diciembre 1, 2024

¡Abrir los cuarteles!, de Matías Rubio

Por Luis Oporto Ordóñez *-.


La historiografía castrense se enriquece con una obra referida a la historia reciente, que reconstruye un episodio que se mantuvo en la más absoluta reserva, tanto por parte de las Fuerzas Armadas como del grupo de militares que integraron una organización subversiva surgida en el seno del Gran Cuartel de Miraflores –cuartel general del Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas– denominada “Tendencia Revolucionaria de las Fuerzas Armadas de Bolivia”, que se caracterizó por conformar una organización secreta, compartimentada, “en el momento histórico de mayor repliegue de la izquierda partidaria” y en la época de la debacle del movimiento obrero de orientación trotskista (lorista) –liquidado por las políticas neoliberales–, “vinculada al Partido Obrero Revolucionario-Masas”, se dotó de un vocero: Vivo Rojo, Tendencia revolucionaria de las Fuerzas Armadas, que irradió el pensamiento revolucionario de las Fuerzas Armadas en congresos mineros, obreros y campesinos. Es preciso anotar que la idea de organizar una “tendencia revolucionaria en el seno de las Fuerzas Armadas” fue propugnada por Guillermo Lora, como lo señala Sandor John.

¡Abrir los cuarteles! Una historia de la Tendencia Revolucionaria de las Fuerzas Armadas-Vivo Rojo (Bolivia, 1980-2001), fue escrito por Matías J. Rubio, editado en Buenos Aires por editorial Newen Mapu, colección América Latina. La historia a contrapelo, Nro. 6, 2022. Está organizada en tres capítulos: 1) Bolivia en el siglo XX: una historia de masas, balas y uniformes; 2) El POR-Masas (1963-1991): programa, estrategia y Fuerzas Armadas y 3) La Tendencia Revolucionaria de las Fuerzas Armadas-Vivo Rojo (1980-2001).

El autor es el historiador argentino Matías J. Rubio, quien investigó la naturaleza de la tendencia revolucionaria, su relación con el POR-Masas, los miembros que la integraron, sus ideales, su organización, el peso real dentro de las Fuerzas Armadas, los momentos de esplendor, por qué surgió y por qué se disolvió, con el que apunta a “comprender el fenómeno de la TR-VR en todas sus dimensiones”.

Su aparato documental fue la Biblioteca y Archivo Político de Guillermo Lora, que custodia el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre), entrevistas testimoniales a personajes claves que integraron la “tendencia revolucionaria”, y el formidable archivo de Vivo Rojo, órgano oficial de la Tendencia Revolucionaria de las Fuerzas Armadas, que publicó 128 fascículos durante 11 años (1980-2001), siendo Rubio el único que tuvo acceso a la colección completa del singular periódico militar.

Proporciona antecedentes sobre dos organizaciones militares, incrustadas en el seno de las Fuerzas Armadas, conformadas por militares activos. El Estado Mayor Central de la Oficialidad Joven (Emcoj) y la Organización Militar Nacionalista (OMIN), “grupos clandestinos de la década de 1970, dirigidos por el oficial Carlos Escobar (alias Cangallo) “. El OMIN se reivindicaba como “la expresión política de aspiraciones historias de la institución armada, en sus capas patrióticas, progresistas y revolucionarias”.

El autor despliega su narración en un ensayo de periodización de la TR-VR de las Fuerzas Armadas: 1970-1976: antecedentes; 1980-1984: época del despliegue de las ideas y la construcción del programa; 1984-1992: ¿La/s oportunidad/es perdida/s? ¿Mientras maduran las masas, qué?; 1992-1995: el POR-Masas y Vivo Rojo: persecución, conflicto, delación y expulsión; 1991-1995: POR-Masas: expulsión, delación y debate; y, 1995-2001: El ocaso.

En 1994 el periódico Los Tiempos publicó una nota titulada: “Investigan militares de Vivo Rojo”, que proporciona valiosa información sobre la organización, su composición, estructura, objetivos, fines y proyección política: “VR es parte de la estructura militar; sus principales promotores eran conocidos por sus camaradas”; “Entre los componentes se contarían (unos cinco militares, uno de ellos un coronel), jefes de gran reputación y considerados como la reserva moral de las Fuerzas Armadas”; “VR se ha encargado de formular cuestionamientos a los mandos militares, el Gobierno, y recientemente de temas nacionales, como la venta de gas a Chile”; “Dio paso a la pluralidad ideológica y la apertura a las ideas, imperantes en las Fuerzas Armadas, respecto de temas nacionales”; “Gracias a ello, oficiales de diferente graduación, pudieron integrar esa organización, convirtiéndola en el vocero de la institución, circunscribiendo su labor a la fiscalización de los actos de militares y gobernantes”; “Con cierta periodicidad daba a conocer, a través de panfletos, la opinión de sus miembros”; “La difusión de las ideas y críticas originó que los militares aguardaran con mucho interés cada panfleto, que luego era discutido”; “El que la organización haya dejado de ser ‘trotskista’, le dio un giro importante y de aceptación entre los militares”.

Conclusiones

Entre las conclusiones del autor destacamos: “La TR-VR supo planificar y ejecutar un trabajo de largo plazo que perduró, causó impacto en su contexto, implicó ciertas transformaciones en la institución y dejó huellas en sus miembros”. “A diferencia de otras experiencias, se desarrolló centrando su trabajo con militares de carrera, de diversos grados, y no solo con soldados rasos”. “Lora y los militantes de TR-VR se revelan como agudos estudiosos de la III Internacional, respecto al trabajo de las Fuerzas Armadas; utiliza el esquema leninista para el análisis de la situación de los países del mundo”. “[Buscaba] la democratización y nacionalización para la transformación del Ejército en instrumento revolucionario”. De acuerdo a los entrevistados, TR-VR se asemejaba a una fotografía: “en el centro, estaba sentado Guillermo Lora y, rodeándolo, más de una decena de militares vestidos con sus uniformes de gala: el Estado Mayor de la revolución proletaria, subordinada a la dirección política del POR, con fuerte vínculo orgánico entre ellos”. “Una vez editado VR, el agrupamiento se movió en dos planos: el público y el clandestino”. “La TR-VR existió como expresión política de los efectivos de las Fuerzas Armadas”. “El POR-Masas, [marcó] la línea estratégica y [formó] en el materialismo histórico a los militares”. “TR se desenvolvió en relación al contexto político en general y al movimiento de la clase obrera en particular”. “[Filtró] información precisa sobre los movimientos de los Altos Mandos y sus aspiraciones golpistas, al POR-Masas”.

El autor siembra en terreno virgen, siendo el primero en analizar la TS-VR, y reconstruye la fascinante y secreta historia del entrismo socialista en el seno de las Fuerzas Armadas en el periodo comprendido entre 1980 y 2001. Sin embargo, pierde una oportunidad histórica para desglosar el catálogo de los 128 fascículos de Vivo Rojo (Nro. 1, febrero de 1980 – Nro. 123, diciembre de 2001), que viene a ser un archivo político único en su género, producido al interior de las Fuerzas Armadas. La obra tuvo una tirada reducida, de la que se envío un lote a Bolivia, que lo distribuye la Librería del POR-Masas y circula casi esotéricamente.


  • Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas y docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.

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