Por La Época -.
Una facción conservadora de diputados del Movimiento Al Socialismo (MAS) se ha propuesto, en una línea política hasta ahora bastante peligrosa, impedir la aprobación del Presupuesto General del Estado (PGE), sin que se conozca mayor argumento que el que la instalación de un complejo farmacéutico no dice que será en el Chapare, y con esa posición tratan de afectar la gestión del presidente Luis Arce.
Todo indica que la posición de ese grupo de diputados, celebrada por analistas antigubernamentales –como es de esperarse–, expresa la decisión de constituir una bancada de oposición, lo que implica colocar al presidente Arce en situaciones difíciles y tratar de obligarlo a gobernar mediante decretos supremos. Lo del PGE, finalmente, se resolverá por la vía de la promulgación de la ley, pues la Constitución Política del Estado (CPE) establece que si no es aprobada dentro de los 60 días de su presentación en la Asamblea Legislativa, el Órgano Ejecutivo tiene la facultad de ponerlo en marcha.
Desde una perspectiva más amplia, varias serán las consecuencias de esta línea política de la facción conservadora del MAS: primero, obstaculizar la gestión del presidente Arce que se basa, principalmente, en la aplicación de un modelo económico que ha permitido el crecimiento con justicia social desde enero de 2006, cuando los movimientos sociales asumieron el gobierno a través de Evo Morales. Esto dato no es menor, además de ser irresponsable, en un contexto de recesión de la economía mundial del capitalismo que amenaza ser más fuerte en 2023.
Segundo, pondrá en riesgo el acceso a otras fuentes de financiamiento externas que, como también sucede desde 2006, el país requiere, como cualquier otro en el mundo, para llevar adelante cierto tipo de programas económicos y sociales en beneficio de la población en general, y de los más humildes en particular.
Tercero, actuará como arma de doble filo contra los propios autores intelectuales y materiales de esta línea irresponsable de hacer política. Ya en los últimos días unas cuantas organizaciones sociales se han pronunciado en contra de esta facción conservadora del MAS.
Lejos de favorecer, aquello perjudica al líder del MAS. Porque lo que no considera esta facción del MAS es que una cosa es ser oposición de un gobierno neoliberal, como los que hubo durante dos décadas (1985-2005); y otra ser oposición de un gobierno popular, como es el que encabeza Arce. Quienes le hacen creer al expresidente Morales de que cuanto peor le vaya al actual Gobierno más perspectiva tendrá su aspiración electoral, lo están engañando o están haciendo una lectura política equivocada.
La única beneficiada será la derecha neoliberal, que ve con alegría incontenible las divisiones al interior del campo popular. Salvo la ultraderecha, que quiere acortar el mandato presidencial montándose en la irresponsable posición de esta facción conservadora; una derecha más “inteligente”, con mirada más larga y menos coyuntural, apostaría por una estrategia de cara al 2025, a la espera de encontrar a un gobierno debilitado y a un jefe político del MAS desacreditado.
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