diciembre 1, 2024

Derrotero de lucha antiimperialista y por la soberanía de Nuestra América

Por Francisco Javier Bautista Lara*-.


Augusto C. Sandino nació para Nicaragua, para Latinoamérica y el mundo en su imperecedera trascendencia, en plena identidad política de dignidad, conciencia y acción patriótica, social, nacionalista y antiimperialista, a principios de mayo de 1927, a la edad de 32 años, más allá del natalicio ocurrido el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, cuando Margarita Calderón lo dio a luz.

En mayo inició su existencia humana, material y temporal y, tres décadas después, nació para superar el espacio y el tiempo abriéndose con ímpetu hacia la inmortalidad. Comienza a ser Sandino, dejando atrás al hombre común limitado a su entorno, quien estuvo viviendo, buscando y aprendiendo de las particulares circunstancias de su existencia, moldeándose desde las experiencias del tiempo en que le tocó vivir: “Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos”.

Fue testigo, al inicio de la ocupación norteamericana del siglo XX, el 4 de octubre de 1912, en el que un convoy fúnebre, seguido de una carreta, pasaba por su pueblo con el cuerpo acribillado de Benjamín Zeledón (asesinado en el cumpleaños 33), llevado para exhibirlo “como trofeo de guerra” por los agresores.

Cuentan que “el general Zeledón, con una sonrisa en los labios, parecía que se burlaba de la muerte”. Entre la muchedumbre, algunos curiosos y otros indignados estaba Augusto Calderón, adolescente de 17 años, quien se mostró al mundo 15 años después, reconoció a Zeledón, al “apóstol de la libertad”, como precursor antiimperialista.

El 4 de mayo de 1927, Stimson, representante del presidente de los Estados Unidos, impuso el Pacto del Espino Negro, celebrado en Tipitapa, a 20km al sureste de Managua, bajo un árbol de espino negro, José María Moncada, líder militar liberal aceptó rendirse frente al poderío militar y las prebendas del invasor.

El 6 de mayo, The New York Time publicó: “Rebeldes de Nicaragua se rinden bajo amenaza de guerra por parte de U. S.”. La acción de Stimson utilizó dos instrumentos imperiales: La amenaza militar y el halago, recompensa o pago para atemorizar, comprar, someter e imponer la voluntad de dominio.

La noticia, después de la reunión entre Moncada y Stimson, indicaba: “No ha llegado a un acuerdo de paz definitivo, el general José María Moncada, comandante de los ejércitos liberales, anunció esta noche que ante la insistencia de los Estados Unidos estaba listo para deponer las armas…”. Agrega: “Mr. Stimson me habló de que el gobierno de los Estados Unidos intenta restaurar la paz en Nicaragua inmediatamente y usará la fuerza si es necesario”. Dos días después: “Confirmada amenaza contra Nicaragua. Abre nueva política”.

“La evidencia muestra que Stimson obligó a los liberales a ceder o a enfrentar los rifles de los marines”, reafirma que aplicaron “la idea del brazo fuerte” y ello refleja la adopción de la política que se ha de emplear “en pequeños países latinos perturbados”. “No parece haber duda de la información obtenida en la investigación de hoy de que el Gobierno de los Estados Unidos ha intervenido en Nicaragua…”. El jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, William Borah, expresó satisfacción por los términos del acuerdo.

Según The New York Times (23 mayo): “Nicaragua: No a la guerra. El presidente Coolidge les pareció a los nicaragüenses que había asumido franca e incluso conscientemente el papel de dictador en los asuntos de Nicaragua”; “Las actividades del Presidente, actuando a través de su representante, Henry Stimson, provocaron un comentario del senador estadounidense LaFollette: ‘La admisión por parte del Departamento de Estado de que Stimson, hablando en nombre del Presidente, amenazó con una guerra abierta contra los liberales de Nicaragua es una sorprendente revelación de que el Presidente, al llevar adelante su política de imperialismo despiadado en América Central, está dispuesto a violar la Constitución, que otorga el poder de hacer la guerra únicamente al Congreso’”.

El The New York Times (7 de mayo): “La tregua en Nicaragua la gana Stimson”, difundió: “El programa para el establecimiento de la paz y su continuidad fue incluido en el comunicado del Departamento de Estado”. Incluía: Completar desarme, organización de constabularia nicaragüense comandada por oficiales americanos, supervisión americana de elecciones de 1928 y continuación en el país de una suficiente fuerza americana de marines como garantía de orden. “De esto se ve que la política de supervisión que los Estados Unidos ha estado operando en los países del Caribe insular, en la República Dominicana y Haití, se extiende a Centroamérica. Esto es de extrema importancia en tanto que no implica una nueva política en las pequeñas naciones latinoamericanas que han sufrido los efectos de frecuentes revoluciones políticas armadas. Indica una intención por parte de la Administración Coolidge de aplicarlo de manera más general con miras a prevenir disturbios que podrían significar problemas para los Estados Unidos en sus relaciones internacionales”.

The New York Times divulgó: “El coronel Stimson dijo que planea salir para Nueva York el lunes después de recibir ayer el mensaje del general Moncada, el líder militar liberal, y de 11 de los generales que aceptaron los términos del desarme y la reconstrucción. Solo un general liberal, Sandino, rechazó los términos, y ha partido con una pequeña banda de hombres. Los problemas que puedan plantear grupos como el encabezado por Sandino ocuparán la atención de la policía local, que se formará según los términos del acuerdo, y de los infantes de marina americanos, que erradicarán por la fuerza, si es necesario, el bandolerismo en el país”.

Según The New York Times: “Un abogado de Manhattan había desarmado a la República de Nicaragua… con el Presidente detrás de él y sin el Congreso en sesión, Stimson había ejercido el poder de vida o muerte. Por persuasión y amenazas de fuerza había obligado a los asediados ejércitos Conservador y Liberal de Nicaragua a deponer las armas y someterse al control estadounidense de Nicaragua hasta 1928, cuando los Estados Unidos garantizan supervisar una elección imparcial”.

Moncada cedió ante la amenaza de la fuerza militar y el ofrecimiento de prebendas del gobierno norteamericano, no tenía interés en confrontarlos, no solo por la capacidad bélica, sino porque guardaba afinidad con sus intereses, por proximidad-dependencia entre oligarquía e imperialismo. Cedió ante “las garras de la monstruosa águila de pico encorvado”, dijo Sandino, apartó los principios, aceptó la continuidad de la ocupación, actuó opuesto al patriotismo, ignoró la independencia, opuesto al bien común, se doblegó ante el invasor: Es traidor a la patria. La decisión fue vergonzosa traición. Sandino proclamó: “Nadie lo autorizó a que abandonara las filas de la revolución para celebrar tratados secretos con el enemigo, mayormente con los invasores de mi patria”.

El 12 de mayo, cuando Moncada, reunido en Boaco con los generales para persuadirlos de aceptar el desarme, convenció a 11 de ellos y lo comunicó a los americanos, quienes conocieron que “solo un general liberal, Sandino, rechazó los términos, y ha partido con una pequeña banda de hombres”.

La noticia del rechazo divulgada por el Departamento de Estado y The New York Time, fue la difusión internacional de la “gesta imposible” iniciada por un personaje que comenzó a ser visible y a asumir creciente protagonismo patriótico de dignidad que, al principio, fue subestimado. Diarios nacionales y extranjeros comenzaron a referirse a Sandino. Aunque afirmaba que “no era ni militar ni político”, mostró durante los seis años siguientes un sólido liderazgo, destreza militar y habilidad para comunicar un mensaje político-ideológico contundente y movilizador. Díaz Lacayo refiere: “El 4 de mayo, Día de la Dignidad Nacional, es la efeméride más importante del sandinismo, y probablemente de la historia moderna de Nicaragua. Sin 4 de mayo nunca habríamos tenido Revolución el 19 de julio de 1979”.

Ese día la guerra civil se convirtió en guerra de liberación nacional, por la soberanía y antiimperialista. La victoria de 1979 fue posible por la rebelión heroica iniciada por Sandino en mayo de 1927, 52 años antes.

Cualquier análisis dirá que fue temerario, locura, decisión suicida carente de éxito. Evidencia de heroísmo sustentado en convicción y compromiso. No se consideraba posible que un individuo con un grupo de rebeldes se atreviera a oponerse a los Estados Unidos y enfrentar al poderos Ejército que controlaba al pequeño país. Hasta mayo 1927 había sido desplegada la mayor fuerza militar norteamericana en América Latina. Plazas, rutas, ferrocarril, puerto de Corinto y vías de comunicación estaban bajo control de los invasores.

Stimson salió de Nicaragua el 18 de mayo, presumiendo del cumplimiento de la misión. Era el cumpleaños 32 del líder rebelde que no se rindió y al que se sumó un grupo de patriotas y después una multitud de héroes contagiados por la locura y la voluntad patriótica en la audaz y temeraria decisión nacionalista, de dignidad y soberanía. Llegó a Washington para presentar ante Coolidge el informe de pacificación conforme intereses norteamericanos.

En el país quedaba la resistencia de quienes “no se venden ni se rinden”, por la soberanía, la autodeterminación e independencia que Sandino, “hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no me toque ver otro”, dijo Gabriela Mistral, héroe de la patria, padre de la revolución popular y antiimperialista, instauró como bandera y principio fundacional. Desde la sensibilidad social de origen asumió un camino sin retorno, una posición patriótica y revolucionaria de acción y elaboración político-ideológica, un indeclinable compromiso frente a la realidad vergonzosa, rechazó el acuerdo, guardó distancia del pacto impuesto por los americanos y aceptado por Moncada. Asumió frente a la sumisión ante el extranjero una posición de dignidad nacionalista y antiimperialista.

Para evitar la traición, el peor de los delitos y más grave pecado capital, para asumir la dignidad, el patriotismo y el antiimperialismo del santo mitológico, rebelde y valiente, Leonel Rugama escribió Como los santos:

Ahora quiero hablar con ustedes

o mejor dicho

ahora estoy hablando con ustedes …/…

Ahora quiero hablarles de los santos

SANDINO

Había un nica de Niquinohomo

que no era ni político

ni soldado

luchó en Las Segovias

y una vez que le escribió a Froylán Turcios

le decía que si los yanquis

por ironía del destino

le mataban a todos los guerrilleros

en el corazón de ellos

encontraría el tesoro más grande de patriotismo

y que eso humillaría a la gallina

que en forma de águila

ostenta el escudo de los norteamericanos …/…

Salvador Calderón, opuesto a la intervención norteamericana y a la traición, en Últimos días de Sandino repudió el vil asesinato de cuyo escenario fue testigo: “Su figura llegó a ser el símbolo de un gran ideal y sus hechos heroicos adquirieron resonancias épicas y marciales”.

Al contar sobre la noche del asesinato el 21 de febrero de 1934, con la complacencia americana por el instrumento de la ocupación, escribió: “Sí, Sandino vive ya en la gloria y vivirá eternamente en el corazón de los que lo amaron y en el remordimiento perenne y tenaz de sus victimarios”. Y concluyó: “Nunca, jamás olvidaré las horas de la siniestra noche”.

Gabriela Mistral lo llamó “general de hombres libres, hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no me toque ver otro”, y destacó al “pequeño ejército loco de voluntad de sacrificio”. Afirmó que Sandino era héroe, contra el calificativo de “bandido” que daba Hoover, presidente estadounidense.

Pablo Neruda lo llamó “aquel amigo” en Canción de Gesta (1960); lo nombró “el capitán del pueblo, Augusto C. Sandino”: “Después Sandino atravesó la selva y despeñó su pólvora sagrada contra marinerías bandoleras…/ …Y en este canto quedará su nombre/ estupendo como una llamarada/ para que nos dé luz y nos dé fuego/ en la continuación de sus batallas”.

Eduardo Galeano, en Ventana sobre Sandino: “Sandino ¿ha vencido? “; “Somoza sale de la casa del embajador. Sandino llega a la casa presidencial. Mientras Somoza se sienta a trabajar con sus oficiales. Sandino se sienta a cenar con el presidente. Somoza cuenta a sus oficiales que el embajador de los Estados Unidos, Arthur Bliss Lane, acaba de darle su apoyo incondicional para matar a Sandino”.

Carlos Fonseca Amador, en el Ideario Político de Augusto César Sandino, recoge el pensamiento del héroe y vincula la continuidad histórica de ideales y propósitos, asumiéndolo como instrumento para análisis y acción. Enuncia: “La restauración de nuestra independencia nacional”; “defender la lealtad y el decoro nacional”; “defender la soberanía de la patria”; “toda intromisión extranjera en nuestros asuntos solo trae la pérdida de la paz y la ira del pueblo”. El ideario sandinista transmite autodeterminación e independencia, es centroamericanista, latinoamericanista e indo-hispanista.

Froylán Turcios escribió “más de cuatro mil cartas a los hombres prominentes de todo el mundo y a las instituciones de carácter cívico de que tuve noticias, haciendo conocer el proceso del movimiento libertario”; “los patriotas peleaban, en las montañas nicaragüenses, contra los invasores anglo-sajones”. Sandino le dijo: “Ustedes están en la obligación de hacer comprender al pueblo de América Latina, que entre nosotros no deben existir fronteras y que todos estamos en el deber preciso de preocuparnos por la suerte de cada uno de los pueblos de la América hispana, porque todos estamos corriendo la misma suerte ante la política colonizadora y absorbente de los imperialistas yanquis”.

Miguel Ángel Asturias: “Qué mástil más inhiesto y más alto, el nombre de Sandino, vivo, excelso y reivindicador; ¡Tomad la bandera de Sandino! ¡Haced de cada libro, de cada periódico, de cada papel escrito, de cada radio, de cada canal de televisión, de cada pantalla cinematográfica, una voz que clame contra el silencio que se nos quiere imponer! ¡Hablad en las plazas, en las universidades, en todas partes, de ese General de América, que se llamó Augusto César Sandino!”.

¡Aprendamos de Sandino! No es patriótica la traición contra quien defiende la soberanía y la autodeterminación, ni contra el bien común; no es digno ofrecerse al poder externo para saquear las riquezas nacionales, no es digno venderse, rendirse, entregarse. No es cristiano el oportunismo, el engaño, la complicidad para cortar el futuro y el desarrollo para provecho hegemónico externo e injerencista que no acepta la capacidad de los pueblos de determinar su destino.

Obstruye la esperanza de los más necesitados, que son el propósito revolucionario de prosperidad y equidad. 10 puntos sobre el legado visionario y heroico de Sandino: 1) Soberanía y autodeterminación de los pueblos; 2) Identidad latinoamericana e indoamericana; 3) Dignidad; 4) Fidelidad a la patria e independencia; 5) Solidaridad entre los pueblos; 6) Firmeza, convicción y persistencia; 7) Consecuencia entre pensamiento y práctica; 8) Es inaceptable la traición; 9) Fe en el pueblo; y 10) Confianza en el futuro.

Formuló una proclama de profundo valor, que fue denuncia internacional y conciencia latinoamericana para sacudir la dependencia y restaurar la dignidad y expresa una visión de largo alcance y la naturaleza libertaria de la lucha que sigue vigente. Con la fuerza de un hombre moviendo montañas: “Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero. Los pesimistas dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patria, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá, el decoro nacional y que será redención para los oprimidos” (San Albino, 01-07-1927).

El mensaje en respuesta al jefe americano: “Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan”, confirma la guerra antiimperialista, germen de la revolución popular sandinista para cambiar la historia, derrotero de pensamiento, conciencia y acción de Nuestra América.

Darío, en Cantos de Vida y Esperanza, los cisnes y otros poemas (1905), formula cuatro contundentes preguntas: “¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?; ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?; ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?; ¿Callaremos ahora para llorar después? “.

¡Sandino vive! ¡Viva Sandino!


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1 comentario en Derrotero de lucha antiimperialista y por la soberanía de Nuestra América

  1. Digo que sandino es brujula por todo su legado y ejemplo de amor grande a sus raices .herramientas para seguir luchando contra el imperialismo . Estos se acoplan a toda Latinuamerica y otros pueblos oprimidos del mundo.Debemos darlo a conocermas internacionalizar su pensamiento que es la luz de ese sol que no declina en Nicaragua y debe alumbrar mas allà

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