noviembre 28, 2023

Los límites del odio y la mezquindad


Por La Época-.


Es evidente que existe desorientación dentro del oficialismo, donde la pugna entre facciones “renovadoras” y “radicales”, como se designan a sí mismas, amenaza con llevar al país a una situación de gobierno dividido, que es aquella donde los que tienen el control del Ejecutivo pertenecen a un partido diferente de los que tienen la mayoría en el Legislativo.

Antes de que se llegue a tal extremo, solo se puede apelar a la madurez política de los representantes del Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) en la magna Asamblea, en orden de que sus decisiones se guíen no por supuestas lealtades personales sino por convicciones, cierto programa o, al menos, la actitud pragmática pero comprensible de evitar el retorno de la derecha al gobierno.

Pero si bien al interior del partido de gobierno las cosas están lejos de funcionar como lo hicieron durante casi 14 años, en el lado de la oposición la situación tampoco se muestra muy prometedora, con las dos principales bancadas de la oposición partidaria todavía estancadas en una actitud defensiva que las limita a oponerse a cuanto se proponga desde el oficialismo, descalificándose a sí mismas, de esa forma, como una opción viable para el país en el futuro. No obstante, su oposición a la Ley del Oro, que aliviaría muchos de los problemas actuales que enfrenta el país, es más comprensible que la que se ha dispuesto desde la facción leal al expresidente Morales, en teoría comprometida con el bienestar del Estado Plurinacional.

Lo mismo puede decirse de la oposición regional, cuyo presidente proveniente de una elección con un solo candidato, Fernando Larach, todavía no puede organizar a las diferentes facciones de clase que se oponen al Proceso de Cambio desde hace décadas, al no contar con el mismo aparato clientelar que tuvieron durante un largo tiempo las logias del departamento de Santa Cruz, hasta que fuera desmantelado tras la revelación de los ítems fantasma.

Aquello no impide que trate de emular a sus predecesores, no obstante, y en la última semana Larach ha convocado a varios sectores como gremiales, colegios de profesionales de las clases medias e incluso campesinos de territorios circunstancialmente enfrentados con el partido azul, para oponerse a los proyectos de ley que se discuten en el Legislativo, como una nueva propuesta de ley en contra de ganancias ilícitas y financiamiento al terrorismo, otra para la regulación de las redes sociales, que se han convertido en caldos de cultivo para el odio, y otro para reforzar el cumplimiento de los Derechos Humanos, que preocupa a cierta prensa por sanciones de declaraciones racistas. Una convocatoria que hasta el momento ha demostrado ser inefectiva para reunir a más de 100n personas a los pies del famoso Cristo Redentor.

De hecho, el único problema que ha tenido que enfrentar activamente el gobierno del presidente Arce hasta lo que va de este año ha sido una escasez de divisas tan imprevista como pasajera, según dicen, por lo que hay razones para no caer en el pánico.

Así, el país sigue funcionando a pesar de los obstáculos que se imponen desde algunos espacios como la Asamblea Legislativa, en virtud de un pueblo que ya no está para más episodios de conflictividad furibunda y lo único que quiere es recuperarse de dos años de pandemia y uno de gobierno de facto.

Ni el discurso de odio da para convencerlos de quemar su propia casa.

No deja de dar pena que algunos traten de hacerlo, sin embargo, sobre todo quienes hasta hace poco se llamaban “compañeros”.

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