Por La Época-.
Cada vez hay más indicios de que el sistema político boliviano está cerca de experimentar una crisis de carácter estructural, lo cual, de producirse, se traduciría en un sismo de alta intensidad para la continuidad del orden democrático y del Proceso de Cambio abierto en 2006.
El sistema político boliviano, a diferencia de otros de la Región, va más allá del sistema de partidos, pues involucra a poderes fácticos que construyen relaciones de fuerza e inciden en la configuración y las decisiones del Estado. Es decir, “tienen efecto estatal”, como diría René Zavaleta, el desaparecido intelectual. Por lo tanto, lo que estamos presenciando no solo es una crisis de los partidos, sino del sistema político como tal, que es lo preocupante.
De una parte, hay una crisis en la principal organización política del país: el Movimiento Al Socialismo (MAS). El Instrumento Político, fundado en marzo de 1995 en la ciudad de Santa Cruz por las organizaciones campesinas originarias indígenas, se ha quebrado debido a que desde hace más de 10 años ha ido transitado gradualmente de movimiento de masas a aparato político, lo cual a la vez implica un alto grado de separación del “partido”, tipo convencional, respecto de las organizaciones sociales. Y que la organización política más grande y la única con presencia en todo el territorio nacional esté en crisis incide negativamente en el sistema político como tal.
Además de este dato fundamental, se confirman los indicios de una crisis del sistema de partidos con lo que está pasando en el campo de la oposición: Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos. Si bien son partidos más pequeños y de corta vida, eso no quiere decir que su peligro de desaparición no vaya a tener efectos en la política local.
Pero dos datos adicionales respaldan la hipótesis de que el sistema político está al borde del colapso y si esto sucede habrá una crisis de Estado con consecuencias inimaginables. Primero, el quiebre de las organizaciones sociales fundadoras del Instrumento Político, particularmente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb). Poco importa discutir cuál es la Csutcb con más legitimidad, pues la sola existencia de dos estructuras, en un país en el que la tendencia es unitaria, ya es un llamado de atención. Segundo, como derivación de la primera, es la confirmación del quiebre del sujeto histórico que hizo posible la Revolución Democrática y Cultural; desestructuración que se produce desde 2010 y se acelera a partir de 2016 cuando, por varias razones, el sujeto deja de tener incidencia real y efectiva en la conducción del Proceso de Cambio. Tercero, es la política del bloqueo que el naciente bloque-facción evista-CC-Creemos está llevando adelante contra el gobierno del presidente Luis Arce y que puede devenir en el acortamiento de mandato y el consiguiente adelanto de elecciones generales.
Así es como estamos y es un peligro real.
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