abril 24, 2024

María Galindo, algunas inquietudes

Por Sergio Salazar Aliaga *-.


Con todo el aprecio del mundo –y usted sabe que es aprecio de buena ley– quiero compartirle algunas inquietudes ante sus declaraciones contra mi compañera de vida y de amores, Anahi Alurralde Molina, cuando dijo una serie de patrañas que no tienen nada que ver con la realidad.

Tal vez primero comenzar diciendo que hace siete años conocí a Anahi, cuando ella recién había llegado de Ecuador tras terminar su maestría en Estudios de la Cultura con mención en Género en la Universidad Andina; me impresionó no mucho su paso por la academia, sino más bien su paso por la militancia que venía desempeñando.

Me acuerdo que en 2016, a sus 23 años, con el Colectivo Guerrilla Clitoriana organizaron una exposición artística llamada: “Cuando las otras somos todas. Luchas, resistencias y resilencias”, una muestra sobre violencia contra las mujeres, con el objetivo de visibilizar las diversas formas de violencia machista que agreden los cuerpos, las sexualidades, las subjetividades, las cotidianidades y la vida misma de las mujeres.

Llegando a Bolivia fue a colaborar con el Observatorio de Exigibilidad de los Derechos de las Mujeres, un espacio donde diversas mujeres de manera autogestionada hacían seguimiento a casos de feminicidios.

Me acuerdo que un fin de semana me cortó mi programación de ver una buena película para acompañarla a la primera reunión de “Ni Una Menos Bolivia”, fuimos hasta El Montículo, donde había un grupo de compañeras, entre ellas, Elena Apilánez, María Monjas, Mónica Novillo, Marcela Revollo, Gema Pérez. Comenzaron a articularse para tomar acciones colectivas en favor de las mujeres, donde se asentó una estructura de movilización que se vio reflejada en la multitudinaria marcha del 25 de noviembre de 2016, a la cabeza de “Ni Una Menos”, denunciando que se matan mujeres a diario y exigiendo la erradicación de la violencia.

Meses después fueron a invitarte para una acción rumbo al 8-M del mismo año, fueron a tu espacio, a tu casa, a la Virgen de los Deseos, para hacerte la invitación, la cual no solo rechazaste, sino la interpelaste. Me acuerdo que, llegando a la casa, me dijo que la invitaste a una barricada, pero ella no aceptó porque ya había sentado que el “Ni Una Menos” estaba compuesta por muchas compañeras y no solo por ella.

Anahi también estuvo mucho tiempo por su lado haciendo el acompañamiento de casos de feminicidios, uno de ellos fue el de María Isabel Pilco, que estuvo muchos meses en eso. El día que dictaron sentencia de libertada a favor del feminicida David Vizcarra, se movilizaron para denunciar el hecho y tú apareciste en escena, logrando la auditoria al caso; cuando ella te agradecía no como un hecho aislado, tú fuiste muy agresiva.

Cicerón proclamaba que “la historia es la maestra de la vida”. Muchas veces la historia puede sufrir escenarios no deseados, olvidos y afirmaciones no tan ciertas. Cosa que pasó contigo cuando hablaste de Anahi.

Yo estaba en las calles con ella cuando se dio el golpe de Estado, defendiendo a los más humildes, a los muertos de Senkata y Sacaba, gasificados, porque siempre apostamos por una “lucha de clases” y no por una “lucha de frases”, como trata de disfrazar algún feminismo poco exaltado, mecanicista y hasta oportunista.

Te recuerdo que tú estabas en el cabildo junto a líderes cívicos y políticos que llevaron a cabo el golpe de Estado, y te recuerdo el tuit que pusiste el 9 de noviembre: “A las compañeras a nivel internacional: en Bolivia no hay golpe de Estado, hay desobediencia civil generalizada y motín policial para no reprimir a la gente…”. Poco te duró la fiesta, hasta que el periódico Página Siete te censuró tu columna por escribir “Sedición en la Universidad Católica o cómo armaron el golpe los patriarcas”.

Por eso Anahi en su vida cotidiana me enseñó a ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace, a no transar, a no negociar con los principios. Seguramente este espacio de papel queda muy chico en torno a lo que va desarrollando a favor de las mujeres.

Bertolt Brecht decía: «Nosotros que nos unimos para luchar por la amistad entre los hombres, no supimos ser amigos”. Me tomé este tiempo para transmitirte algunas de mis inquietudes. Ojalá las tomes bien, y ojalá te sirvan para no levantar juicios falsos a otras personas.


  • Cientista político.

 

1 comentario en María Galindo, algunas inquietudes

  1. Hay que reconocerle a la Sra Galindo su capacidad de interpelar, que no tiene casi ningun periodista ahora, pero no quisieramos verla haciendo teatralidades o siendo funcional a la derecha.

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