
Por Luis Oporto Ordóñez *-.
La ciudad de El Alto se extiende, inconmensurable, por la inmensa altiplanicie andina, protegida por el Illampu, el Huayna Potosí y el Mururata, dioses tutelares que en su memoria larga nos remontan a la época prehispánica. La Ceja del Alto se convirtió en puerta obligada de ingreso y salida de La Paz, cobijó a sufridos viajeros antes de emprender la marcha. Era apenas una pascana, un hospedaje temporal.
Allí se asentaron los ejércitos de Túpac Katari y Bartolina Sisa, enfrentando a las milicias de José de Segurola e Ignacio Flores. Durante la Independencia fue campo de batalla en el que tropas patriotas de Gabriel Antonio Castro y Manuel Cáceres combatieron contra los ejércitos realistas de José Manuel de Goyeneche y Pedro Benavente, respectivamente. El 17 de abril de 1879 salieron por ella 10 mil valientes rumbo a Tacna, a enfrentar al enemigo que invadió el Litoral boliviano. Allí hicieron vivac las 700 plazas que marcharon hasta la Amazonía, en defensa del Acre, en 1900. En su límpido cielo experimentaron los aviadores italianos Miguel y Napoleón Rapini (1913), los chilenos Luis O. Page y Clodomiro Figueroa, el malogrado boliviano José Alarcón que falleció en el intento de levantar vuelo (Ramos, 2015: 30-31), y la hazaña del norteamericano Donald Hudson, que sobrevoló El Alto y La Paz, el 17 de abril de 1920, en su avión Wasp de 500 HP. En su pampa se fundó la Escuela Militar y Civil de Aviación (1923) (Fernández, 2013: 11; 2015) y construyeron sus primeras barracas la Compañía de Ferrocarril Guaqui-La Paz y Arica-La Paz, a principios del siglo XX. El 15 de julio de 1933, durante la Guerra del Chaco, se fundó Radio Illimani, cuya primera emisión difundió los discursos del presidente José Luis Tejada Sorzano (Angevin, 2009: 8-9), desde sus instalaciones construidas en la Ceja de 1944 y 1948.
La tierra prometida
En la década del 40 El Alto acogía generosamente a los migrantes de las provincias paceñas, los rebalses de la mancha urbana de La Paz y de otros departamentos y regiones del país. Era la tierra prometida. En menos de una década 50 mil vecinos se habían asentado fundando siete villas: Villa Dolores, Alto Lima, 16 de Julio, Los Andes, 12 de Octubre, Villa Bolívar y Villa Tejada. Mineros migrantes y gente de clase media de la ciudad de La Paz habitaron barrios planificados en Ciudad Satélite y Villa Adela, en la década del 60. En 1982 sumaban 120 villas con 300 mil habitantes, y en 1985 alcanzaron a 142 villas con 400 mil habitantes.
Sin embargo, carecían de servicios básicos, esenciales para la vida humana. Se debatían en el más completo abandono, ante la mirada indolente de la Alcaldía de La Paz y sin el reconocimiento de la Federación Departamental de Juntas Vecinales de La Paz. El 3 de julio de 1957 los dirigentes de las siete juntas vecinales de El Alto fundan el Consejo Central de Vecinos de El Alto, con un propósito fundamental: “la creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital El Alto”. Nunca hubo tal claridad política como en ese grupo de dirigentes alteños que ansiaban la autonomía municipal como la única solución a sus problemas estructurales.
De villa marginal a ciudad emergente
Políticos de todas las tiendas partidarias suelen atribuirse la paternidad de la creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo [1] y de elevar la población de El Alto a rango de ciudad [2].
En el proceso autonomista la dirigencia vecinal alteña logró doblar el brazo a sucesivos gobiernos que pasaron por Palacio Quemado. Ningún gobernante se atrevió a dar luz verde a la exigencia alteña, que expresaba la voz y el clamor de la masa humana de cientos de miles de hombres, mujeres y niños que exigían la descentralización y la autonomía. Uno a uno se fueron sucediendo los gobiernos desde 1957 a 1985: los regímenes militares de Alfredo Ovando, René Barrientos, Hugo Banzer, Juan José Torres, el interinato de Walter Guevara Arze, el régimen de facto de David Padilla Arancibia, el interinato de Lidia Gueiler Tejada, la narco-dictadura de Luis García Meza y Celso Torrelio, el presidente Hernán Siles durante la recuperación de la democracia.
La hazaña de la creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital El Alto y el proyecto de ley de elevar a esa población al rango de ciudad es producto de la acción de masas en lucha abierta, decidida y sin cuartel de las fuerzas vivas de esa heroica ciudad, bajo el liderazgo de los dirigentes de las juntas vecinales.
Desde el ideal planteado por primera vez por el dirigente vecinal Juan Cruz Mamani, presidente de la Villa 16 de Julio (1957), hasta las movilizaciones sociales de los dirigentes vecinales Antonio Antezana, Martirian Vásquez, Leandro Mancilla Llante y Víctor Vaca (1985), todas fueron obra colectiva de los habitantes de las villas de la pujante ciudad de El Alto. Los primeros trámites fueron canalizados a niveles inferiores de la administración municipal de La Paz, pasando a conocimiento de burgomaestres y prefectos, que recibían el pedido como una “papa caliente” que quemaba las manos. Rechazaron la petición vecinal, el 23 de octubre de 1964, el alcalde Arturo Fortún Sanjinés; el 10 de noviembre de 1964, el alcalde Armando Escobar Uría. Ante esa situación, la dirigencia vecinal superó la burocracia edil, involucrando al Ministro de Gobierno y al Fiscal de Gobierno, que, no obstante, volvieron a desestimar la demanda el 14 de noviembre de 1965.
Ante el clamor de la masa humana de El Alto y ante el temor de la reacción de los habitantes de La Paz, hábilmente la burocracia paceña propició la creación de subalcaldías como forma de detener el anhelo autonomista (abril de 1970). En el ínterin, el antiguo Consejo Central mutó a Subfederación de Juntas Vecinales de El Alto. Los alteños celebraron la disposición como un triunfo, con un acto de masas al que se invitó al presidente Alfredo Ovando Candia, a quien la dirigencia otorgó el honroso título de “Gran Impulsor de El Alto”. Desde entonces, los presidentes se daban baños de popularidad visitando la urbe alteña: Juan José Torres (4 de mayo de 1971), David Padilla (10 de abril de 1979), Lidia Gueiler Tejada (29 de marzo de 1980).
La Sub Federación se elevó al rango de Federación de Juntas Vecinales de El Alto, liderada por Gregorio Romero, Hugo Laruta y Julio Arias. En su primer ampliado (4 de mayo de 1980), elevó el pedido al nivel legislativo, pasando a la fase de movilización social, respaldada por 300 mil altopaceños, haciendo temblar por primera vez la silla presidencial del general Celso Torrelio Villa, que eludió recibir en audiencia a la dirigencia vecinal ordenando la suspensión del Segundo Congreso de Juntas Vecinales de El Alto, desairando a los dirigentes de 87 juntas vecinales que representaban los intereses de 300 mil habitantes.
El temor a la reacción alteña forzó la redacción de un proyecto de ley de creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital la ciudad de El Alto, el 15 de septiembre de ese año. La bandera de lucha fue entregada al alcalde de La Paz, Raúl Salmón de la Barra, quien apoyó la propuesta de otorgarle rango de ciudad y nueva sección a El Alto. El cerco legalista presionó sobre Palacio de Gobierno, pero el general Torrelio Villa no se atrevió a autorizar la autonomía [3]. Ante el impasse, el alcalde Salmón de la Barra propuso la creación de Alcaldías Distritales y reconocía a la Alcaldía Distrital de El Alto “modelo institucional piloto, con autonomía de gestión” [4].
El gigante dormido despierta
La creación de la Cuarta Sección se postergó momentáneamente, hasta que el 12 de enero de 1983 la nueva dirigencia trasladara la propuesta al debate parlamentario con el respaldo de la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia. La espera por las calendas griegas del Parlamento boliviano amenazó con hacer naufragar el objetivo histórico alteño, lo que llevó a idear una nueva estrategia: la creación del Frente de Unidad y Renovación Independiente del Alto (FURIA), conformado por exdirigentes cívicos, vecinales, municipales y de las poderosas organizaciones gremiales alteñas. El histórico Manifiesto Alteño del 4 de agosto de 1984 abre una trinchera mediática para forzar el tratamiento del Proyecto de Ley de creación de la Cuarta Sección Municipal. Los principales periódicos de circulación nacional difundieron el Manifiesto, conmocionando a la clase política. Ante la presión social y mediática el presidente nato del Congreso, Julio Garret Ayllón, decidió atender positivamente el pedido.
El proyecto pasó a conocimiento de la Comisión de Constitución, Gobierno, Justicia y Régimen Comunal, el 24 de enero de 1984. Finalmente, el 6 de marzo de 1985 el Congreso sancionó la Ley de Creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital El Alto de La Paz, fijando sus límites y ordenando la delimitación de la Cuarta Sección. El presidente Hernán Siles Zuazo se abstuvo de promulgarla, pero tampoco la vetó, facultando al presidente del Congreso a promulgarla el mismo día, en un acto realizado en Palacio de Gobierno. El gigante dormido había despertado de su letargo y definió el acontecer histórico de la patria misma.
Todavía hubo un intento de dejarla sin efecto, en noviembre de 1985. Ante esa sutil amenaza la Fejuve alertó a la población de El Alto denunciando “las manipulaciones del alcalde de la ciudad de La Paz, Ronald Mac Lean, que solapadamente pretende desconocer un hecho consumado cual es la Cuarta Sección de la Provincia Murillo”, amenazando con “movilizaciones que tendrán la magnitud de la causa que defendemos y no repararán en los sacrificios que las mismas exijan”.
“El Alto de pie, nunca de rodillas”
Ese dramático proceso constituye un ejemplo para los pueblos jóvenes, pues es la expresión de la preeminencia de la voluntad del cuerpo social sobre la voluntad de la clase política. Allí donde se levantaron miles de obstáculos jurídicos, administrativos y de cálculo político, se impuso la acción de masas de los movimientos sociales, destacando la decisión de la dirigencia vecinal que, en el momento de la verdad, supo despojarse de sus colores políticos, pues si bien esos pioneros de la descentralización y la autonomía muchas veces se arrimaron a tiendas políticas, supieron imponer el interés colectivo al interés personal o sectario.
El Alto cumple 39 años. Aquella humilde pascana, puerta obligada de ingreso y salida de La Paz, cambió su historia el 6 de marzo de 1985, cuando las fuerzas sociales arrancaron al Congreso la Ley de Creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital El Alto de La Paz. En 1990 se le reconoció su condición urbana de ciudad. En las jornadas de la Guerra del Gas en octubre de 2013 expulsó de Bolivia al último presidente neoliberal, Gonzalo Sánchez de Lozada, imponiendo la Agenda de Octubre y la Asamblea Constituyente, propiciando la refundación de la República, en cuyo lugar se erige el Estado Plurinacional.
- Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas y docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.
Bibliografía
- FERNÁNDEZ ROJAS, J. (2013): “De la patria el alto nombre… Referencias históricas sobre la ciudad de El Alto”, en Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, 7 (24): 11.
- FERNÁNDEZ ROJAS, J. (2015): Así nació El Alto: homenaje XXVI aniversario de la Universidad en El Alto, XXX aniversario de creación de El Alto. El Alto, Focapaci.
- L’ANGEVIN, D. (2009): “Los inicios de la radio en Bolivia y la Guerra del Chaco. Radio Nacional – Radio Illimani (1929-1935) “, en Fuentes, 3 (4): 8-9.
- RAMOS FLORES, M. (2015): “Inicios de la aviación en El Alto, La Paz”, en Fuentes, 8 (34): 30-31. REVISTA TUMPA NUESTRA HISTORIA. El Alto, Carrera de Historia, Universidad Pública de El Alto.
1 Ley 728 del 6 de marzo de 1985, promulgada por el Dr. Garret Ayllón, presidente del Congreso.
2 Ley 1014 26 de septiembre de 1990, promulgada por el presidente Jaime Paz Zamora.
3 El general Torrelio instruyó redactar un proyecto de ley de creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo con su capital la ciudad de El Alto (15-09-1980), que no prosperó.
4 Ordenanza 45/82 de 15 de julio de 1982, homologada por Decreto Ley de 15 de julio de 1982.
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