marzo 28, 2024

El cinismo de los “inocentes”


Por Óscar Silva Flores *-.


Cuando 36 familias lloraban la muerte de sus padres, esposos o hijos, en Senkata, Sacaba o Huayllani, no hablaban de respetar la vida de los bolivianos. Cuando apresaban a decenas de personas inocentes y las presentaban en público como delincuentes comunes, les abrían procesos solo porque expresaban su disconformidad en las redes sociales, no hablaban de debido proceso, ni de independencia de órganos o poderes del Estado.

Tampoco se acordaban de las leyes cuando allanaban casas y asaltaban o mandaban a la cárcel a personas que salían a las calles solo a ganarse el pan de cada día o cuando sus ministros hablaban, sin sonrojarse, de salir de cacería de quienes pensaban distinto a los golpistas. Menos hablaban de respeto a la ley y a los derechos de las personas cuando decenas de bolivianos perseguidos por haber sido funcionarios del anterior Gobierno tomaban el camino del exilio, porque no había ninguna garantía para defenderse ante la Justicia y más bien eran extorsionados por los propios operadores de la Policía, del Ministerio Público o de la judicatura.

Cuando la gente buscaba atención médica para enfrentar la pandemia, no hablaban de lo prioritaria que debe ser la salud ni de encarar un gran acuerdo nacional para luchar contra la pandemia, se dedicaban a comprar respiradores truchos con sobreprecio, medicamentos a precios exorbitantes, usaban aviones para trasladar reinas de belleza o llevar a sus familiares de vacaciones, subían curas y pastores a helicópteros militares para echar agua a la población, y pedían orar y confiar en la Biblia para curarse del virus y, finalmente, por si todo esto no funcionaba, gastaban millones de dólares en gases lacrimógenos y otros instrumentos de represión.

Cuando se gastaron todas las donaciones que llegaron al país por la pandemia, cuando pedían dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) sin observar ningún procedimiento legal, cuando devastaron las empresas públicas como Entel, Boliviana de Aviación (BoA) y muchas otras, cuando llenaban los bolsillos de periodistas y dueños de medios de comunicación, todos guardaban silencio y nadie reclamaba por la situación dramática en la economía de las familias de menores recursos a raíz de la crisis sanitaria.

Cuando se autoproclamaba presidenta, en una sesión sin quorum y con persecución a los asambleístas en las calles y en sus domicilios, cuando asaltaban el Palacio Quemado con la Biblia en la mano y todas las reparticiones estatales en La Paz y en varias ciudades del país y se hacía colocar la banda presidencial por un militar en traje de combate; cuando grupos de paramilitares reprimían a la gente por llevar pollera o por pretender enterrar a sus muertos, no reclamaban el cumplimiento de la Constitución, ni el respeto a la vida y la libertad de los ciudadanos.

Hoy han recuperado la voz. Los “inocentes perseguidos” actuales, los salvadores de la patria conspiradores de 2019 y depredadores de esta en 2020, a quienes no se los muestra enmanillados alimentando el morbo de la prensa amarillista vendida al dinero, a quienes se les otorga plenamente las garantías del debido proceso, no les queman las casas, no se les persigue ni tortura a sus familiares, se les da hasta un trato de privilegio en los recintos donde guardan detención por orden judicial, salen a gritar que no hay libertad, que no se respeta el Estado de Derecho, que se vive una dictadura. Mandan a sus cadetes parlamentarios a hacer su pasantía inicial de rodillas ante el Imperio, piden a Almagro acudir en su ayuda, demandan auxilio a los fascistas españoles de Vox, gritan en sus medios todo lo que se les ocurre y tienen el acompañamiento de los mismos mercenarios de la pluma y el micrófono.

Han recuperado la voz, quieren imponer el “cinismo de los inocentes”, los que no hicieron nada mal, no cometieron ningún delito, no cargan en sus espaldas ningún muerto ni ningún herido, los que no cargan las lágrimas de ninguna familia boliviana, aquellos que niegan el golpe, han recuperado la voz. Son los cínicos, no olvidemos.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define al cinismo como: “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”; también se podría entender como la “actitud de la persona que miente abierta y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación, ‘cinismo oportunista’”.

Ellos han vuelto a los medios y a las calles, quieren estar en todas partes, han recuperado la voz, pero han perdido la memoria.

No podemos permitirnos nosotros, los de abajo, los perseguidos, los que cargamos nuestros muertos, los que creemos y luchamos por la democracia, quienes llevamos ponchos y polleras, hombres y mujeres de la ciudad y el campo, jóvenes y mayores, mujeres y hombres, los humillados… no podemos permitirnos perder la memoria. No tenemos otro camino, para que haya verdadera paz y democracia, que el de mantener viva la memoria, exigir justicia. No puede haber reconciliación si antes no hay justicia. No podemos dejar que se instale en nuestra patria “el cinismo de los falsos inocentes y desmemoriados”.


* Periodista y abogado.

2 comentarios en El cinismo de los “inocentes”

Responder a Alvaro Miramda Cancelar respuesta