Por Luis Oporto Ordóñez *-.
La accidentada gestión de gobierno del general Juan José Torres fue recogida en un documento testimonial de primera mano, que describe y analiza la historia de una singular administración que surge en medio de pugnas de poder al interior de las Fuerzas Armadas que buscaban con desmedido afán la caída del gobierno del general Alfredo Ovando, acorralado por el general Rogelio Miranda, incapaz de concretar el apoyo de la cúpula castrense que se decantó por un Triunvirato que murió antes de haber sido reconocido formalmente.
El invaluable testimonio de Jorge Gallardo, político de izquierda, designado ministro de Gobierno de Torres, fluye de manera natural, con precisión de privilegiado testigo. Ordenada en 59 capítulos, señala el derrotero político del gobierno revolucionario del general Torres, calificado con cariño como “el General del Pueblo”, diferenciándolo de los generales fascistas que diseñaron una política antiobrera desde el 4 de noviembre de 1964. Escritura densa, con información inédita sobre las decisiones del presidente Torres junto a su gabinete y sus asesores políticos, esencial para comprender un periodo de transición entre dictaduras fascistas y un gobierno revolucionario. El autor esconde con cuidado sus fuentes y no deja una referencia bibliográfica y documental que sustenten sus afirmaciones, salvo 59 escuetas notas de pie de página, la mayoría de ellas complementarias y aclarativas del contexto histórico, social, cultural y político de la época. El autor advierte que su obra “no está destinada a la crítica literaria, sino al juicio histórico-político”.
El libro circuló de mano en mano, de forma manuscrita. Era, por esa razón, inalcanzable e inhallable, hasta que en 1972 el autor cede el original manuscrito a la casa argentina Ediciones Periferia, que lo registró en su colección Estados Unidos y América Latina, impresa en los tipográficos talleres de Estudio Gráfico de la Capital Federal, con una tirada de dos mil ejemplares, en septiembre de 1973, coincidiendo con el golpe fascista de Augusto Pinochet contra el gobierno socialista de Salvador Allende. Uno de esos ejemplares llegó a mi poder luego de 50 años, al haber circulado en Bolivia de manera casi esotérica, sin poder acceder a los escasos ejemplares que se distribuyeron en algunas librerías. Es, pues, una joya bibliográfica.
El contenido de la obra de Jorge Gallardo es revelador de la historia íntima y secreta de las decisiones asumidas por el general Torres, que en definitiva provocaron su propia caída, lograr neutralizar el embate golpista del coronel Hugo Banzer, quien, con el aval de los Estados Unidos, plasmó su objetivo. La obra descorre velos sobre el papel que jugó el embajador Ernest V. Siracusa.
En palabras del editor: “en esta obra, a través de un vívido relato, se esclarecen los antecedentes relativos a la toma del Gobierno, la mecánica interna del corto periódico revolucionario y los entretelones y circunstancias de la usurpación del poder por el coronel Hugo Banzer Suárez, proveniente de una conjura internacional que hizo posible la ocupación del país en alianza con el falangismo y movimientos fascistas bolivianos”.
Gallardo fue el principal operador político del gobierno de Torres y provenía del anterior gobierno de Ovando. Devela en su testimonio la estrategia fallida para evitar el golpe fascista, que pasaba por ordenar la entrega de armas al pueblo movilizado, ante quien había jurado el 7 de octubre: “¡Queridos compañeros trabajadores! Yo les prometo que haré un gobierno que sirva a sus intereses, buscando esencialmente la justicia social y el mejoramiento de las condiciones de vida de todo el pueblo boliviano”, invocando la unión de soldados, obreros, universitarios y campesinos, “para llevar adelante la Revolución Nacional de tal modo que nunca más vuelvan a manejar los destinos del país los servidores de la antipatria. ¡Nunca más los gorilas!”.
No sirvieron de mucho las decisiones políticas como el indulto a Régis Debray y Ciro Bustos, la nacionalización de Mina Matilde y la convocatoria a la Asamblea del Pueblo, una especie de soviet de efímera existencia que reemplazó al Congreso Nacional. Registra la historia secreta de las indecisiones del General del Pueblo para entregar las armas al pueblo organizado, condición sine qua non para consolidar y defender el proceso revolucionario, es decir, definir el dilema: “¡Armar al pueblo o renunciar al poder!”. Gallardo devela la reticencia de la Central Obrera Boliviana (COB) y el rechazo de los partidos de izquierda de sumarse al gabinete, optando por observar de palco el desarrollo de los acontecimientos y esperando la oportunidad de tomar el gobierno, como describe en sus capítulos “Primeras charlas con los dirigentes políticos y sindicales” y “El ultraizquierdismo coarta la participación obrera en el gobierno”.
Pronto el Gobierno se vio “en medio de dos fuegos: la ultraderecha y la extrema izquierda”. Estas indecisiones políticas socavaron la credibilidad del gobierno revolucionario en el seno del Comando General de las Fuerzas Armadas y las principales guarniciones del país, a la que califica como la “perfidia uniformada”, que rápidamente se subieron al carro triunfal del golpismo de Banzer, quien había fracasado en enero de 1971 siendo perdonado magnánimamente por Torres.
En un capítulo de vital importancia, disecciona la “estructura de poder en Santa Cruz”, desde su origen, desarrollo y fortalecimiento de la agroindustria cruceña, que financiará la organización fascista Comité Pro Intereses de Santa Cruz y formó su grupo de choque, la Unión Juvenil Cruceñista (UJC). A la par, analiza el papel de la Embajada de los Estados Unidos en la conspiración golpista, su apoyo desembozado al golpe de Banzer y el “Plan maestro de la CIA contra Latinoamérica”, develando los métodos de entrismo del imperialismo a través de becas para formación de cuadros militares en “la Escuela de las América”, y otros centros desarrollados por el “Pentagonismo”.
El único apoyo militar que recibió Juan José Torres vino del regimiento Colorados, que lideraba el mayor Rubén Sánchez, ejemplo de lealtad y consecuencia, perdiendo paulatinamente el apoyo de la FAB que lo había llevado a Palacio Quemado. En el otro polo, el pueblo trabajador fue leal y consecuente (“La vigorosa marcha obrera del 1ro. de mayo de 1971” y las “Formas populares en acción”), desvinculado, sin embargo, de sus órganos matrices como la COB y la falta de apoyo de los partidos de izquierda (“La última negociación del Frente Político”). Los errores tácticos y estratégicos, como dejar a militares fascistas en guarniciones militares de fuerza gravitante, que eclosionarían con el golpe, analizado en “La subversión con real eficiencia” y “De la asonada local de Santa Cruz a la subversión general” del 21 de agosto de 1971.
Torres fue un militar orgánico, leal a las Fuerzas Armadas, lo que determinó sus erróneas decisiones de indultar a los conspiradores y su negativa para entregar armas al pueblo.
- Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas y docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.
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