diciembre 3, 2023

Las Flaviadas, un inicio de antaño

Por Sergio Salazar Aliaga *-.


Tuve la oportunidad de contactarme con Eduardo Machicado Saravia, hijo del reconocido Flavio Machicado Viscarra, con quien pude conversar, en una forma coloquial, sobre “Las Flaviadas”. Me hizo conocer toda la casa, me mostró las colecciones de discos de vinilo, su colección de 20 mil libros –en la que existen originales de Arthur Posnansky y cartas de Bolívar–, y terminamos tomando un licor de guinda. Me siento un afortunado de la vida.

Los cinco hombres

“‘Las Flaviadas’ comienzan en Bolivia en 1922, inicia con cinco personas. Las personas son importantes, porque tienen cierto valor histórico. Uno de ellos es Guillermo Viscarra Fabre, sorateño, escritor y poeta. Inspirado en el paisaje andino, su poemario celebre fue llamado ‘Clima’, publicado en 1938. El otro era Arturo Borda, personaje e ícono paceño, pintor, retratista, paisajista, escritor y activista dentro del anarquismo y socialismo. Una de sus obras más importantes es su libro ‘El Loco’, que es una confesión interior del artista. El tercero es Manuel Sagarnaga, fue violinista, con estudios en París, Francia. Dirigió el Conservatorio Nacional de Música en La Paz durante 23 años, pasó fugazmente por el cine boliviano. El último miembro fue Enrique Baldivieso Aparicio, que fue abogado y político. Llegó a ser vicepresidente en 1938, en el gobierno del presidente Germán Busch Becerra. Y, por supuesto, mi padre, Flavio Machicado Viscarra.

No existe una fecha fija de la creación, pero se tomó el 21 de marzo, día y mes del compositor Juan Sebastián Bach.

Antes de eso, Flavio Machicado vivió Boston, Massachusetts, desde sus 18 años. En sus páginas de diario relata que se encontraba paseando por la playa cuando escuchó una melodía a lo lejos: ‘Me aproximé al lugar, observé que salía de un aparato de sonido, y, como tenía dinero, compré uno de inmediato’.

Un aparato Sonora RCV, una noche calurosa. Al terminar el saborear de escuchar uno de sus discos, por la ventana de su cuarto se sorprendió con una ovación cerrada. Sus vecinos habían disfrutado de aquel momento en completo silencio. Podría considerarse la primera ‘Flaviada’ en 1916.”

El nombre

“Cubrir un hueco que existía en la ciudad de La Paz, en realidad en Bolivia, no fue fácil…

Bolivia, al ser corazón de América, y al estar en tanta altura, a principios de siglo comenzó el mito de que venir a La Paz era fatal por la altura. Hasta el día de hoy los artistas mundiales rodeaban o bordeaban los demás países, sin entrar al nuestro. Mi padre, que estudió en la Universidad de Harvard, se encontró con un vacío enorme en el sentido de que no había música, y si había era muy pequeña. Entonces, la remplazó haciendo la primera colección de discos de vinilos de la ciudad.

El nombre nace de los apuntes del periodista Raúl Calderón Soria, el 13 de julio de 1947, editado en el diario La Razón. Él le puso el calificativo de ‘Las Flaviadas’, por el nombre de Flavio. El artículo titula: ‘Las Flaviadas, conciertos a través de discos grabados’. Estamos hablando de una colección de discos de 78 revoluciones por minuto (RPM). Es un acrónimo para denominar al primer formato de discos de gramófono.

Los discos de 78 RPM eran fabricados de un material de color negro, rígido y frágil, conocido como pasta o goma laca endurecida, por lo cual se rompían fácilmente. Se comercializaban dentro de sobres genéricos de papel, con un círculo recortado en el centro, para distinguir el sello del disco. Cada disco contenía una única canción grabada por cada lado.

Él consultó con un amigo que se llamaba Carlos Saavedra, el hermano de doña Pepa Saavedra (Josefa Saavedra), la primera abogada mujer en Bolivia; ambos hijos de Abdón Saavedra, abogado, político, senador y Vicepresidente de la República. Le preguntó cómo podía denominar al artículo del encuentro de música, y le dijo: ‘Flavius Dilectus’. No sonaba muy bien. Entonces, al final, le puso el nombre de ‘Las Flaviadas’.”

Flavio Machicado Viscarra

“Mi padre era el que fabricaba los adoquines de las calles de La Paz. Hay una anécdota de mi abuelo Jorge Machicado. Un día el presidente Bautista Saavedra Mallea le preguntó: ‘ ¿Qué va hacer con esa piedra de Comanche una cantera tan grande? ’; respondiéndole: ‘Voy a regalar toda la piedra que necesita la ciudad de La Paz’.

Es ahí que, en 1923, se creó la Junta Impulsora de Pavimentación de La Paz. Se inició la modernización de la ciudad, con el adoquinado de sus calzadas con piedra comanche. Todo esto para el centenario de la República. Para ello se utilizó la piedra extraída del pueblo de Comanche, ubicado en la provincia Pacajes, La Paz.”

La puerta de casa

“Mi padre en ese momento, en 1923, abre las puertas de su casa. Y desde 1938 se convierte en una institución. Ya que la casa de Sopocachi se la compra en ese año. Yo la remodelo bajo el compromiso que él me pide antes de morir. Me pidió dos cosas: No vendas mis libros y haz ‘Las Flaviadas’.

Cuando mi padre compra la casa, se hace también de un acceso que da a la Av. República, hoy conocida como Av. Ecuador, porque el verdadero acceso es a la Av. Rosendo Gutiérrez. Flavio antes vivía en el centro, en la calle Potosí, ahí empezaron ‘Las Flaviadas’. Pero cuando compra la casa abre sus puertas por ese acceso, para que la gente pueda llegar.

La casa era de Valle Quevedo, el abuelo de un abogado, que en 1875 tuvo la misión de defender los recursos de la ciudad de La Paz por la tributación, cuando se da la guerra federal entre La Paz y Sucre. También fue rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en 1864. El nieto de Evaristo Valle es el que le vende la casa a mi padre. Él crea el ambiente para la música, donde se establece el lugar de la divulgación de música clásica. ‘Acerca a cada persona la belleza de las creaciones de mente y espíritu, de los titanes de la música universal’, como diría Mario D. Ríos Gastelú.

‘Las Flaviadas’ se hacían a las 21:30 de la noche, todos los sábados. Se comenzaba con una persona o 100 personas, pero empezaba a su hora puntual. Ponían los barrocos para iniciar. Por lo general escuchando a Juan Sebastián Bach. Los árboles de la casa tienen su historia también. Tenemos un árbol de guinda, en esos tiempos había un licor en La Paz que se llamaba el guindado, porque había una plantación de guindas en Miraflores, desde el Estado Mayor hasta casi la Plaza Villarroel, todo eso era un bosquecillo de esos arbustos. Hasta el día de hoy preparamos nuestro propio licor de guinda e invitamos en ‘Las Flaviadas’ a los presentes.”


  • Cientista político.

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