Por Adolfo Mena Gonzales *-.
Días atrás, con previas a la conmemoración del Día contra el Racismo y toda forma de Discriminación, escuchaba al periodista Arandia de Fides, quien cuestionaba sobre si ayudó en algo el tema la aprobación de la Ley 045 contra el Racismo y toda forma de Discriminación, o si, al contrario, habría incrementado una polarización entre sectores generando mayor discriminación y racismo en la sociedad.
Con mucha pena escuchaba eso de un periodista y cómo de manera muy sutil, a través de un comentario de esa índole, promovía menoscabar los logros de una ley que beneficia a una mayoría poblacional históricamente excluida, pese a que los avances sociales que se han dado durante los años del Procesos de Cambio han sido grandes y aún existan estas prácticas, solo que con una diferencia, que es lo que no entiende ese periodista, y es que ahora se visibilizan estos hechos y dejan de ser práctica cotidiana de las élites que por generaciones maltrataban por su condición racial, etaria, orientación sexuales, por citar algunas, y lo asumían como algo natural. Eso es lo que molesta a las élites. No es que haya aumentado el racismo, sino que el tema es que ahora el “indio”, la “chola”, el “negro” (como ellos llaman de forma despectiva) cuando es maltratado ya no se calla, responde y tiene un ley que lo respalda en cuanto a realizar denuncias. Esto no es un logro del neoliberalismo, que tenía uno o dos indígenas en el Parlamento para hacer más “pintoresco” ese espacio público, sino que ahora existe una representatividad real de todo el Estado.
Lo que debemos ser autocríticos, como militantes del Proceso de Cambio, y ver el actuar de la Justicia en cuanto a estos casos de racismo, pues muchos al haber sido de talla grosera han quedado impunes y hasta la fecha no tienen una sanción ejemplar para que no se vuelvan a repetir y lleguen a casos graves de conformación de organizaciones con líneas discusivas racistas que hasta la fecha no se logran desintegrar, como son los casos de la Unión Juvenil Cruceñista, Resistencia Kochala y Resistencia KM0.
También debemos evaluar el mensaje que se daba desde el aparato estatal antes del golpe, esto en cuanto a las acciones racistas, ya que esa idea de dar siempre la “otra mejilla” solo ha permitido impunidad y validación de esos hechos. Muchos se preguntarán a qué me refiero, para dar ejemplo y sin ir muy lejos pienso en los mecanismos de entrega de obras conjuntas que en cierto momento realizaron el mismo Evo (quien fue discriminado y atacado por su condición de indígena) con Rubén Costas. Otro caso fueron los actos racistas y sexuales de parte de Percy Fernández, con quien también en el pasado se coordinó. Unos cuantos dirán que la política aguanta todo, pero no debería ser así, efectivamente la población se perjudica. No validemos estos actos sentándonos sonrientes con personas que incluso llegaron a la discriminación por ideología con la militancia del Movimiento Al Socialismo (MAS) y el propio Evo. Basta recordar a quienes mostraron acciones nefastas en gobiernos neoliberales con la persecución y cárcel para Evo, a los que luego los terminaron contratando para la demanda marítima, me refiero a Carlos Mesa y Tuto Quiroga.
Si deseamos el respeto a la norma y que sea una ley seria y ejemplar contra el racismo debemos manejarnos de una forma coherente, no validando mediante pequeños actos como los señalados estas acciones, saliendo en fotos sonrientes por dejar atrás los rencores del pasado, ya que no podemos como militantes de izquierda dar espacio al fascismo y las ideologías de superioridad racial “ni tantito así, nada”, puesto que en el caso de que ellos retornen al poder tengan por seguro que no tendrán piedad de negros, indígenas, cholas… y eso lo sabemos perfectamente, porque ya lo vivimos en el golpe del año 2019.
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