herdoíza -.
La crisis generada por la pandemia de Covid-19 ha afectado de manera particular y diferenciada a las mujeres, no solo están más expuestas por encontrarse en la primera línea de atención en los servicios médicos, sino que enfrentan condiciones laborales complejas con largas y extenuantes horas de trabajo, recibiendo ingresos menores que sus pares hombres. El 73.2 % de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres.
Las mujeres durante el confinamiento obligado han tenido que encerrase con sus agresores, potenciando las posibilidades de sufrir todo tipo de violencias y sin mecanismos adecuados de denuncia y atención de emergencia.
La ausencia de políticas con enfoque de género aplicadas de manera integral, hacen que los niveles de violencia y los femicidios hayan aumentado y sigan en la impunidad.
Adicionalmente, las condiciones laborales para las mujeres empeoraron, al igual que la precarización del empleo, el desempleo femenino aumentó de forma alarmante.
La tasa de participación laboral de la mujer en Latinoamérica, según la Cepal, se sitúa en 46%, mientras que la de los hombres está en 69%. La tasa de desempleo femenino se elevó al 22.2%. Hoy 118 millones de mujeres en la Región se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que antes del inicio de la pandemia.
El trabajo doméstico no remunerado ha golpeado a las familias y son las mujeres que han asumido las responsabilidades que conlleva, pues el trabajo doméstico remunerado cayó en 24.7 % en Latinoamérica, siendo Brasil Chile y México los países con porcentajes más elevados.
La economía del cuidado debe ser una prioridad en las políticas públicas para la reactivación económica, es indispensable para resolver las inequidades existentes y que se han profundizado por el Covid-19 que los gobiernos y organismos internacionales visibilicen de manera adecuada esta problemática, pues hemos retrocedido una década en lo que a Derechos Humanos de las mujeres se refiere.
Una mirada interseccional y acciones afirmativas en políticas fiscales, laborales, económicas, productivas y sociales son indispensables; medidas de contención para mujeres cabezas de familia aportarán en la reactivación siempre que se las incluya en sectores dinamizadores de la economía.
La salida de la crisis sanitaria sin una mirada particular hacia las mujeres se vuelve imposible.
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