Por Sara Valentina Enriquez Moldez -.
Sabemos que Cristina lo dio todo por su pueblo, y lo comprobamos cuando encendemos la televisión y el poder mediático la ataca, o cuando la mafia del poder judicial la proscribe, pero lo comprobamos fundamentalmente cuando recordamos esa noche del 1ro de septiembre de 2022, cuando intentaron arrebatarle la vida y arrancarle al pueblo argentino la imagen viva de la insumisión popular.
El martes 16 de mayo de 2023, la vicepresidenta publicó una carta en sus redes sociales donde habló sobre lo que ella denominó como “insatisfacción democrática”, haciendo referencia a la perdida democrática sobre lo económico; lo social; y lo institucional. En tanto a lo económico señaló al endeudamiento con el FMI y la imposición de su programa seguido de un proceso inflacionario. En consecuencia, menciona la perdida democrática en lo social haciendo referencia a la existencia de una sociedad dual en la que, por un lado, hay un sector minoritario que goza de bienes y servicios, y por otro, un sector mayoritario que carece de ellos. De igual manera anuncia la perdida democrática en lo político/institucional mencionando la proscripción, y la suspensión de las elecciones a gobernador en la provincia de Tucumán y San Juan en desmedro del peronismo. De esta manera finalizó con su imponente dicho “No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura”, dando a entender que no será candidata a presidenta en los comicios de octubre del presente año.
Sin duda alguna, esta carta tuvo una línea discursiva con potente carga ideológica y una contundente critica al poder en sus distintas facetas. A los pocos minutos, los diarios argentinos empezaron a publicar noticias al respecto titulando “Cristina Kirchner ratificó que no será candidata”, y aunque esta sea la noticia principal, al titular de esa manera se omite toda la potencia ideológica irreverente que está inmersa en la mayor parte de la carta.
Sin embargo, en este texto no pretendemos concentrarnos en el relato de los diarios en relación con el anuncio de la vicepresidenta de Argentina, sino en tomarnos el atrevimiento de hacer una crítica a una pequeña pero crucial parte de la carta que corta y descalibra la pasión del militante al momento de leerla. Textualmente se dirige: “…creemos firmemente que en la Democracia hay adversarios, no enemigos”. Mencionada oración despoja de radicalidad al militante nacional popular, radicalidad que necesita para proyectarse en tiempos adversos como los actuales.
Es cierto que Argentina esta inmersa en un electoralismo propio de las democracias burguesas, al igual que en la mayoría de los países de América Latina. Empero el hecho de que este sea el sistema político predominante, no quiere decir que la militancia minimice su potencial revolucionario por seguir consignas “pacificas” que no hacen mas que ocultar la realidad política de un país. No puede ser posible que después de que unos pocos hayan condenado a Argentina a una deuda catastrófica, que después de que esos mismos nieguen los 30000 desaparecidos de la dictadura, que después de la fuga de capitales, que después de haber presenciado un intento de magnicidio, hoy después de todo lo mencionado se denomine a esa gente como “adversaria”, cuando en realidad es enemiga de la patria. Ya decía Silvio Rodríguez la urgencia de “la necedad de asumir al enemigo”, más aún en este contexto adverso que quienes están en frente y a la derecha hablan de la venta de órganos, educación arancelada y portación de armas. Queriendo así arrebatar hasta la última alegría a las familias de esta patria. A quienes pretenden arrancarle los sueños al pueblo se los debe llamar por lo que son: enemigos. Si a estas personas las llamamos “adversarias” y no así enemigas, estamos invisibilizando las intenciones reales de quienes están en frente y estamos subestimando la urgencia de alegría que tiene el pueblo argentino.
Sabemos que no podemos exigir mas a Cristina y que lo único que podemos hacer cada vez que aparezca simplemente es verla con profunda gratitud y escuchar la línea que indica construir un programa político. Son tiempos difíciles para Argentina, tiempos de insatisfacción colectiva con vehemente hambre de cambio. Para generar aquel, las clases subalternas y la militancia popular argentina necesitan beber del pozo de la irreverencia: dejar de ser los buenos alumnos de la democracia burguesa y dejar de ser subsumidos por ese reglamento y las normas de juego de los poderosos, que no es mas que el compendio garantizador de privilegios de unos pocos. Haciendo caso omiso a los poderosos jamás se hizo historia. Solidaridad y radicalidad al pueblo argentino.
“El amor, madre, a la patria
no es el amor ridículo a la tierra,
ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
es el rencor eterno a quien la ataca”
—José Martí
Gracias Sara Valentina por tu aporte, siempre tan sentido, tan sincero, que suma al debate y reflexión de nuestros días. Saludos desde Argentina.
Gracias Valentina, por mostrar está faceta de la situación de la Argentina.
En los peores momentos es cuando se recoje el mejor coraje para enfrentar la adversidad.
Es momento de luchar por lo que tanto le ha costado al pueblo hermano de Argentina.
Salud y lucha compañeros!!!