Por Esteban Ticona Alejo * -.
Una vez finalizada una especie de radionovela política cruceña que podría titularse “El exgobernador Camacho hasta por correspondencia”, muy al estilo de la clásica telenovela brasileña “O bem amado” o “El bien amado”, aquella culmina con el nombramiento mezquino del presidente de la Asamblea Departamental de Santa Cruz, Zvonko Matkovic, a Mario Aguilera como gobernador. Digo egoísmo porque Aguilera no merecía el trato descortés (por ejemplo, no le confirieron la resolución de nombramiento y tampoco le entregaron el bastón de mando como autoridad departamental), pues fue electo como Vicegobernador, acompañando a Luis Fernando Camacho. En un ejercicio realmente liberal y democrático, ante la imposibilidad de ejercer Camacho el cargo de gobernador, Aguilera merecía, hace más de un año, asumir como gobernador legítimo.
En los capítulos transcurridos, el accionar de Camacho me hizo recuerdo al político Odorico Paraguasú (“El bien amado”), un gran demagogo y misántropo que fabrica discursos locuaces, engañando a la gente incauta de la urbe cruceña. El principal objetivo de Camacho fue mantenerse en su administración como autoridad departamental, cueste lo que cueste. Hoy más nunca hay que estudiar a personajes como Camacho y similares. Por ejemplo, ¿por qué su extremo narcisismo –capaz de derrochar mucho dinero y violencia utilizando a cualquier sector social del país–? Pero también es importante saber ¿por qué no se permitió que Aguilera asuma como gobernador del departamento de Santa Cruz? El exgobernador Camacho, que carece de un claro lenguaje de comunicación, enviaba cartas e incluso manuscritos justificando a toda costa su ejercicio desde una cárcel de La Paz. Ante el inminente nombramiento de Aguilera como gobernador tildó a este de traidor, ¿en qué consistió la traición de Aguilera a Camacho? Al parecer fue de las estrategias del exgobernador para mantenerse en el cargo y seguir cobrando el dinero como autoridad departamental del Estado Plurinacional, a la que tanto odia.
En el caso de los países aún colonizados, como Bolivia, urge estudiar el comportamiento psicosocial de políticos como Camacho, porque a pesar de la supuesta modernidad asumida o adscrita o de autocalificarse como demócratas y neoliberales continúan las malformaciones de la mentalidad colonialista y racista.
Varios investigadores afirman que Camacho tiene origen colla; está claro que no es el indio colla, sino el q’ara, es decir, el “colla mestizo” que vive en la región andina. En términos idenditarios es un q’ara que se asentó en Santa Cruz. Es un “acollado” que al parecer siente mucha vergüenza por sus orígenes. ¿Será por eso que odia tanto a los indios de los Andes? ¿Tiene la idea de borrar cualquier pasado, nada agradable, por otro (camba) al que no siempre perteneció? En términos muy sencillos, ¿es el colla más comecolla que el camba?
Otro dato interesante es ser “hijito de papá” y que siempre ha tratado de resolver sus problemas con el dinero. Hay que recordar que, en los días del golpe de Estado de 2019, mediante su padre “muñequeó” o compró a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional para ejecutar el golpe. Hizo pública esta manifestación en el Cristo Redentor en los días aciagos a la democracia boliviana. El uso de las cartas es otro perfil de quien no puede manifestarse claramente a través del lenguaje del habla. Recuerdo que, pasado el famoso “bloqueo de los 30 días” de los empresarios del Comité Cívico de Santa Cruz por el Censo, en una entrevista no pudo explicar los pormenores del autoencierro y solo repetía frases como “concho, concho…”, vocablo de origen quechua y aymara que significa turbio. Pero, ¿qué quiso decir con concho?
La práctica más clara de la mentalidad patronal es cuando no se distingue entre el bien público y el privado, porque para el gamonal empedernido todo le pertenece. De por medio está la vena despótica y fascista. Una pequeña muestra, en los últimos días, es que Luis Fernando Camacho nombró a dedo a Efraín Suarez como representantes de su partido Creemos. En fin, estamos frente a un dictadorcillo con petulancias de demócrata cuando en el fondo no es más que un patroncito parásito que aprendió a usufructuar de la familia, la sociedad y el Estado. Uka q’ara kamachuxa wali ñanqha jaqiwa. Ma pitataw tukkhañaspa uka ipi jaqiruxa ¿janicha?
* Sociólogo y antropólogo aymara boliviano.
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