mayo 3, 2024

Facción conservadora del MAS al ataque permanente


Por La Época -.


A partir del “caso coimas” en el Ministerio de Agua y Medioambiente (MMAyA), que determinó el alejamiento tardío de su titular, Juan Santos, la facción conservadora del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha ingresado en un nivel de oposición cercano a la línea del sensacionalismo amarillista, una tendencia que se ha reforzado tras la muerte del interventor de Fassil, del que una pericia del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) concluye que se trató de un suicidio.

Desde el expresidente Evo Morales hasta dos de sus estrechos colaboradores se han aprovechado las redes sociales para levantar un manto de sospecha sobre el Gobierno, tanto respecto del caso específico de la muerte del exinterventor Colodro y de otros dos: Los fallecimientos “extraños” del testigo clave en el caso ABC, en los Estados Unidos; y del abogado defensor del gobernador cruceño, Luis Fernando Camacho, quien se encuentra con detención preventiva en la máxima cárcel de seguridad de Chonchocoro.

Esta facción conservadora del MAS, con permanentes expresiones de bipolaridad en relación al Ejecutivo (pues unas veces dicen que no están en el Gobierno y otras lo contrario), usa a su favor herramientas que en el pasado inmediato fueron empleadas para desprestigiar y descalificar al presidente indígena. Cuestión que conduce a un tema de debate en el campo de lo moral, ya que es cuestionable tener una postura contradictoria sobre el papel de las redes sociales.

Está visto que la facción conservadora cree haber encontrado la táctica y el método para golpear al presidente Luis Arce, aunque el resultado final sea la desestabilización y el acortamiento de mandato del jefe de Estado, quien, habrá que decir, a veces favorece esos planes al no actuar con celeridad. Acusar al Gobierno de “derechizarse” o de incurrir en prácticas alejadas de la ética y moral políticas son parte de la estrategia de oposición que lleva adelante esa facción.

Este año será de gran importancia para la construcción de relaciones de fuerza y Morales, un “animal político” que se las sabe casi todas, lo sabe muy bien. Razón por la que no va a cejar de atacar a Arce. Es más, la tendencia será incrementar su asedio al Gobierno. El objetivo central es recuperar a la inmensa mayoría del “voto duro”, para luego, y es lo que no se dice en público, llevar adelante una política de alianzas lo más amplia posible con tal de ganar en las elecciones generales de 2025. Es decir, la estrategia de Morales es de dos tiempos: El primero, concentrarse en la recuperación del sector duro; y luego, aliarse, de ser factible, con los sectores hegemónicos del bloque empresarial.

Pero más allá de las consideraciones morales en el despliegue de esa estrategia, lo que se ve es la apuesta a una línea de ataque para impedir que el actual jefe de Estado considere su repostulación. El Gobierno es de izquierda, pero la derecha se esfuerza por quitarle esa cualidad y mostrarlo como una corriente penetrada por las posiciones de derecha. Y, hay que decirlo, el propio Gobierno facilita la instalación de esa idea con su pasividad.

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