diciembre 10, 2024

“El día que ELN pierda legitimidad y el apoyo de la población, se acaba”

Pablo Beltrán, jefe de la Delegación de Paz de la guerrilla

Por Raúl y Vanessa (Realizadores audiovisuales, escritores y creadores del colectivo Vocesenlucha)-.


A continuación compartimos la primera parte de la entrevista realizada en La Habana al comandante Pablo Beltrán, jefe negociador de la Delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) (Colombia), tras la finalización del VI Ciclo de Conversaciones de la Mesa de Diálogos entre el ELN y el Gobierno, realizado en Cuba del 22 de enero al 6 de febrero de 2024.

Vocesenlucha (V).- Muchas gracias por la oportunidad, Pablo. Siempre, desde el espacio de comunicación Vocesenlucha iniciamos preguntando quién es la persona que entrevistamos. ¿Cómo se ha construido en estos cuatro años que han pasado desde la anterior entrevista, qué novedades hay de esa persona que es?

Pablo Beltrán (PB).- Ha habido como dos grandes momentos después de la pandemia, un primer momento en que estuvimos aquí en Cuba, porque el gobierno de esa época en Bogotá, Iván Duque, 2018-2022, conminó a Cuba a que entregara a la Delegación de Negociadores de Paz que estábamos acá, y Cuba les dijo: “no, nosotros somos país garante, eso sería violar protocolos internacionales de protección de negociadores de paz, y Cuba no va a violar el Derecho Internacional porque un presidente que no conoce de eso en Colombia se lo exija”. En esa posición lo apoyó Noruega. Noruega dijo: “no, no se puede extraditar, no se puede penalizar, y si no hay negociaciones lo que hay que buscar es un retorno seguro, que es lo que dice el protocolo”. Ese protocolo lo llevamos al Consejo de Seguridad, lo movimos por muchos lados y todos nos dieron la razón, “no, esa Delegación de Paz no se puede tocar”, y el Gobierno de Colombia se desquitó con Cuba acusándola con Trump de que era protectora del terrorismo, entonces otro cartapacio de sanciones para Cuba, y, bueno, eso fue la primera época, estuvimos acá, muy activos en comunicaciones, la Delegación siguió trabando desde acá, y cuando ganó Petro y se posesionó en agosto de 2022 inmediatamente vino una delegación del Gobierno, vino el que es hoy el Canciller, el Comisionado de Paz, una delegación del Congreso, y organizamos reanudar los Diálogos.

Entonces nosotros regresamos a Colombia en septiembre de 2022 y reiniciamos esta mesa en octubre. Ahí comenzó una etapa agitadísima, porque ha sido muy intenso el ritmo del trabajo en la Mesa de Diálogos, yo diría casi que extenuante. Les digo un ejemplo: el año pasado a mí me tocó hacer 32 vuelos de avión, de zonas internas en Colombia, Venezuela que es el país de tránsito, acá a Cuba, a México, personalmente estuve en Bogotá en dos ocasiones, estuve en el Pacífico colombiano, entonces, claro, si fuera que nos fueran a premiar por millas (risas), tenemos mucho esfuerzo invertido en estas negociaciones, entonces el año pasado fue de muchísimas reuniones; es una gestión en doble sentido estar acá en la Mesa, después ir a los campamentos, explicar las cosas, resolver dudas, volver a recoger instrucciones y mandato y regresar a la mesa, entonces es “vaya y venga, vaya y venga”.

Eso fue el año 2023. Como ve, han sido dos momentos, el primero más quietos aquí en La Habana; y el segundo un “corre corre”, decimos en Colombia, para poder darle ritmo a la Mesa, y realmente ha sido muy fructífero.

V.- Tiempos de sedentarismo y de nomadismo.

PB.- Exacto, contrastes.

V.- Dicen que son la guerrilla más antigua de América Latina y del mundo. ¿Por qué sigue el ELN activo?

PB.- Este año estamos en el año del 60 aniversario, pero si se mira la historia de Colombia, el país lleva 75 años de conflicto interno. Quiere decir varias cosas: que los problemas que sufre el pueblo son muy profundos, que eso hace más válido un camino de solución política, porque han sido 75 años de mucho sufrimiento, mucha guerra y siempre en este tipo de guerras internas es la población la que más sufre; el que menos sufre es el combatiente, porque sabe combatir, y está armado y está organizado y tiene todo, la gente no tiene nada, entonces le toca la peor parte de la guerra, eso explica problemas muy grandes que las élites dominantes se niegan a resolverlas de manera política, diplomática, negociada y siempre acuden a la fuerza. Entonces, son problemas grandes que necesitan fuerzas grandes para resolverse, porque esto no lo va a resolver la capacidad de una sola fuerza. Toca alianzas social y política, sumar, y esta Mesa sirve es para eso, para ganar amigos y aliados para la solución política.

El ELN, si voy a mi experiencia personal, cumple 60 años, yo llevo 40 años en la dirección del ELN, de esos 40 años estoy haciendo gestiones de solución política 25 años. ¿Qué quiere decir eso? 75 años de guerra interna en Colombia, 60 años de nuestra organización, 25 años del ELN buscando un camino de solución política, son cifras que dicen bastante. O sea, que si esta organización, el ELN, y esta Mesa de Diálogos de Paz se aplica en ganar amigos para una solución política, tenemos más cerca el momento en que se diga que los colombianos vamos a dejar atrás, vamos a pasar la página de la guerra. Es un gran propósito que necesita una gran fuerza política y social detrás para lograrlo, y en eso es que estamos aplicados.

V.- Hace unos días finalizó el VI ciclo de Diálogos de Paz. ¿Qué se ha logrado?

PB.- Venían dos procesos muy interesantes. El proceso de participación de la sociedad, en varios sectores, regiones; y paralelo venía, desde el 3 de agosto, un cese al fuego. El proceso de la sociedad podemos decir que ha marchado a las mil maravillas. Muy interesante, la gente está haciendo un diseño de cómo hacer un Plan Nacional de Participación, el gran propósito es hacer una construcción colectiva de una sola idea de paz, que no sea la idea de paz del Gobierno o del ELN, no, hagámosla entre todos, y hagámosla entre todos significa no dejar a nadie por fuera.

Ese proceso de participación ha sido histórico, diría yo, y a su vez, el cese al fuego sí ha sido muy tortuoso, porque hemos tenido muchos ataques, ha habido mucha cuestión, muchas operaciones de bandera falsa, mucho paramilitarismo, mucha perfidia, ha recibido de muchas maneras ataques y, a juicio nuestro, todos esos ataques lo que persiguen es obligar al ELN a decir: “rompemos el cese, porque esto no sirve”. Entonces este ciclo hizo dos cosas, darle continuidad al proceso de participación, para que concluya en mayo en un gran evento nacional y tratar de remendar y enfrentar lo que nosotros llamamos “los factores de crisis del cese”. Para ese propósito inclusive vino durante tres días el Ministro de Defensa colombiano, se llevaron varias consultas al Presidente, que se van a hacer en esta semana que viene, nosotros vamos a permanecer aquí en La Habana el resto del mes de febrero, y la Delegación del Gobierno va a venir a seguir tratando cosas y, en ese mismo sentido, a darle curso a problemas sobre todo que amenazan al cese.

Pero, pese a eso, dijimos listo, hagamos las gestiones, hagamos compromisos, pero hagamos la prórroga, entonces se hizo una prórroga de otros seis meses que terminan el 3 de agosto; quiere decir que hoy llevamos año y medio de Mesa de Diálogos de Paz, los últimos seis meses con cese al fuego bilateral, y nos aprestamos, a partir de hoy, a otro cese al fuego de otros seis meses en los que esperamos desarrollar al máximo todo este proceso de participación y remontar los problemas que tienen el cese, porque, claro, hay regiones colombianas donde ante esta situación sufre más la gente, es lo que llamamos “zonas críticas”. Hemos denominado nueve zonas críticas para ponerle atención especial.

V.- Hasta ahora, los procesos de paz en Colombia no han tenido final feliz, hay que decirlo.

PB.- No, no.

V.- Y es que las garantías que da el Estado de Colombia no son muy fiables hasta ahora, ¿qué diferencias hay en este proceso? También es cierto que por fin se tiene un gobierno progresista después de décadas.

PB.- Desde Bolívar.

V.- Exactamente, ¿cómo encaja todo esto?

PB.- El régimen colombiano se caracteriza por una cosa: por perseguir y exterminar al opositor, esté armado o desarmado, y tienen doctrina y armas y brazos armados, paraestatales, estatales, guerra mediática…, ellos son expertos en eso, en perseguir y exterminar. Cambiarle la esencia al régimen, a nuestro juicio, es el principal reto que tiene hoy Colombia. ¿Qué ventaja hay? Que el Presidente, como bien dice usted, Vanessa, es de corte progresista y ha dicho una cosa que nosotros compartimos ciento por ciento. Dice: “este Gobierno no va a perseguir”. Histórico, cuando todos hacen eso. ¿Por qué comienzo por ahí el problema? Porque si este Gobierno persiguiera a la derecha, que está detrás de todo el paramilitarismo, que es el que hace sufrir más, quiere decir que está alimentando que cuando esa derecha vuelva al Gobierno va a perseguir a los que hoy están en el Gobierno, entonces sigue el ciclo de reciclamiento de la violencia. Ese ciclo de reciclar la violencia es el que hay que quebrar. Entonces, cuando el Presidente les dice: “no los voy a perseguir”, y antes los busca de aliados en el Congreso, es otra cosa, ¿cierto?

Es una apuesta difícil, pero interesante. Ejemplo, a nosotros nos han dicho: “¿ustedes qué piensan del expresidente Uribe? “. Pues muy interesante que el expresidente Uribe esté aquí, ha estado muy interesado en ver el desarrollo de este proceso y, claro, eso para nosotros es importante. Si hubiese un diálogo con el expresidente Uribe, ¿cómo sería? ¿Éticamente qué nos correspondería? Representar los intereses de las víctimas, o sea, que es un asunto más que solo político, es un asunto de justicia. Cualquier cosa que haga esta Mesa, estamos obligados a representar los intereses de las víctimas, no es solamente un asunto político o qué pasa con el ELN, no, eso es lo de menos, es de qué pasa con nueve millones de desplazados, con ocho millones de víctimas contabilizadas del conflicto.

Los diálogos son mucho más allá que los problemas del ELN o los problemas del Gobierno, porque ambos estamos obligados a tratar los problemas de la mayoría de la población colombiana con una élite que tiene unos privilegios. En una lógica casi de aritmética, si este Gobierno busca cambios que restituyan o que otorguen derechos fundamentales a la gente, ese otorgamiento de derechos rebaja privilegios, y los privilegios de siempre han sido los de la élite, entonces la élite se opone a que haya cambios, y también ese sector más recalcitrante de la élite se opone a que esta Mesa produzca cambios, ese es el punto donde estamos. Claro, esta Mesa es mucho más allá que darle casa, carro y beca al ELN, que nunca los hemos pedido ni los vamos a aceptar, es ponernos en función de tocar los problemas estructurales que causan el conflicto y hacer procesos de transición para resolverlos; tampoco esperamos que de aquí a 2026, que se va Petro, resolvamos, no, pero cada cambio que se haga ahora tiene que ser parte de un proceso y una transición para que no se pierda; ahora se hace tanto, en dos años tal cosa, en cinco tal cosa y en 10 años tal cosa. Es lo mismo que la transición energética o el modelo productivo, es lo mismo, las cosas son tan profundas que usted no las puede obtener por arte de magia. Pero sí usted tiene que tener un sentido de proceso y a su vez, sobre todo, tiene que tener fuerza para sostener ese proceso y esa fuerza es mucho más allá que el ELN o que un gobierno progresista.

V.- Cambiar la esencia de Colombia.

PB.- Exacto. Sí, porque si no el resto es escenificaciones. No sé si yo les he dicho, en Colombia hay un escritor, William Ospina, y una vez le preguntaron algo y dijo: “no, los procesos de paz en Colombia han sido desmovilizar una guerrilla, echarle la culpa de todo y nada cambia”. Ese es el viejo modelo, y ese viejo modelo aquí no cuenta. Entonces fíjese el cambio, estamos buscando otro modelo. Y muchas veces, “¿ustedes qué quieren? “, no, tranquilos, no nos sobra pero tampoco nos falta.

V.- Hablaba de la participación, que ese proceso es muy bueno, se está dando en los territorios. Con el cambio de las subjetividades, no sé si ese factor juega a favor del proceso, ¿con qué sueñan los jóvenes, las nuevas subjetividades que se construyen, hacia dónde se quiere tejer, qué juega a favor o en contra?

PB.- La última charla que sostuvimos fue en 2019, pero en 2021 hubo un estallido social en Colombia. Ese estallido social en Colombia es tan importante como la independencia de España, en términos históricos. ¿Por qué? Porque ¿quiénes salieron a la calle? Todo el mundo. Crisis de representatividad, crisis de liderazgo, ¿quién representa a esa gente? Nadie. ¿Qué pedían? Cambios, punto. ¿Por qué se levantaron? Porque comenzó el gobierno de Duque a tratar de imponerles una nueva reforma tributaria y fueron tres meses de Colombia, sobre todo la población urbana en las calles, y estos son jóvenes que a veces en Colombia se les dice “niní”, que ni estudian ni trabajan.

Ese nuevo componente de subjetividades, que llama usted, Vanessa, es el futuro de Colombia, porque ¿de qué depende un país? De su juventud. Y si la juventud no ve futuro se tira a la calle, es la democracia de la calle. ¿Por qué la democracia de la calle? Porque la del Congreso está arruinada. ¿Y qué está arruinado? El sistema de partidos, y está arruinado el andamio del Estado. Entonces a nosotros nos preguntan ¿ustedes qué quieren ser? ¿Ustedes quieren ser senadores? No, cómo se le ocurre, Dios me libre (risas), no, esa no es la democracia; no, esto hay que resolverlo de otra manera.

V.- Bueno, pero no hemos renunciado a tomar el poder…

PB.- Pues más que tomarlo hay que construirlo, hay que hacer ambas cosas. ¿Por qué no nos han acabado en 60 años? Porque tenemos un poder. ¿Qué poder trata de aplastarnos? Nada más y nada menos que el imperialismo estadounidense. Sin un poder el ELN no existiría. ¿Cuál es el principal poder del ELN? La legitimidad, el apoyo de la gente; sin eso el ELN no existiría. El día que ELN pierda legitimidad y el apoyo de la población, se acaba.

Entonces, claro, ese poder hay que acrecentarlo. Esa juventud que se lanzó a las calles en el 21 durante tres meses es un poder que hay que potenciar, que hay que organizar, porque es el que va a producir los cambios. Fíjese la tarea. Ese poder es el que llevó a Petro al gobierno. ¿De dónde salieron dos millones de votos nuevos? De ese poder. Y, claro, comienza a haber cierto desencanto, porque hubo muchas promesas de cambio, pero al llegar Petro al gobierno todos esos sectores de esa élite que está cómoda con sus privilegios han comenzado a neutralizarlo, a frenarlo, a aliarse con él; unos se alían con él para frenarle en el Congreso, para que no prosperen las reformas, otros se quedan afuera para

entorpecerle sus cosas, otros desde los grandes medios de comunicación lo atacan, y solamente ven las grietas y las debilidades del Gobierno, entonces es un ataque por todos los frentes, y no solo el ataque al Gobierno, no, es que no quieren que Colombia cambie, ellos tienen privilegios. El pulso es muy fuerte y se trata de atraer a cada vez más gente a la idea de que hay que resolver los conflictos de Colombia de otra manera diferente que a machetazos.

V.- Justamente ayer, en la clausura de este VI Ciclo de Diálogos, comentaba algo así como que una gran parte de la guerra de Colombia se hace desde afuera de Colombia.

PB.- Sí, claro, porque nosotros le decimos a la comunidad internacional, ampliamente –aquí hay como una docena de países acompañantes de este proceso–, les hemos dicho: “gracias por la ayuda y nunca nos abandonen ni nos dejen de acompañar, pero el esfuerzo de ustedes no puede reemplazar el de los colombianos”. Entonces, ¿cuál es la estrategia? Lograr que la gran mayoría nos inclinemos por un camino de solución pacífica. Y desde esa gran mayoría decirle a los que desde fuera empujan la guerra: “oiga, oiga, déjenos este camino, respétenos este camino”. A los primeros, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). ¿Por qué a la OTAN? Hubo un presidente al que le dieron un Premio Nobel que se le ocurrió meter a Colombia en la OTAN, cuando es la principal alianza de guerra del mundo; por favor, entonces a usted le dan un Premio Nobel de Paz y mete a Colombia en la OTAN, ¿eso cómo es? ¿O fue por eso que le dieron el premio? Entonces les estamos diciendo: “no metan a Colombia en esto”.

Ejemplos, en todo el gobierno de Duque, entre 2018 al 2022, fueron innumerables los ataques que le hicieron a Venezuela desde territorio colombiano, una guerra delegada, una guerra proxi, una guerra subsidiada, como quiera, una guerra con brazos mafiosos, delincuenciales, mercenarios. Toda la vida hermanos, nacimos hermanos, y ahora nosotros base de ataque de Venezuela. ¿Cómo está Ecuador? ¿Por qué se inundó Ecuador de las bandas llevadas desde Colombia? Hace un mes declarado Ecuador que está en un conflicto armado interno para acabar con las bandas, pero esas mafias han comprado a todos, jueces, policías, militares, alcaldes, entonces, claro, con toda esa presencia de la exportación de cocaína por el Pacífico ecuatoriano está un proceso de corrupción, y la fórmula mágica es crear problemas para vender seguridad. ¿Qué hizo Lenín Moreno desde 2018? Se volvió más de derecha y comenzó a patear y a tumbar todo lo que había hecho Correa. ¿Qué fue lo que más tumbó? Todos los acuerdos de seguridad, policiales y militares que Correa deshizo con los Estados Unidos. Desde el establecimiento de bases hasta acuerdos de asesoría, etcétera. Todo eso lo quitó Correa en un gran acto de soberanía. ¿Y qué hizo Lenín Moreno? Desde 2018 lleva ese gobierno –ya no está Lenín Moreno– cinco años rehaciendo esos vínculos y ahora que estalla todo ese problema de las bandas, vengan los Estados Unidos. Mire la estrategia, crear el problema para vender seguridad. En eso llevan desde 2018. ¿Y con qué? Con bandas colombianas. ¿Qué fue lo primero que hizo Laura Richardson, que es la jefa del Comando Sur, cuando fue a hablar con Petro? “Vengo a que defendamos la Amazonía”. Oh, sorpresa, ¿ahora Estados Unidos interesado en defender la Amazonía?, cuando hay nueve países que son de la cuenca amazónica que han dicho: “ah, los latinoamericanos tenemos toda la capacidad para defender la Amazonía y cuidarla, porque es un recurso nuestro, pero en función de la Humanidad, entonces no venga aquí otro a decir que nosotros somos incapaces y nos van a ayudar a cuidarla”.

Mire. Venezuela, la Amazonía, Ecuador, y no le sigo. La política de seguridad, el despliegue militar de los Estados Unidos, tienen en Colombia un portaviones, para eso tienen las bases, y fíjese que hasta ahora solamente le he dicho ejemplos concretos de cómo desde Colombia se desestabilizan los países vecinos. Es la estrategia de ellos. Cuanto más desordenada tenga la sociedad, el Estado ecuatoriano más lo pueden manipular. Mire cómo está Haití, han dicho: “ay, es que toca mandar una fuerza multinacional a ayudar a los haitianos”. La desgracia no es solo que Colombia se mantenga bajo esa estrategia de guerra perpetua de los Estados Unidos, sino que es el portaviones para meter en la misma estrategia de guerra perpetua a los vecinos. Colombia afecta a Centroamérica, al Caribe, a Venezuela, a la Orinoquía, a la Amazonía, al área andina, al Pacífico. ¿Qué mejor portaviones? Por eso hay que decirles: “señores si la mayoría de la sociedad colombiana queremos un camino de solución política del conflicto, respétenlo, ese es el problema”.


*       Cortesía del portal web Vocesenlucha – https://vocesenlucha.com

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