Por La Época -.
En los últimos días de la semana que concluye las organizaciones sociales fundadoras del Instrumento Político, en marzo de 1995, ahora denominado Movimiento Al Socialismo (MAS), se han pronunciado en contra de los términos de la convocatoria al Congreso Nacional de la organización, previsto para los primeros días de octubre en Lauca Ñ, en el trópico cochabambino.
De los varios aspectos que se critican de la convocatoria resaltan que no se lo haya hecho en consenso con las organizaciones fundadoras (Csutcb, Interculturales y Bartolinas), tal como establece uno de los artículos del estatuto aprobado en 2021, además el que los delegados de las organizaciones apenas lleguen a la cuarta parte del total de los delegados que serán acreditados al evento. A esto hay que sumar la exclusión de la Central Obrera Boliviana (COB) y otros actores sociales y políticos que dieron fundamento al desarrollo del Instrumento Político.
Si esto es verdad, resulta una contradicción con lo que por años sostuvo el expresidente y jefe político del MAS, Evo Morales, quien no pocas veces señaló que el MAS solo era una sigla para cumplir con las formalidades que establece la ley para participar de elecciones nacionales y subnacionales. Es decir, que los actores más importantes eran las organizaciones sociales.
Años de seguimiento al Instrumento Político, antes y después de ser gobierno, permite identificar que son las organizaciones y no el “aparato” lo estratégico en su concepción y acción política. Y la situación se vuelve más cuestionable, pues en las actuales circunstancias no se trata del predominio del aparato partidario en el sentido clásico (influido por el leninismo), sino de algo menos estructurado, nada democrático y con un enfoque elitista que hace uso instrumental de las masas.
Hay necesidad de aparato o de una estructura disciplinada que se complemente con la forma movimiento, claro que sí. Los hechos de 2019 demostraron ese vacío. De hecho, cuando se empezó a discutir la necesidad de construir algo desde abajo y desde el movimiento campesino, a fines de la década del 80, se optó por el denominativo de “Instrumento Político”, en el cual se iban a expresar todas las formas de organización (formas movimiento, partido, sindicato, comunidad, etcétera) propias de las clases subalternas en su lucha. Lo que los movimientos sociales exigían es otra manera de hacer política y es así que se fueron constituyendo en sujetos históricos.
Pero si hay algo que logró la democracia burguesa es que la idea de maquinaria electoral y el concepto de campañero y no compañeros o compañeras se vaya instalando en el MAS como la manera principal del ejercicio de la política. Y era solo cuestión de tiempo para que se diera a luz a los intereses personales, en pequeño y en grande, por encima de los colectivos e incluso a la idea de propiedad de la organización.
Entonces adquiere sentido el reclamo de las organizaciones, las que al parecer se han propuesto la reapropiación de su Instrumento Político. La vía, empero, es la unidad y la construcción de un espacio de resolución democrática y revolucionaria de las contradicciones.
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