diciembre 8, 2023

Nos convertimos en una sociedad egoísta, insensible, contemplativo al dolor y a la muerte


Por Esteban Ticona Alejo * -.


Escribir sobre algún acontecimiento difícil que uno ha vivido no siempre es grato, porque es rememorar esos momentos de dolor pasados. Hoy la sociedad boliviana, y particularmente la ciudad de La Paz, atraviesa por momentos muy difíciles. Oímos maltratos atroces a las mujeres, niños/as ancianos/as, que suceden todos los días y en varios casos con muertes espantosas. También escuchamos del maltrato a los animales, en pasados días se produjo la muerte cruel de un can en la ciudad de Santa Cruz. Ni qué decir de los atropellos.

Hace pocos días un niño estudiante fue accidentado en la ciudad de El Alto sin recibir auxilio, menos del infractor, en fin. ¿Es normal que sucedan estas prácticas perversas día tras día? A los que les gustan las estadísticas les encanta decir que las ciudades no duermen, que siempre están en movimiento, incluido los datos de los accidentes, que pasan a ser simples números que los dolores de los seres vivos.

Hace algunos días el dolor de un perrito que fue atropellado por un conductor necio me llevó a sentir ese sufrimiento y buscar auxilio de algún veterinario/a. Ver al can maltratado en una de sus patitas y tendido en el pavimento de una avenida me dejó muy triste e impotente. No escatimé para ir a su auxilio. Lo vi muy asustado y apenas podía caminar. Le di agua, intentando que pruebe un sorbo, pero estaba tan asustado que solo nos mostraba sus dientes, suponiendo que podíamos seguir maltratándolo.

Decidí buscar algún veterinario/a para que le ayudara inmediatamente. No fue muy sencilla esta decisión, pues la más cercana estaba cerrada. Hasta que ubicamos otro, pero con mucho estupor. Después de contarle del hecho y pedirle si podía asistirlo el veterinario me dijo: “no puedo, estoy esperando una visita”. Pero, ante la pregunta: “¿cómo debería procederse inmediatamente a un can atropellado? “, no hubo respuesta.

El médico veterinario aludido, ¿no aprendió los primeros auxilios en el tratamiento a los animales? Si no sabe lo más elemental en los primeros socorros, ¿será un médico veterinario? Es posible que me haya topado con gran embaucador y no un veterinario. ¿El Ministerio de Salud realiza algún control para saber si la atención en los centros para animales es con médicos especializados? El Gobierno Municipal de la ciudad de La Paz, ¿tiene otras formas de control sobre estos locales? ¿Existe alguna institución de denuncia sobre estos hechos?

Ante esta negativa del posible estafador proseguí con mi búsqueda de otro samaritano de los animales y visité a un local conocido que atiende a canes y gatos. Luego de reiterar lo que sucedió y preguntarle si podía auxiliarle, la respuesta fue: “no puedo, estoy sola en la atención”. Al final me dio la referencia de Animales Sos, expresando que es una entidad que atiende este tipo de necesidades. Apenas me facilitó un par de números de teléfonos de la institución nombrada, que, al llamar, nadie contestó. Por si acaso, las clínicas veterinarias aludidas están ubicadas en el sector norte de la ciudad, más exactamente sobre la avenida Quintanilla Zuazo.

¿Qué deduzco de este intento de buscar asistencia médica a un perrito atropellado? No existe ningún cariño hacia los animales por parte de los “médicos/as veterinarios”. A lo mejor haya alguien con quien no me topé. Solo vi reacciones frías y de profunda insensibilidad. Al ver que el animalito maltratado no fue llevado a su local, ¿pensaron que no se les iba a pagar? Claro que iba a reconocerles la atención. Pero creo que ni pagándoles se sensibilizarían.

Si no existe algún cariño, ni voluntad de atención, ¿por qué estudiaron para ser veterinarios? Con las respuestas recibidas es posible pensar que la atención en las clínicas de los animales esté plagada de “negligencias médicas”. Como no hablan los animales, no sabemos si la curación o el tratamiento son adecuados y efectivos.

Hay que pensar que la ciudad de La Paz cada vez necesitará compartir la vida con los animales, sobre todo con los perros y gatos. Además de las wak’as y otras espiritualidades andinas.

¿Podremos convivir con todos ellos? Creo que es preciso que los centros de salud pública incorporen a algún buen veterinario/a para que pueda brindar alguna asistencia y control efectivo a los animales.

Nuestra sociedad no puede imitar a otras insensibles. Los animales, las aves… también tienen el derecho de vivir en la ciudad y ser atendidos como seres vivos. ¿Cómo educamos a los irresponsables que abandonan a sus mascotas o a los conductores imprudentes que no piensan que conducen una máquina y se pueden convertir en asesinos? Uka q’iyir jaqinakaxa janiw suma apnaqapkiti. Aniturunakaruxa taqqhatañak munapxi, ¿janicha ukhamaxa?


*       Sociólogo y antropólogo aymara boliviano.

 

Sea el primero en opinar

Deja un comentario