septiembre 21, 2023

Reyes Villa: la política del odio y el garrote y su última acción

Por Boris Ríos Brito-.


Sorprende de sobremanera que un personaje tan macabro como Manfred Reyes Villa Bacigalupi tenga algún apoyo en Cochabamba con su ilegal candidatura a la Alcaldía. Pareciera que maquillaje, tinte de pelo y cirugías plásticas pueden borrar los rasgos de un personaje anodino que regó dolo y sufrimiento a nuestro pueblo y que incluso logró ser candidato por encima de la normativa electoral recibiendo, al parecer, el apoyo de algunas malas autoridades.

Para quienes vivimos de a pie, cumpliendo lo que dictan las normativas, no nos queda otra opción que tratar de que el señor Reyes Villa sea desnudado como lo que es, pese a las ingentes cantidades de dinero que debe inyectar para pagar propaganda y cobertura de los medios de comunicación; pagar a quienes atienden sus cientos de casas de campaña; a quienes pintan indiscriminadamente su nombre y sus signos en las paredes de la ciudad y pagar las grandes cantidades de materiales de esos colores que quieren fingir no ser conservadores.

De milico a empresario

Con 65 años declarados, Reyes Villa nació en 1955. Su primera carrera fue la militar, misma que inició en 1973, en pleno régimen militar de Hugo Banzer.

Con buenos vínculos con los Estados Unidos, fue a cursar la sanguinaria Escuela de las Américas en 1976, durante la aplicación del Plan Cóndor, que buscaba el exterminio y erradicación de la protesta social y cualquier vestigio de sentido anticapitalista en subordinación plena a la potencia del norte y que causó la desaparición, tortura, encierro, vejación y muerte de miles de personas en esta parte del hemisferio.

Reyes Villa, según sus acólitos, dejó la institución militar “por razones personales” en 1986 y migró a Estados Unidos, lugar donde conformó una empresa y estuvo en otras tantas de distintos tipos. Según explicó en alguna entrevista, su fortuna la forjó en esos años.

Político y alcalde de Cochabamba: “Roba, pero hace”

Solo cuatro años después de ir a “amasar” fortuna, Reyes Villa retorna en 1990 a Bolivia para hacer política, ubicándose en el partido del exdictador Banzer, la Acción Democrática Nacionalista (ADN), llegando a ser concejal. En 1993 fundó su propio partido Nueva Fuerza Republicana (NFR), con el que fue alcalde de Conchababa por cuatro periodos consecutivos (1993 hasta 2000), cuando se alejó en vista de su “postulación” a la presidencia y la grave crisis que afrontó con la llamada Guerra del Agua, que abordaremos más adelante. En el lenguaje popular y frente a la pobreza de gestiones pasadas, la frase de “roba, pero hace”, caracterizaron las cuestionables gestiones ediles de Reyes Villa.

El 2002 fue candidato a la presidencia por NFR, obteniendo el tercer lugar, después de Evo Morales y Gonzalo Sánchez de Lozada. Como ningún partido obtuvo la mayoría absoluta, NFR pasó a formar parte de una “megacoalición” de derecha que ungió como presidente a Sánchez de Lozada, cuya gestión se caracterizó por el constante cuoteo del aparato estatal para mantener el equilibrio de gobernabilidad bajo el programa de la implementación del neoliberalismo en el país, lo que básicamente representaba la privatización de las empresas estatales y la entrega a las transnacionales de los recursos naturales a precios de “gallina muerta”.

En 2005, Reyes Villa logró ser electo prefecto del Departamento de Cochabamba, en abierta oposición al Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, que obtuvo mayoría absoluta para ungirse como presidente. Desde su nueva trinchera, Reyes Villa articuló con sectores de ultraderecha en todo el país una ola conservadora que buscaba el desmembramiento del territorio nacional al conformarse la Media Luna. Entre las arengas que llamaban al enfrentamiento, Reyes Villa gritó eufórico: “Adelante Santa Cruz con su independencia”.

El clímax de la arremetida derechista que representaba Reyes Villa en Cochabamba se vivió el 2007 cuando, cansados del constante hostigamiento, las organizaciones y movimientos sociales urbanos y rurales del departamento pidieron su renuncia, tomando pacíficamente algunas arterias principales de la ciudad. Fue en este contexto que se conformaron grupos paramilitares y parapoliciales con la tarea de “echar a los indios de la ciudad”, a la cabeza de Reyes Villa. Se puso en marcha, con otros actores viles como Arturo Murillo, una acción callejera que enfrentó a civiles contra civiles, frente a la mirada complaciente de la Policía. El “enero negro” constó de bates, escudos artesanales, armas de fuego y otros insumos de odio de la “blanquitud” contra ramas y banderas de los “indios movilizados” que ocupaban la ciudad blanca, “ajena a ellos”, el resultado fue la muerte de Juan Tica Colque, el 11 de enero, a manos de las balas de Alex Rosales, de quien se dice tuviera nexo directo con Reyes Villa. También murió ese día el joven Christian Urresti, en un hecho hasta ahora no esclarecido; y días después, producto de la furia racista, Luciano Colque, otro “indio”. No solo se abrió una herida horrenda en la ciudad de Cochabamba, sino que se iniciaba una nueva forma de acción derechista con la acción de sectores ultraderechistas civiles radicalizados.

Frente a la caída de la intentona golpista de ese periodo, con una acción cívico-prefectural que incluyó el intento de generar las condiciones para acciones armadas de mano de mercenarios extranjeros de ultraderecha en 2008, en el referéndum revocatorio Reyes Villa fue revocado de su cargo con el 64.81% de los votos.

Fugado y promoviendo el enfrentamiento

Sin legitimidad y con una derrota política (y militar) de envergadura, Reyes Villa recurrió a fugarse del país y volver rápidamente para repetir una vez más su intento de ser presidente en las elecciones nacionales de 2009, donde el MAS se impuso con el 64.22%.

Con esta derrota, Reyes Villa se fugó de Bolivia y pidió asilo a Estados Unidos, país donde permaneció alrededor de 10 años y de donde trataba de mantenerse en vigencia mandando mensajes y siguiendo y apoyando a los grupos de ultraderecha contrarios al Proceso de Cambio.

Su último aporte a la democracia del odio fue con los grupos paramilitares y parapoliciales cochabambinos que cometieron, según el registro de redes sociales, abusos contra las mujeres de pollera y contra cualquier vestigio de lo popular. No en vano Reyes Villa fue recibido por estos grupos motoqueros cuando regresó al país y buscó por todos los medios legalizar su ilegal candidatura.

Candidato ilegal para la derechización de Bolivia

De alguna forma, aún no esclarecida, Reyes Villa consiguió algunos fallos favorables que violan por completo la normativa actual al permitírsele estar fuera del país por 10 años, cuando la legalidad expresa explícitamente que debe tener por lo menos dos años de residencia permanente en el territorio en el que postula y que tiene que haber una relación directa entre el lugar de su última votación con la postulación territorial que pretende buscar. Asimismo, y aún más importante, se encuentra el hecho de que Reyes Villa tiene cuentas pendientes con el Estado, tiene sentencias por enriquecimiento ilícito y otros aspectos aún no resueltos y algunos con condenas condenatorias que recientemente se han ejecutado.

Pero, como si la Justicia fuera dependiente de Reyes Villa, aún se le ha permitido participar en las juntas electoral, sin haber resuelto sus cuentas pendientes, sin haber residido en el país los últimos 10 años y habiendo votado en Tiquipaya y despreciando ese municipio, se le permite ser candidato por otro municipio, el de Cochabamba. Cabe lugar para preguntarse ¿de qué privilegios ha gozado Reyes Villa? Y ¿por qué la Justicia y las instancias electorales lo han ido favoreciendo?

Sin duda, otro aspecto que llama la atención es el hecho de que Reyes Villa ha puesto en marcha una inusual campaña electoral, con ingentes cantidades de dinero, con personal al parecer pagado, con cientos de materiales y con campaña directa en los medios de comunicación. ¿De dónde viene este dinero? ¿Por qué Reyes Villa está desplegando de esta forma desproporcionada esta campaña?

La hipótesis que parece más coherente es la de que Reyes Villa pretende utilizar a Cochabamba para llegar a la silla presidencial y conquistar su anhelado sueño de ser Presidente de Bolivia, pero toda su vida y su vocación conservadora y servil a los intereses extranjeros nos muestran que su proyecto es el del modelo neoliberal, las privatizaciones de las empresas estatales y de los recursos naturales y el servicio pleno a los intereses de Estado Unidos.

Con la inminente inhabilitación de su ilegal candidatura, Reyes Villa, aunque sin mucho éxito, parece apostar por azuzar a los sectores derechistas de Cochabamba, pero no parece darse por enterado que una campaña inflada siempre se desinfla con los votos. Reyes Villa está de regreso para conflictuar el país, mientras las necesidades del pueblo apuestan a la estabilidad política, social y económica.


  • Sociólogo

Sea el primero en opinar

Deja un comentario