Washington-. Seguir la pista hoy a los enredos de Donald Trump con la justicia es complicado, los acontecimientos se suceden y entremezclan como ocurre ahora en plena campaña por volver a la presidencia de Estados Unidos.
Citaciones, fallos, demandas, audiencias para argumentos orales, mociones, contra demandas en tribunales estatales, federales y hasta la Corte Suprema hacen del caso Trump un fenómeno de estudio.
Nunca antes un expresidente -ni tampoco en ejercicio- en la historia de este país fue convocado a un tribunal, ni fichado como un criminal, pero con Trump se rompió el molde.
La noticia más reciente llegó de Florida. La jueza federal Aileen Cannon -nombrada en su momento por el entonces mandatario- rechazó la víspera una de las mociones presentadas por sus abogados para desestimar 32 cargos (por delitos graves) que pesan en su contra basándose en una “indefinición constitucional”.
Cannon es quien lleva el caso criminal de Trump sobre los documentos clasificados que se llevó de la Casa Blanca, los cuales se negó a devolver cuando se lo solicitaron y que luego fueron encontrados por agentes federales, en un registro en su mansión de Mar-a-Lago.
Con la presencia de Trump en corte, la magistrada tomó la decisión después de una audiencia sobre las dos mociones presentadas por el expresidente para desechar el caso.
Previamente la jueza dejó claro su escepticismo ante los argumentos de sus abogados de que la Ley de Archivos Presidenciales impide su procesamiento.
El equipo legal del exmandatario (2017-2021) sostuvo que la mayor parte de los cargos debían ser desestimados debido a una ley de 1978 para preservar información durante y después de concluir una presidencia.
La audiencia de este jueves es la segunda del mes en el caso Mar-a-Lago, uno de los cuatro procesos a los que se enfrenta en un camino hacia la residencia de la avenida Pensilvania que ya lo tiene como único y seguro candidato del Partido Republicano a los comicios que tendrán lugar dentro de ocho meses.
Cannon escuchó los argumentos el 1 de marzo sobre cuándo fijar la fecha del juicio, sobre lo cual aún no se ha pronunciado.
Para la parte fiscal lo ideal sería el verano, mientras que los abogados de Trump quieren aplazarla hasta después de las elecciones con la esperanza de que el próximo ocupante del Despacho Oval sea su cliente.
De momento sus representantes legales se preparan para el juicio que debe comenzar en Nueva York el 25 de marzo en el que Trump va al banquillo por la cuestión de cómo intentó silenciar en 2016 su presunto romance con una actriz de cine para adultos.
Pero en Georgia quizás se conozca si la fiscal del distrito Fulton, Fani Willis, queda descalificada del caso de interferencia electoral que lo acusa a él y a otros 18 excercanos colaboradores y fieles de conspirar para revertir los resultados electorales de noviembre de 2020.
El detonante de Willis fue el romance con un fiscal asignado al caso que los verían como un conflicto de intereses.
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