diciembre 9, 2024

Pablo Beltrán, jefe de la Delegación de Paz de la guerrilla: “cuando no hay esperanza, acuérdese de la República de Weimar, entonces viene el fascismo”

Por Raúl y Vanessa *-.


A continuación compartimos la segunda parte de la entrevista realizada en La Habana al comandante Pablo Beltrán, jefe negociador de la Delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) (Colombia), tras la finalización del VI Ciclo de Conversaciones de la Mesa de Diálogos entre el ELN y el Gobierno, realizado en Cuba del 22 de enero al 6 de febrero de 2024.

Vocesenlucha (V).- La pandemia del Covid-19 fue una pandemia que paralizó al mundo, ¿cómo afectó al ELN?

Pablo Beltrán (PB).- Sí, nos afectó. Nos afectó, pero pusimos los frentes en función de enfrentar la pandemia. Atender casos, conseguir vacunas, cerrar zonas, acortar movilidad, gente que venía de regiones donde había más infección, a donde menos, ponerles sitios de cuarentena, ponernos en función de eso. Perdimos compañero, yo estuve incluso haciendo un balance de cuáles fueron las principales pérdidas. Perdimos cuadros nacionales valiosísimos, después preguntabas: “¿y fulano? “. “No, no se quiso colocar la vacuna”, por favor; “dijo no, que él resistía…”. O sea que en ese esfuerzo por ayudar perdimos compañeros, pero también por falta de previsión. Donde hubiéramos tenido previsión no hubiéramos tenido las pérdidas sensibles que tuvimos, porque se subestimó.

V.- ¿Al desarrollo del proceso de paz también afectó?

PB.- Estábamos durante el tiempo de Duque, nosotros estábamos acá en Cuba, el proceso estaba paralizado y tuvimos muchas ventajas, porque a nosotros nos colocaban aquí las vacunas, nos colocaron en un sitio más reservado, en ese tiempo incluso recibimos delegaciones de Colombia, aquí los protocolos de emergencia sanitaria fueron muy estrictos, contábamos con todo el apoyo del Gobierno y del pueblo de Cuba tanto para cuidarnos nosotros como para seguir haciendo una gestión política y bajo unos protocolos muy estrictos sanitarios, eso nos ayudó mucho.

V.- ¿Cómo ha colaborado la pandemia en la reestructuración del sistema capitalista?

PB.- Primero, el capitalismo siempre ha dicho que al mundo le sobra gente. De acuerdo a eso, entre más capitalista un país, más dejan morir la gente. El ejemplo de eso fue Estados Unidos. Más o menos el cálculo que hay es que el 60% de los muertos que hubo allí pudieron ser evitados, pero no les interesaba. Esa fue la reacción del capitalismo en general. Pero, por ejemplo, hubo países que se tomaron muy en serio esto como acá, que las restricciones y el manejo fueron muy fuertes y eso minimizó los problemas. ¿Qué le movió al capitalismo como sistema? Yo pienso que hubo un salto en la conciencia de la gente. De darse cuenta que los daños al medio ambiente que le produce el capitalismo al planeta genera, desata unos desequilibrios naturales y que esos desequilibrios naturales son el origen de la pandemia, o sea, que la pandemia no es un castigo divino, no, la pandemia la creamos nosotros con la acción destructiva sobre el planeta. Entonces es un salto en la conciencia. ¿Por qué? Veía yo un estudio de ahora de fin de año de cuánto ha avanzado la conciencia anticapitalista en los países industrializados, y dio un salto. Hoy la gente entiende más que las pandemias no son una plaga del Apocalipsis, sino es el maldito sistema que destruye el planeta y la gente. Conclusión, hubo un salto en la conciencia anticapitalista, y eso es un logro. Entender uno lo que pasa, interiorizarlo, introducirlo en su sistema de pensamiento, es un salto.

¿Cómo reacciona el capitalismo a esto? El teletrabajo, se quebraron las cadenas de distribución, comenzó lo que un profesor marxista japonés dice que es el nuevo opio del pueblo. Entonces comenzaron las campañas del capitalismo verde. Que no bote la basura, que no coma cosas que vengan en paquetes de plástico. En este momento la contraofensiva ideológica es volverle a usted responsable del desastre. No es el sistema, es la persona. Entonces él dice que es el nuevo opio del pueblo. Que yo no boto la basura aquí, porque estoy contribuyendo a generar la siguiente pandemia, pues eso sí ayuda, cambiar los patrones de consumo; pero aquí lo que salva al planeta y a la gente y a sus especies es buscar una sociedad anticapitalista, agraria, o sea dejemos de estar amontonados en las ciudades, y en un sentido más comunitario y menos subordinado a los Estados. Fíjese el salto que eso significa. Son saltos copernicanos. El salto en la conciencia, yo digo, en la juventud es ese. El mayor indicador de eso es Estados Unidos. Pero ellos a su vez hacen una contraofensiva que es la del capitalismo verde, que es individualizar las responsabilidades para quitárselas al sistema. La lucha ideológica está hoy ahí. Todo esto va produciendo la tumba del capitalismo. Comienza a abrirse la tumba del capitalismo. Ejemplo, si se acaban las cadenas productivas por el mar, que es lo que está pasando, ¿cómo está unida Asia y Europa? Por tierra. Entonces fíjese, ¿qué futuro le queda a Europa ahí? Muy poco. Claro, comienza a haber cuestionamientos sobre la civilización. ¿Por qué el capitalismo tuvo que fundarse sobre la acumulación originaria, que es “chorreando sangre” por todo lado? ¿Por qué las ciencias sociales eurocentristas glorifican todo eso? Eso tiene que acabarse. ¿Cuál es la relación que los pueblos originarios americanos tienen con la naturaleza? Otra cosa. ¿Por qué el sentido comunitario de los pueblos originarios es más importante que las estructuras estatales? ¿Por qué hay un mayor sentido de lo colectivo que de lo individual? Toda esa ética del trabajo del protestantismo, que es el que fundó el capitalismo, se está desmoronando, porque a su vez esa idea religiosa sirvió para fundar el imperialismo, que son los pueblos elegidos por Dios. Todo eso se está cayendo. No solamente se le está abriendo un hueco al capitalismo, sino a la civilización eurocentrista.

Fíjese que son cambios más allá que un asunto de cambiar el sistema productivo o una fuente de energía. ¿Por qué Europa aplaude el genocidio de Gaza? Por esa pobreza de su civilización. ¿Por qué el Ministro de Defensa israelí dice que los palestinos son animales humanos? Es lo mismo que hacía Heidegger, glorificar el nazismo, y creo que ahora está Habermas en lo mismo. Eso es lo que se está cayendo también. No solamente es la tumba del capitalismo, sino es el cuestionamiento muy a fondo del eurocentrismo como civilización y a su vez todo eso tiene un impacto en que toda esa esencia imperialista y capitalista comienza a ser confrontada por otros poderes que le dicen: “espere un momentico, este mundo no es solamente un polo, o no solamente es –cómo es que dicen en los Estados Unidos– un orden basado en las reglas de ellos”; ellos dicen “un orden basado en reglas”, pero son las de ellos, o sea las del más fuerte.

Espere un momentico, ¿y el Derecho Internacional? Eso se acabó. Eso de glorificar el orden basado en las reglas de ellos se acabó. ¿Cuál es el orden? Ahí debe haber Derecho Internacional. ¿Por qué está la guerra de Ucrania? Porque burlaron los acuerdos de Minsk. ¿Por qué hay problemas con Irán? Porque hubo un acuerdo nuclear con Irán, con Obama y con la Unión Europea (UE) y después llegó Trump y lo pateó. Ese es el respeto al Derecho Internacional que ellos tienen. ¿Por qué hay problemas con Taiwán? Porque Estados Unidos hizo unos acuerdos con China, en 1971-1972, China regresó al Consejo de Seguridad, hay una sola China, y ahora los Estados Unidos dicen que no, que hay dos. Pero, por favor, ¿quiénes son los bárbaros?

V.- Una crisis civilizatoria.

PB.- Claro, es eso, es el eurocentrismo hundiéndose, es el capitalismo mostrando todas sus miserias y la necesidad de buscar; y es ese imperialismo y ese capitalismo salvaje también mostrando que le va llegando su cuarto de hora. Fíjese que es más que solo Gaza o Ucrania, esa es la herida por donde fluye la sangre.

V.- Esto nos señala otras pandemias que nos amenazan.

PB.- Claro, porque si bien, por ejemplo, la juventud en los Estados Unidos dice que una salida sería el socialismo, dijéramos un socialismo no como el que dijo Marx sino un socialismo como el que decía Einstein, que tiene un texto sobre el socialismo muy importante, pero es un socialismo, en eso no va a haber una escuela única.

V.- Gramsci ya apuntaba por ahí.

PB.- Sí, nunca, nunca, pero también hay estadísticas que muestran cómo es el problema de los Estados Unidos, para hablar de las pandemias. Ellos se matan por cualquier cosa, entonces ellos tienen dos maneras de matarse, con tiradores individuales, cualquiera se enloqueció, le pusieron una mala nota en el colegio y, pum, mató dos profesores y 20 alumnos. Ese es un tipo de matanzas, que en eso son campeones, pero hay otro tipo de matanzas que son producidas por grupos con posiciones políticas. Esas son menos registradas, menos seguidas, porque toda la atención mediática se centra en el loco, el loco del fusil y dos pistolas, y resulta que la estadística muestra que la mayoría de los homicidios, llámense colectivos o individuales que se producen en Estados Unidos por motivos políticos, los produce la extrema derecha fascista. Eso ha llevado a que la principal amenaza de la seguridad nacional hoy no sea externa, sino interna; que son esos grupos. Entonces la epidemia no es solo que a uno le da unos síntomas y se muere. No, la epidemia está en que el manejo de la desinformación le inocula a usted los virus, lo polariza, lo hace ver superior, lo hace ver que tiene la razón y a los demás los hace ver inferiores, que no tienen la razón, pero además le dicen que es voluntad divina que usted actúe contra ese. El fundamentalismo religioso, que es la base del imperialismo. Esa es la epidemia.

En la época de Trump –para seguir hablando de los Estados Unidos–, ellos tienen una institución que se llama el cirujano general, que es el que habla sobre la salud pública. Entonces le tocó el turno de ser cirujano general a un almirante de la Armada, y le preguntaron “¿cuál es la principal epidemia que hay en los Estados Unidos? “Creían que iba a decir el Covid, y dijo: “la desinformación”, que es como inoculan el virus. ¿Qué está haciendo hoy la gran industria mediática europea? Justificando el nacismo de Ucrania, el sionismo racista de los israelíes, de esa minoría que manda en Israel. ¿Qué es eso? Desinformación, inoculando el virus. Por eso gana Melony en Italia. Por eso la extrema derecha francesa aplaude lo que hacen los israelíes en Gaza. Por eso les ha tocado a los alemanes botarse a la calle para que el Gobierno deje de financiar uno de los partidos de extrema derecha fascista hace unos días. Estamos como en la época de Bertolt Brecht, igual. Se necesitan poetas para eso, para denunciar eso.

V.- Hay poetas. Hay poetas, de modo que vamos a nutrir el discurso de la esperanza, de esa trinchera.

PB.- Exacto. Que es lo que tratamos de hacer nosotros en la Mesa. Sí hay esperanza, de cambio, de una vida mejor, más justa, de una sociedad armónica no polarizada. Todos somos colombianos, nadie tiene que irse de Colombia por sus ideas políticas, si unos somos socialistas y otros no, cabemos en el mismo país. Eso es lo que hay que sembrar, esperanza, porque cuando no hay esperanza, acuérdese de la República de Weimar, entonces viene el fascismo. Entonces aquí es esperanza o fascismo. Y la esperanza qué es, esperanza en que hay que luchar para cambiar esto, no esperanza para que la providencia nos tire bienes; esperanza en que es la lucha de las mayorías de un pueblo la que coloca una ruta de cambio, esa es la esperanza. Sí es posible con lucha lograr cambios.

V.- En la ocasión anterior terminamos la entrevista como siempre hacemos, preguntándole qué es la dignidad…

PB.- En la UE se inventaron una categoría de la exclusión, y había dos escuelas –no sé si todavía hay–: la escuela británica, que pateaba eso; y la escuela de los demás, que trataba de definir qué era la exclusión. Pero, en últimas, los británicos se inventaron un término, algo así como underclass, la subclase, el inframundo.

¿Qué es lo que hace el capitalismo? Mandar a la mayoría al inframundo, sin derechos, sin dignidad, por eso es que hay que acabar el capitalismo. El patrón del capitalismo es excluir y empobrecer para concentrar cada vez más la riqueza en unos pocos. Cada vez que hay eventos en Davos sale Oxfam a decir cuánto han concentrado los más poquitos. Una estadística anual… ese es el capitalismo que hay que acabar, porque entonces cunde como una peste el empobrecimiento y la exclusión.

V.- ¿Cómo se puede vivir estando de ese lado?

PB.- A ver, ¿cómo es la ideología? ¿Por qué las sectas fundamentalistas en los Estados Unidos crecen? Porque tienen un respaldo divino. Ellos se creen la nación predestinada. El fundamentalismo religioso llegó a acabar con los pueblos originarios de los Estados Unidos, la famosa conquista del oeste, que se desató después de la Guerra Civil. Encontramos estos días una frase de Churchill del año 1937 que más o menos decía que quién señalaba que acabar con los indios rojos en los Estados Unidos es malo, o acabar con los negros en Australia es malo, para él eso es civilización. Lo dijo porque le preguntaron en el año 1937 por Palestina, antes de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) metiera la pata creando el Estado de Israel en 1948. Entonces, claro, es una concepción racista, que es la que maneja el Ministro de Defensa de Israel: “los palestinos son medio animales”.

En Colombia tuvimos un líder ultraconservador, Laureano Gómez, que era seguidor de Franco, le preguntaron que cómo era la sociedad colombiana allá en el año 1948, dijo: “es una pirámide, arriba estamos los iluminados, los predestinados, y abajo está una gran masa amorfa que usted no sabe si son o no son gente”. Lo mismo que dijo Churchill en 1937, lo mismo que dice el Ministro de Defensa israelí de los palestinos. Es el eurocentrismo, y ahí no existen árabes, musulmanes, americanos, nada. Se inventaron una cosa que se llamaba orientalistas, que era tratar de entender esos otros que no eran europeos, como el que descifra marcianos, sí están hechos de cerebro, sí pesan más o menos.

V.- La deshumanización.

PB.- Es una rehumanización en el sentido de sentirnos una especie más en el planeta, no la mejor, ni la única, ni la de todos los derechos. ¿Sabe qué dicen los indígenas ecuatorianos? Dicen: “un perro es tierra que anda y un hombre es tierra que anda y habla”.

V.- El ELN lleva ya más de seis décadas luchando por el socialismo. ¿Qué es eso del socialismo para el ELN?

PB.- Tuvimos una reunión con los directores de los principales medios de comunicación colombianos, en octubre, cuando estuve en Bogotá, fui con Aureliano, Iván Cepeda y Otty Patiño, fuimos los cuatro y alguien me preguntó, un medio, creo que Noticias 1, la misma pregunta. Yo le dije que hoy estamos por una sociedad postcapitalista, agraria –no más aglomeraciones tipo Shanghái–, y más de sentido comunitario que gobernada por estructuras estatales, donde pese más la sociedad que el Estado. Otty Patiño se escandalizó, “¿cómo así?, yo nunca le había escuchado decir eso”, nosotros estamos por un capitalismo mejorado o una cosa así, dijo. “Ahí tenemos la diferencia”, expresé. Quizás sectores progresistas quieran un capitalismo mejorado, y piensen que eso es postcapitalismo. En una sociedad como la colombiana no vamos a rellenar las ciudades grandes, tenemos un país muy grande, muy rico para estar en otras partes, y para poder tener una economía al servicio de la gente, y unas instituciones más comunitarias, menos estatales, más participativas, menos representativas, todo eso se puede hacer.

V.- No sé si quiere aportar alguna cosa más, Pablo.

PB.- Todo esto es lucha ideológica, ¿en qué sentido? De volver a encontrarle sentido a la vida. Marx decía que lo radical es ir a lo humano, y hoy lo radical es ir a la vida, más allá de lo humano. Como es la vida de la gente, del planeta, de las especies; eso es lo radical y esa es la lucha ideológica, ser radicales.


*  Realizadores audiovisuales, escritores y creadores del colectivo Vocesenlucha.

  • Cortesía del portal web Vocesenlucha – https://vocesenlucha.com

 

 

 

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