Por La Época -.
La celebración de los 29 años de fundación del Instrumento Político, ahora Movimiento Al Socialismo (MAS), se ha producido en dos actos -uno en La Paz y otro en Santa Cruz-, debido al desencuentro entre dos grandes facciones, aunque al parecer hay otras dos no públicas, de la principal y más grande organización política de las clases subalternas en Bolivia.
En ese contexto, era previsible que se registrara una disputa, simbólica y material, entre las facciones. En perspectiva, si no hay una alteración política, en 2025 habrá elecciones generales y, entonces, reafirmar la base social de cada una de ellas es una necesidad. Por eso se explica el carácter de las intervenciones en cada una de las plazas, y no extraña que la de Evo Morales ejerza una innecesaria dureza contra el Gobierno.
El festejo de los 29 años de fundación del Instrumento Político, que nació como Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP), debería más bien convocar a una reflexión profunda y madura de la militancia en general, ya que depende de eso las posibilidades de una nueva victoria en las siguientes elecciones y de recuperar y reconducir el Proceso de Cambio. De otra manera, las puertas tienden a cerrarse.
Un balance crítico y autocrítico del largo camino recorrido desde 1995, y si es posible desde 1988 (congreso de unidad del movimiento campesino en Potosí, que representa el inicio del camino de la construcción del IP), es urgente y necesario para rectificar los errores cometidos, sobre todo en función de gobierno, y reconducir las propuestas y acciones hacia el horizonte emancipador que propuesto originalmente.
Una de las lecciones más grandes que brinda ese recorrido desde el congreso de la Csutcb en 1988 y del Congreso de fundación del IP es que mantener la capacidad de unirse es la garantía más fuerte para avanzar. En todos los años que precedieron a la victoria electoral de 2005, el peligro de la división, que no dejó de estar presente, fue alejado por la decisión de las bases de concebir a su instrumento como una creación colectiva de todos y todas. Histórico es, por ejemplo, otro congreso en la ciudad de Potosí en 1997, cuando las bases presionaron para que Evo Morales y Alejo Veliz dejaran de pelear y se dieran la mano en señal de que por encima de los intereses personales están los del bloque nacional popular.
Lo que sucede hoy en el MAS no es menor, pues la dimensión de la separación da cuenta que ninguna de las facciones podrá asegurar un triunfo en primera vuelta en las elecciones de 2025. La facción “evista” se equivoca si piensa que la inmensa mayoría de la base social de esa organización política está de su lado.
No hay tiempo que perder. Por responsabilidad histórica hay que trabajar, en las condiciones objetivas y subjetivas actuales, en el camino de la unidad. Eso exige dejar de lado las acusaciones públicas, que solo aportan al desgaste ante la población, y comenzar a debatir las medidas del proyecto histórico de emancipación.
Deja un comentario