Por Soledad Buendía Herdoíza * -.
Las encuestas de uso del tiempo son instrumentos diseñados para recopilar información detallada sobre cómo las personas distribuyen su tiempo en diferentes actividades a lo largo del día. Constituyen una poderosa herramienta de ruptura conceptual que suma todas las formas de trabajo (remunerado y no remunerado).
El vínculo entre las encuestas de uso del tiempo y los cuidados radica en que las encuestas permiten comprender mejor cómo se distribuyen las responsabilidades de cuidado en una sociedad. Tradicionalmente las tareas de cuidado han sido desproporcionadamente asumidas por las mujeres, lo que afecta su participación en el mercado laboral y su bienestar en general.
Al analizar los datos de las encuestas de uso del tiempo las personas investigadoras y responsables de políticas, así como las personas tomadoras de decisiones, pueden identificar patrones de cuidado y diseñar políticas que promuevan una distribución más equitativa de estas responsabilidades, para así transitar hacia patrones de desarrollo basados en los Derechos Humanos y la igualdad de género.
Las mediciones de uso del tiempo permiten la captura exhaustiva de actividades de cuidado; a través de estas se puede obtener una comprensión detallada de las actividades de cuidado realizadas por personas y hogares. “La consideración del tiempo facilita la visualización de las actividades que integran el trabajo doméstico y el cálculo del volumen de la carga total de trabajo”, destaca Rosario Aguirre.
Esto incluye no solo el tiempo dedicado al cuidado directo de la niñez, de personas adultas mayores u otras personas dependientes, sino también actividades relacionadas como la preparación de alimentos, limpieza, acompañamiento a citas médicas, entre otras.
Estas herramientas metodológicas consienten por tanto la identificación de desigualdades de género, pues revelan patrones de género en la distribución del trabajo de cuidado. Visibiliza la división sexual del trabajo y permite entender las limitaciones que las mujeres tienen en el ejercicio de sus derechos cuando dedican más tiempo al cuidado que los hombres. Esta información es muy útil para abordar desigualdades y diseñar políticas públicas que promuevan una distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado.
Ayuda a evitar la distorsión de la economía, como señala Aguirre: “cuando el aporte de las mujeres a la economía queda deformada e infravalorada sistemáticamente en los datos oficiales, se contribuye a perpetuar una percepción distorsionada de la economía de un país y de sus recursos”.
Las encuestas del uso del tiempo acceden a la contextualización del cuidado en el tiempo y espacio al recopilar información sobre cuándo y dónde se llevan a cabo las actividades de cuidado. Las mediciones ayudan a comprender mejor el contexto en el que se realizan estas tareas. Esto es crucial para identificar necesidades específicas de cuidado en diferentes momentos del día o en variados entornos, lo que a su vez da insumos fundamentales para el diseño de políticas y servicios adecuados.
Estas herramientas facilitan las comparaciones internacionales y longitudinales, ya que las mediciones proporcionan datos comparables entre países y a lo largo del tiempo, pudiendo evaluar tendencias y variaciones en las prácticas de cuidado. Esto es útil para identificar mejores prácticas, entender cómo factores como el desarrollo económico o las políticas sociales afectan el trabajo de cuidado, y diseñar intervenciones más efectivas.
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