Por Editorial Inti *-.
Hermano menor de Hilda, Ricardo Gadea estudió en Argentina y en Cuba, donde se comprometió con el proceso revolucionario cubano y con la generación de jóvenes peruanos que optaron por hacer la revolución, como Javier Heraud, Edgardo Tello, Pedro Pinillos y Lucio Galván, que cayó junto al Che en 1967.
Dirigente nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) peruano, en 1965 protagonizó un movimiento guerrillero contra el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, que desencadenó cambios políticos y sociales de importancia en el país. Desde 1966 permaneció en prisión, hasta la amnistía e indulto de los guerrilleros y dirigentes campesinos presos por parte del gobierno nacionalista militar de Velasco Alvarado, en diciembre de 1970.
Periodista, comunicador social y animador de diversos colectivos sociales, ha publicado numerosos testimonios y análisis sobre los procesos políticos en que ha participado. Para hablarnos de su último libro: Hilda. Una vida por la utopía (Editorial Inti, Bolivia, 2022) nos entrevistamos con Ricardo.
Editorial Inti (EI).- ¿Cuál es el origen y objetivo de este libro?
Ricardo Gadea (RG).- El libro ha surgido del interés de mucha gente por aproximarse a la personalidad de Hilda Gadea, una revolucionaria peruana que vivió con Ernesto Guevara las duras experiencias de Guatemala y México, y que fue su primera esposa. Una mujer que jugó un papel decisivo en la formación del futuro Che y de la cual se conoce muy poco.
El libro nos acerca a la vida de esa gran luchadora y a su pensamiento político a través del testimonio de algunos de los biógrafos del Che y varios testigos directos de importantes facetas de su vida. Para nuestra Patria Grande es de vital importancia conocer de cerca a quienes han forjado su historia.
EI.- ¿Cómo está estructurado Hilda. Una vida por la utopía?
RG.- El libro comienza por un prólogo histórico que explica el origen familiar y social de Hilda, en el contexto de las luchas sociales y políticas peruanas, que la llevan a convertirse en militante y dirigente de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), en esa época el principal partido político latinoamericano.
En este libro luego encontramos importantes textos escritos por la propia Hilda, las referencias históricas sobre ella de algunos de los principales biógrafos del Che y una serie de valiosos testimonios de distintos momentos de su vida contados por varios de sus amigos y compañeros. Los textos están ilustrados con fotos e imágenes complementarias.
EI.- ¿Qué recuerdos tiene de su hermana? ¿Cómo era su personalidad y su carácter?
RG.- Hilda me llevaba 18 años. La dejé de ver cuando los militares la persiguieron y tuvo que irse exiliada a Guatemala. Yo tenía entonces siete años, y la volví a ver ocho años después, cuando regresó de México con Hildita, la hija de ella y el Che. Ya estaba firmemente comprometida con la Revolución cubana.
Aunque poseía un carácter fuerte y era una mujer ejecutiva, de amplia formación política, también era muy hogareña, voraz lectora, gran anfitriona, le gustaba departir, cantar y festejar con las amistades.
EI.- ¿Cómo fue la relación de Hilda con el Che durante la estadía de ambos en México y Guatemala y luego del triunfo de la Revolución cubana?
RG.- Hilda y Ernesto se conocieron en Guatemala en diciembre de 1953. Ella era una experimentada dirigente política, que trabajaba en el gobierno de Jacobo Árbenz, y él un joven médico, inteligente y de gran sensibilidad social, apasionado en conocer la Revolución por dentro. Crece su relación amorosa en momentos en que los Estados Unidos lanzan la invasión para derrocar al régimen de Árbenz, acusado de comunista por emprender la reforma agraria. Esta experiencia marca la vida revolucionaria de Ernesto e Hilda.
Ambos tienen que huir de Guatemala hacia México, donde reinician su vida de pareja. Se casan a mediados de 1955 y en febrero del año siguiente nace Hildita Beatriz. Son amigos de Fidel Castro y sus compañeros cubanos, se comprometen con el Movimiento 26 de Julio (M-26-7), viven circunstancias muy difíciles y caen presos de la policía política mexicana, hasta la invasión del Granma. Hilda, al regresar a Perú, es elegida nuevamente en la dirección del APRA y asume la representación del M-26-7 en el Perú.
Hilda viaja a Cuba en enero de 1959, después de la victoria. Ernesto le revela que tiene otra mujer y se divorcian en mayo de ese año. Se queda en Cuba trabajando por la Revolución, hasta su muerte en 1974.
EI.- En las últimas décadas ha habido un particular interés por el rescate de las historias de mujeres, ¿cómo valora el aporte de Hilda en el campo político y revolucionario de este continente?
RG.- Hilda es una mujer militante, con enorme experiencia en la política revolucionaria. Economista, internacionalista, estudia El Capital con Ernesto, leyéndolo directamente en alemán. Es ella la que introduce a Ernesto en los núcleos de izquierda organizados tras el gobierno guatemalteco. Aprenden que el proceso revolucionario no puede eludir el enfrentamiento directo con el imperialismo. Constatan que Árbenz y el propio Partido Comunista tenían que armar al pueblo para combatir, la Revolución pudo derrotar a sus enemigos.
EI.- ¿Qué ideas y luchas de Hilda permanecen vigentes?
RG.- Primero que todo, la necesidad de una auténtica revolución en el continente; una revolución contra la dominación imperialista y las oligarquías vendepatrias a su servicio, una revolución socialista.
En segundo lugar, la necesidad de un partido de los trabajadores y del pueblo explotado, para dotar de un programa y una dirección política al pueblo, en su lucha por su liberación y como garantía de éxito revolucionario.
Por último, aunque no menos importante, la necesidad de que las mujeres participen plenamente en las luchas sociales y políticas, y por supuesto en la política revolucionaria, como una condición para construir en el futuro una sociedad equitativa, con derechos para todos y todas.
Muchos jóvenes, hombres y mujeres, pueden y deben ser como el Che y como Hilda para avanzar en la liberación del continente y construir la casa grande del futuro, para todos y todas.
EI.- ¿Por qué las lectoras y los lectores en Bolivia, Perú y el Cono Sur debieran leer Hilda. Una vida por la utopía? ¿Con qué se encontrarán en sus páginas?
RG.- La vida de Hilda, la legendaria luchadora peruana, es un tesoro. Nos revela cómo una mujer del pueblo, a partir de sus propios esfuerzos y sacrificios, pudo orientar su vida hacia la utopía revolucionaria y participar en la construcción de una sociedad mejor en nuestro continente. Hilda participó decididamente en la definición del futuro Che. Ambos marcaron la historia de nuestra época.
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