Por Carlos Aznarez-.
Convocar a Joao Pedro Stedile, referente del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, es saber de antemano que todo lo que diga va a estar respaldado por una práctica de años junto a las masas campesinas, pero también como hacedor indispensable de alianzas políticas de izquierda anticapitalista. Con él quisimos hablar de la situación actual de su país, sumergido en una crisis sanitaria gravísima y otra más derivada del descalabro producido por el pésimo gobierno de Jair Bolsonaro.
¿Qué análisis están haciendo sobre los recientes cambios producidos por Bolsonaro en su gabinete?
Como sabes, Brasil vive su peor crisis de toda la historia, que deriva del modo de producción capitalista, y esa crisis se profundiza en la economía, en lo social, el medio ambiente y ahora en la salud pública, lo que ya nos costó 305.000 muertos. Estos últimos días volvimos a alcanzar el peor ranking con alrededor de 3900 muertos en un día, en San Pablo son 1000 muertos por día. Una tragedia. Tengo un hijo que trabaja en emergencias en el hospital público del país, y el pobre cada día nos cuenta más tragedias. Faltan medicinas de todo tipo, no sólo oxígeno. Hay 6 mil personas haciendo cola, esperando entrar al hospital. Ese es el escenario, frente a esto, el gobierno de Bolsonaro se involucra más en sus propias mentiras. Por otra parte, en las últimas semanas se produjeron varias novedades en el campo de la burguesía, dando señales que no lo soportan más. Publicaron una carta 400 empresarios, poniendo a Bolsonaro contra la pared. El agronegocio, que nada en dinero, tuvo la fuerza de cambiar al canciller, lo que es una novedad positiva, porque el nuevo canciller es de centro, un funcionario de carrera.
También hubo relevos importantes en las cúpulas de las Fuerzas Armadas.
Sí, también los milicos, ¿qué pasó? Hubo tensión grande en la base ideológica bolsonarista por un episodio en Bahía: una diputada y coordinadora de una comisión intentó sublevar a la policía militar de Bahía, gobernación que es del Partido de los Trabajadores. Eso generó tensión con los militares, Bolsonaro salió golpeado: “salgo, pero salgo con la cabeza herida”; porque las FFAA pertenecen al estado brasilero y no al gobierno. Nosotros, que entendemos la lectura, comprendemos que las FFAA dependen de la burguesía y no del gobierno de Bolsonaro. El estado es burgués. Como paso siguiente, los comandantes del ejército, la marina y aeronáutica se auto-disolvieron. Esos señores fueron reemplazados, pero está claro que aumentó el aislamiento de Bolsonaro. La crisis militar reveló que él pierde cada vez más respaldo, por lo menos del oficialismo de los militares. De ahí, que vuelve a tener posibilidades reales la iniciativa de un impeachment o juicio político.
Queda claro que hay sectores dentro del Ejército y las otras fuerzas, que apoyan a Bolsonaro y hay otros que lo rechazan. Pero a la hora de desplazarlo, ¿pueden apelar a dar un golpe?
Acá las FFAA con mucha dificultad expresan sus opiniones políticas, distinto de las tradiciones de Argentina, Uruguay y Chile. Por lo que se sabe, se podría decir que hay dos corrientes, aunque no organizadas, pero hay un sector que son lo que están en el gobierno. Son 8700 militares de todas las armas, que están en el gobierno, por oportunismo, “los lúmpenes”, porque fueron al gobierno para obtener ventajas, pero no fueron por sus comandantes, fueron ahí por alguna amistad. Un general que asume el ministerio luego trae su gente, incluso soldados que se vuelven funcionarios del ejecutivo. Hay otra gente que está en los cuarteles y se sabe de que ya existen contradicciones provocado por esto, porque la gente de los cuarteles, que está cumpliendo con sus obligaciones tiene los mismos sueldos, solo que sus colegas que se fueron para el Ejecutivo acumulan dos sueldos y otras ventajas. Entre ellos empieza a haber un cierto distanciamiento. La segunda contradicción son las tonterías y mentiras de Bolsonaro. Hace unos días se celebró en Brasil, el 1 1 de abril que es el «día de la mentira», y los periódicos hicieron cálculos que, en este periodo de un año, Bolsonaro dijo un promedio de tres mentiras por día, y siempre alardeando de su rol como capitán del ejército. La contradicción es que sus mentiras, su idiotez, su mediocridad ya empieza a incomodar a sus pares. Para la simbología popular, Bolsonaro es militar, y por eso él es la expresión de la mediocridad militar. A eso los expone a sus colegas y esto es lo que los enoja con él.
Incluso hubo algunas voces uniformadas protestando por la ausencia de medidas correctas frente al Covid.
El problema del COVID: conocí un general gaucho que fue ministro y comandante del sur en tiempo de Vilma, el hombre tenía 64 años, murió de COVID en el Hospital militar. La familia de este militar empezó a decir que esto no era mentira. Ahora exigen vacunas, oxígeno. La contradicción de la ampliación de los muertos se lleva a la familia militar y eso los deja pensando. Esas son las contradicciones que estamos enfrentando. Con este gobierno, la lectura muestra que la inestabilidad y la crisis gubernamental se profundizará más cada semana.
Supongo que a la gente humilde que sufrió las consecuencias de lo que fue la dictadura del 64, no les habrá caído nada bien el comentario del ministro de Defensa elogiando el golpe militar de ese momento.
La gente pobre de Brasil, los 60 millones de trabajadores que están alejados de sus derechos, no tienen trabajo, no tienen renta, tienen también un bajo perfil de educación política. Por eso, el 25% de los que votaron a Bolsonaro declararon que si Lula hubiera sido candidato lo hubieran votado. Entonces, el 25% del electorado no diferencia entre Lula y Bolsonaro. En esa realidad, nosotros percibimos, gracias al trabajo que hicimos en la periferia de la ciudad, que ellos están preocupados en sobrevivir. No les importa la política, quieren hablar del precio de la comida, del empleo, de la renta de emergencia que precisan y de cuidarse del COVID. Esos son los temas de la gente pobre, a los 60 millones les preocupan el día a día. Por eso les cayó bien que Lula regrese a la escena política. Con su discurso histórico de hace 10 días llegó bien a la base, porque Lula habló de las necesidades del pueblo, de que Brasil no puede pasar por estas dificultades. Tenemos una economía fuerte y tendremos que garantizar renta, comida y medicinas para todos. Entonces, la gente se dio cuenta de que podríamos haber tenido un gobierno diferente y soluciones diferentes para los problemas gravísimos de ahora.
Esto significa que hay un clima propicio para que Lula siga en carrera y que pueda llegar a ganar las elecciones.
El escenario electoral está todavía un poco lejos, ya que la votación será en octubre de 2022. Pero la recuperación de los derechos políticos de Lula, la condenación del Supremo Federal a (el ex juez) Moro, puso de nuevo a Lula en el tablado de la lucha electoral. No hay posibilidades jurídicas de revertir sus derechos,así que Lula es candidato. ¿Cuáles fueron las consecuencias de su candidatura? Primero, logró unificar la izquierda. Hasta hace un mes, había varios que querían ser candidatos, incluso dentro del PT. A partir de ese momento ya no habla más nadie. Ahora será con Lula, todos vamos con Lula. Pero el problema es quién será el vice. Si repite la fórmula de elegir alguien del empresariado o piensa en una compañera, o alguien notoriamente más joven. La segunda consecuencia es que Lula derrotó al centro. Hasta que Lula anunció su regreso, había el siguiente escenario: Bolsonaro va a la reelección, la derecha estaba manejando armar un Frente Amplio de Derecha, y así tendría la posibilidad de derrotar al actual presidente, poniendo a la izquierda de revés, porque ellos se presentarían con su fuerza económica, como los únicos que podrían ganarle a Bolsonaro. Entonces, al regresar, Lula el centro derecha fue derrotado . El gobernador de San Pablo que estaba enfrentado con Bolsonaro, aclaró que: “Con Lula no voy a confrontar, prefiero ser reelecto en San Pablo”, que por cierto es el mayor Estado del país, donde está la burguesía de Brasil. Entonces, Lula también derrotó a la derecha que quería presentarse como centro y puso a Bolsonaro en aprietos. Bolsonaro sabe que ganó porque la burguesía lo apoyó, él fue candidato de la burguesía, con el apoyo de la Cadena Globo, y ahora ellos no están con él. Calculando que el 25% de sus electores votarían a Lula, Bolsonaro corre el riesgo de no ir a la reelección.
¿Qué cartas tiene para jugar la burguesía?
Actualmente, en el tapete electoral se puede ver a la burguesía desesperada que está tratando de poner algún hombre de derecha que sea la tercera vía, como ellos mismos dicen. Pero hay pocos nombres populares, porque los que ellos querían, ya no tienen viabilidad. Por ejemplo, está Ciro Gómez que es de un partido de oposición pero que tiene sus vanidades ideológicamente y es de centroderecha. La Globo tiene uno de sus periodistas, pero con poca viabilidad electoral. Creo que esta situación, aunque sea en 2022, puede impulsar a la burguesía a abandonar a Bolsonaro. Antes, sin duda les convenía ir desmoralizando a Bolsonaro, ahora saben que si no ayudan a tumbar a Bolsonaro en las elecciones, ellos serían los responsables de la crisis por apoyarlo. Entonces, ellos se van a mover para ayudar a tumbar a Bolsonaro, mantener al vice Mourão y así tendrían más moral o argumento para llegar a las elecciones de 2022 con la idea de tumbar al fascismo.
En la última entrevista que nos concediste, estabas muy escéptico sobre el estado de la movilización popular, por eso quería preguntarte cómo estás percibiendo al campo popular ahora, teniendo en cuenta que últimamente se realizaron algunas movilizaciones sindicales de protesta.
En nuestro campo popular, los dos acontecimientos desde la última charla hasta hoy, han sido, por un lado, el regreso de Lula a la lucha, porque él es el 10 del equipo, nuestro Maradona, entonces cuando él regresa, eso representa otro ánimo y esperanza. El otro hecho es contrario y negativo: la profundización de las muertes, la crisis social y de salud, mantiene a la clase trabajadora aislada de la lucha de clases. Entonces, afrontamos una situación en que todavía no podemos movernos, no podemos ser irresponsables para llamar a movilizaciones de masas, porque la gente no se arriesgaría. Pueden salir a la calle porque tienen que trabajar, pero ir a hacer política, tengo mis dudas. Ante esta situación tan difícil, ¿cómo estamos trabajando? En Brasil teníamos cuatro frentes, cada quien con su lógica: Frente Pueblo sin Miedo, Frente Brasil Popular, Frente por la Vida, que reúne entidades de salud, servidores de salud, médicos, y también había Frente por la Democracia. En las últimas semanas logramos juntarlos a todos ellos.
¿Y ahora qué se plantean hacer para enfrentar juntos a Bolsonaro?
Entonces ahora tenemos una coordinación de unidad programática. Nos unimos para luchar por la vacuna para todxs, luchar por la vida, luchar por el auxilio de emergencia para los obreros, que son 60 millones en la ciudad, y para los campesinos, desde ahí reivindicamos un apoyo emergencial que será destinado a la provisión de alimentos, porque es lo que está faltando en medio de una gran inflación . La tercera bandera es “Fuera Bolsonaro”. Tenemos unidad en eso, lo que es muy importante. Hasta diciembre, por ejemplo, las iglesias no se interesaban por la consigna «Fuera Bolsonaro”, ya que consideraban que era un tema partidario, o sectores de la clase media, como los artistas, estaban por el centro y no se movilizaban tampoco por esa consigna. Ahora tenemos unidad, todos queremos las tres cosas y las tres están relacionadas. No podemos tener vacunas con este gobierno de mierda, ni tampoco auxilio emergencias si sigue este gobierno. Hay una comprensión de eso, pero seguimos con retos importantes. El primero es que tenemos que seguir con nuestras acciones simbólicas, pero todavía no causaron impacto psicosocial en la población. Tenemos que pensar y ser creativos, ¿qué cosas podrían causar impacto? con poca gente, pero si todas las ciudades lo hacen al mismo tiempo, eso impactaría en la política. El segundo reto es que tenemos que hablar con el pueblo, con los 60 millones, pero todavía estamos con métodos muy volcados hacia la militancia. Solo hacer reuniones por computadora, eso no llega a la gente de abajo, de allí que tenemos que recuperar los programas de radio, las actividades culturales y descubrir formas de llegar a la gente. Tercer reto, amplificar las relaciones de solidaridad, no sólo distribuir alimentos o gas (garrafas) para la cocina, que acá tienen precios de locura, valen 20 dólares los 20 kilos de gas. Así, la gente no puede cocinar. Tenemos que desarrollar eso y acomodar fuerzas frente a esa indignación que se amplía. Además la de las agendas que estamos construyendo de manera común, como es el 7 de abril, Día mundial de defensa de la Salud, o el 17 de abril, día de la lucha campesina. nuestra meta debe pasar por acumular fuerzas con los trabajadores y trabajadoras para llegar a una parada total. No se puede hablar de huelga general, pero sí tratar de parar la población, porque todos los que están dando la batalla contra el Covid, aseguran que si no paramos 15 días todo, podemos llegar en algunas semanas a 500 mil muertes. Como la muerte está todos los días llegando a nuestros vecinos, la gente está más impactada. Hoy mismo yo empecé trabajando con la pérdida de un compañero histórico del PT de Sao Paulo, que era alcalde de una cercana ciudad industrial. Este compañero murió de COVID en tres días. Por eso es que creo que podamos llegar a una situación, en que junto a las fuerzas populares y con el apoyo de las iglesias, los juristas, los periodistas, convocar a una parada total para frenar al COVID. Pero como no podemos salir a la calle esperemos que la burguesía tenga un poco de juicio y nos ayude a tumbar a Bolsonaro. Ellos tienen fuerza mediática y económica: si quieren lo tumban.
Esperamos que Bolsonaro caiga pronto, eso ya se ha convertido en una necesidad. Gracias Joao Pedro por la entrevista y ojalá pronto podamos viajar para repetirla personalmente.
Un abrazo a todo el equipo de Resumen Latinoamericano. Ustedes están haciendo un gran trabajo. Ya tienen el cielo, el católico, cristiano, el islámico y el judaico, o sea que no se preocupen que no necesitan viajar pronto. Nosotros somos optimistas, hacemos todos los días una lucha contra el pesimismo. La izquierda es muy pesimista, muy racional, no confía en la dialéctica y la dialéctica nos enseña que para cada acción de la derecha habrá una contradicción. Son ellos los que están en crisis. Es el capitalismo el que está en crisis, y nosotros saldremos de ésta con más fuerza. Habrá cambios muy importantes en toda Latinoamérica, en Perú, Ecuador, Chile, y nosotros por acá, en cuanto venga la vacuna tendrás mucho tiempo para entrevistar a los brasileños, porque no saldremos de las calles, si no tenemos cambios. Y vamos a acumular fuerzas para votar por Lula en 2022.
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