marzo 16, 2025

Trotsky y yo


Por Soledad Buendía Herdoíza * -.


En el marco del aniversario del nacimiento de León Trotsky, 7 de noviembre, el día previo a mi cumpleaños (8 de noviembre), quiero reflexionar sobre cómo el fundador del Ejército Rojo y uno de los mayores dirigentes de la Revolución rusa inspiró mi formación política.

Lo recuerdo bien, era un día gris y frío en la ciudad de Quito, en las aulas de Economía de la Universidad Central del Ecuador, junto a un grupo de jóvenes reunidos en torno a una pequeña mesa, compartíamos ideas y sueños. En el centro de la discusión se encontraba un libro: La revolución traicionada. Su autor: un hombre de mirada aguda y cabello canoso, León Trotsky. Se podía sentir en sus líneas que, a pesar de haber sido desterrado de su tierra natal, la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia seguía ardiendo y su determinación por un mundo mejor nos contagiaba en el recorrido de cada párrafo.

La influencia de Trotsky en mi generación fue profunda y duradera. Sus obras, escritas con pasión y erudición, sirvieron como manuales para aquellos que buscábamos desafiar el statu quo y luchar por la justicia social. Sus ideas sobre la revolución permanente y la necesidad de la internacionalización de la lucha obrera se convirtieron en guía.

Apasionada por la historia y la política, leí con avidez La revolución traicionada y La historia de la Revolución rusa, y encontré en ellas cómo comprender el mundo desde otra mirada. Las ideas de Trotsky sobre la lucha contra el estalinismo y la defensa de los principios originales de la Revolución rusa resonaron profundamente. Trotsky desempeñó un papel fundamental en la organización del Ejército Rojo y la defensa de la revolución contra las fuerzas contrarrevolucionarias y las potencias extranjeras durante la Guerra Civil Rusa. Su habilidad estratégica y su liderazgo lo convirtieron en una figura central en la consolidación del régimen soviético. Además de su actividad política, fue un prolífico escritor y teórico revolucionario. Sus reflexiones abarcaron temas que van desde la teoría marxista hasta la historia de la Revolución rusa, consideradas, hoy, obras fundamentales en el pensamiento político y social del siglo XX.

En La revolución traicionada, Trotsky analiza la degeneración burocrática de la Revolución rusa bajo el gobierno de Stalin, argumenta que la revolución socialista no puede prosperar en un solo país y aboga por la internacionalización del proceso.

Inspirada por Aleksandra Kolontái, me preguntaba cómo la igualdad de género y los derechos de las mujeres podían encontrar en la revolución un aliado. Los escritos de Trotsky sobre la liberación de la mujer fueron la puerta para leer El segundo sexo de Simone de Beauvoir sobre la opresión histórica y la lucha por la emancipación de las mujeres o las limitaciones impuestas en la educación y la literatura expuestas por Virginia Woolf. Es solo años después, cuando centro mi atención en los estudios de género.

Trotsky no solo influyó en el pensamiento intelectual de muchos jóvenes de mi generación, sino que también nos motivó a la acción. Creamos el movimiento trotskista en la Universidad, para disputar espacios organizativos y trabajar en la formación política; así me convertí en activista y dirigente, liderando manifestaciones, organizando huelgas, posteriormente participando en elecciones, asumiendo tareas de gobernanza y siempre defendiendo los ideales de justicia y equidad que había aprendido de Trotsky.

Hoy, desde México, en el exilio, recuerdo que, tras la lucha de poder con Stalin, su posterior expulsión del Partido Comunista y de la Unión Soviética, Trotsky se vio obligado a emprender un exilio que lo llevó por varios países, incluyendo Turquía, Francia, Noruega y, finalmente, México. A este último país llegó el 9 de enero de 1937, a la edad de 83 años; por mi parte, el Gobierno mexicano me daría asilo político y pisaría suelo azteca el mismo 9 de enero.

La vida de León Trotsky es un testimonio de compromiso con la lucha revolucionaria, su contribución intelectual a la teoría marxista y su sacrificio personal en busca de un mundo más justo perdura en las obras que dejó atrás y en la inspiración que me sigue proporcionando.


*       Asambleísta ecuatoriana.

 

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