octubre 12, 2024

«Nuestro sueño, exportar lo que producimos»: mujeres de Bolivia en la industria de la llama

El Gobierno de Luis Arce apunta a llegar a 25.000 familias indígenas campesinas para que den valor agregado a la carne de llama y a la fibra de alpaca, animales criados en una mayoría de comunidades de los Andes de Bolivia.

Sputnik conoció la experiencia de una asociación de artesanas, quienes desean exportar sus productos.

El Programa de Fortalecimiento Integral del Complejo Camélidos en el Altiplano Boliviano (Pro-Camélidos) apoya a cientos de familias indígenas campesinas de los departamentos de Potosí, Oruro y La Paz, donde la cría de llamas y alpacas es tan recurrente que estos animales ya son parte del paisaje andino.

Esta iniciativa, del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, cuenta con el financiamiento del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas. Este organismo recientemente premió a Pro-Camélidos por su aporte a la inclusión de las mujeres y por su propuesta de adaptación al cambio climático, que afecta a los Andes sudamericanos.

Pro-Camélidos brinda a las familias la infraestructura necesaria para que tengan a las llamas y alpacas en condiciones óptimas de sanidad. Asimismo, procura proteger las praderas andinas, que son la principal fuente de alimento de los ganados y parte fundamentalmente del ecosistema regional.

Roberto Bonifacio, director del programa, contó a Sputnik que se tiene el objetivo de llegar a 25.000 familias. También apunta a que las mujeres constituyan el 30% de los beneficiarios, por medio de su inclusión en las tareas de cría y procesamiento de los animales.

Exportaciones kallawaya

En el barrio Julián Apaza II, de la ciudad de El Alto, funciona la Asociación Regional de Productoras de Artesanía Kallawaya (ARPAK), integrada por 16 familias dedicadas a realizar artesanías y tejidos con lanas de alpaca. «Nuestro sueño es exportar lo que producimos», dijeron a Sputnik.

Con maquinaria ancestral pero también moderna, otorgada por Por-Camélidos, ellas producen y comercializan pulóveres, chalinas, ponchos, guantes, ruanas, vicocos, ch’ulos (gorros de lana) y toda clase de artesanías.

«Somos una asociación de artesanas que hacemos tejidos de telar de piso en cuatro estacas, como manillas, aguayos, chumpis, winchas. También hacemos aretes, collares, gargantillas, todo tipo de accesorios, llaveros, separadores de libros», enumeró a Sputnik Casilda Llanos Airas, integrante de ARPAK.

«Es milenario nuestro tejido. No es reciente que lo hemos aprendido. Nuestros antepasados ya tejían esto», dijo luciendo sus delicadas prendas originarias.

En la asociación son de la nación originaria Kallawaya, que ancestralmente se destacó por su manejo de la medicina, a base de hierbas e ingredientes naturales.

En el taller, otras señoras trabajaban tejiendo con sus manos, con máquinas y con el telar de cuatro estacas, situado al ras del suelo.

Avelina Calancha Llanos, presidenta de la asociación, dijo a Sputnik: «Plasmamos en nuestros tejidos iconografías de la naturaleza y de la cosmovisión andina, como aves, el sol, el cóndor, la estrella, la luna».

Sus tejidos de fibra de alpaca contienen «todos los colores de la naturaleza. Teñinos al natural, con plantas, cochinillas y chilca. Los colores son azules como los ríos y el cielo, también los verdes de las plantas y las flores están en nuestros tejidos multicolor».

¿Cómo colaboró el Pro-Camélidos para que mejoren su producción? «Más que todo nos han apoyado en los talleres, con las máquinas que nos han brindado para hacer en menos tiempo y para entregar nuestros productos más rápido a la venta», dijo Calancha.

Con el apoyo de organismos estatales, también participan en varias ferias artesanales de la región.
«Nuestro sueño es exportar, llegar a los países con nuestras artesanías, nuestra cultura, que conozcan», comentó la mujer kallawaya.

Llamas y alpacas

El director de Pro-Camélidos indicó que quienes tienen llamas se dedican a vender su carne y derivados, como charque, embutidos y chorizos. Quienes crían alpacas, usan fundamentalmente su fibra para tejidos.

Además de ofrecer infraestructuras para que los animales tengan mejores condiciones de salud, accedan a agua potable y pasturas adecuadas, las y los beneficiarios del programa reciben capacitación en diversos temas.

Bonifacio destacó el valor del rol de la mujer en estos procesos: «En el altiplano las sociedades siempre están más lideradas por los hombres. Es una sociedad machista, se puede decir».

Pro-Camélidos comenzó a funcionar en 2018. Hasta finales de 2024 tiene el objetivo de llegar a 25.000 familias de la región andina. «El 30% deben ser mujeres. Es nuestra meta, es un reto muy grande», dijo el director.

Actualmente el 25% de participantes son mujeres. En este sentido, Bonifacio resaltó que «en las asociaciones lideradas por mujeres se ha alcanzado un nivel exitoso en la implementación de planes de negocios».

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