Por Esteban Ticona Alejo * -.
Llegamos al tiempo de la Anata ancestral andino, que tiene orígenes milenarios en las prácticas de los ayllus urus, aymaras y quechuas; el profundo respeto y relación muy estrecha con la Pachamama, que se ha traducido como la Madre Tierra. Es el tiempo de la cosecha agrícola, como también de la t’ikha o el adornar con lanas de colores a los animales; es el acopio de los frutos de la madre naturaleza que nos ha proporcionado en el último año.
Lamentablemente, este 2023 hay sequía en las comunidades andinas, por lo que se ha recurrido a los q’uchus o cantos rituales del pedido de la lluvia mediante las wak’as, los apus, los machulas y demás uywiris o cuidadores de los seres vivos en esta tierra. Nos preguntamos muchas veces: ¿Por qué no llueve? Incluso: ¿Qué maldad hemos hecho a la Pachamama?
En el mundo urbano de Chuqiyapu Marka o la ciudad de La Paz, después de la escasez del agua en 2016 los habitantes quedamos muy preocupados. Hoy se dice “que llueva” o “¿por qué no llueve? “, y creo que ya es parte de nuestros pensamientos cotidianos. Recuerdo que, a fines del mes de noviembre de 2016, se esperaba con ansias las primeras lluvias y en pleno centro de la ciudad cayó el primer aguacero que fue la alegría de todos/as. Tal era el júbilo que vi a algunos ciudadanos derramar lágrimas. Ese año fue de gran aprendizaje de cómo utilizar el agua razonablemente.
El martes de la Anata se realizará la Ch’alla o el agradecimiento a la casa, al negocio, que es una forma de retribuir a la Pachamama. Pero el gran conglomerado de creyentes de los pueblos andinos ¿seguirán ch’allando con alcohol? Es hora de enderezar la costumbre ancestral de la Ch’alla, pero con agua.
Indagando la memoria oral de nuestros antepasados, constatamos que no siempre se Ch’alló con el alcohol y sus derivados, sino que esa práctica es producto del sistema de colonización impuesto. Sabemos que en la Colonia se expandió el consumo masivo del aguardiente; en la República se continuó con esa práctica, sobre todo obligando a los indios su consumo en las haciendas; y en tiempos del Proceso de Cambio se sigue Ch’allando con alcohol, ahora influenciados con la tradición mentirosa del marketing de empresas alcoholeras que la promocionan.
La Ch’alla es un acto ritual en el que la persona rocía y esparce gotas como señal de agradecimiento a la Pachamama, es una manera de manifestar reciprocidad por los productos obtenidos. En este acto de relación de correspondencia y cariño del ser humano con la Madre Tierra ya no es posible seguir agradeciendo a la Pachamama rociando el dañino alcohol.
Desde la memoria colectiva sabemos que, antiguamente, esta ceremonia íntima de la Ch’alla se hacía con agua, más propiamente con la ch’uwa uma o agua cristalina traída de lugares sagrados como los jalsu uma o manantiales de agua; o se recogía de la primera lluvia, el primer chilche; e incluso de algunas cascadas. Aunque la tradición oral nos enseña que en los valles por esta época se preparaban el “vino indio” (hasta hace algunos años aún se vendían con ese nombre), hecho de maíz morado y exclusivamente para la Ch’alla. Hoy se quiere Ch’allar con la chicha o la k’usa ancestrales. Este último era solo para las fiestas y ha desaparecido su producción. La chicha ya es un producto adulterado y que aún se vende en cantinas de mala muerte. Entonces, ¿insistimos en estos productos?
Como el alcohol hace daño a la Pachamana, también es nocivo para el ser humano. Varios líderes del pueblo aymara y quechua han exhortado del proceso de envenenamiento gradual en la vida humana. Cito a algunas de estas personalidades: Manuel Chachwayna, el primer candidato aymara a diputado en 1927, decía que “la excesiva producción de estas bebidas nocivas trata de envenenar a nuestra raza viril y laboriosa”. En esta misma época, el educador Eduardo Leandro Nina Quispe declaraba “…de los horrores que causa el alcoholismo”. Hace pocos días se recordó los dos años de la desaparición física del historiador Germán Choque Condori, más conocido como el “Inka Waskar Chukiwanka”, quien en su libro Juntando piedras dijo: “Hay que enseñar a Ch’allar con agua o con las gotas de la lluvia… y nuestras fiestas podemos hacerlo sin alcohol”.
Está claro que la lucha de los pueblos quechua, aymara y uru es anticolonial, un enfrentamiento contra el capitalismo y sus modelos culturales consumistas y depredadores de los seres vivos. Si a nivel ideológico y político hemos abrazado este camino, urge deshacernos del alcohol y Ch’allar con agua. Si continuamos Ch’allando con el alcohol y sus derivados seguimos supeditados y engordando a los patrones del gran capitalismo mundial. Jach’a thakhisaruwa sartañasa. Ch’allt’asiñasawa umampi. Jalsut umampi, ch’uwa umampi, nayraqat jallu umampi. Uka alkulamp ch’allañaxa ñanqha sarawa ¿Janicha ukhamaxa?
* Sociólogo y antropólogo aymara.
Deja un comentario