Tuve la fortuna de invitar a mi departamento al cante de Los Prana, Kevin Quezada, más conocido como Keso.
Los Prana es una banda fundada el año 2011 en la ciudad de La Paz. Nació como una respuesta desafiante a las normas tradicionales, a través de una exploración musical llena de conciencia y gratitud. Compartimos este diálogo con Quezada.
El inicio
“La música siempre estuvo, de cierta manera, dentro de mí. Mi abuelo por parte de mamá era cantante, hacía música como zambas. Tenía sus autorías y su trío con quien tocaba. Él se llamaba Ernesto Elio. Mi tío, Brian Elio Banús, también es cantante. Con él tenemos una colaboración en ‘Pero si el amor’, que es nuestra canción más escuchada. Desde pequeño me gustaba la música, pero no solo como una forma de escuchar, sino ha sido muy dentro de mí, algo inconsciente. Para mí era normal.
Me encantaba jugar fútbol, siempre me dediqué a la pelota. Jugaba para el The Strongest, por un amigo estuve a punto de llegar al club Bolívar. Entraba a campeonatos, pero por desgracias tuve un problema con el talón de Aquiles y me prohibieron jugar. Una lesión me había alejado del fútbol, pero como paralelamente me gusta la música fue muy fácil para mí aprender a tocar cualquier tipo de instrumento: la flauta, el clarinete, todo lo que pasaba por mis manos lo aprendía rápido. En algún momento aprendí a tocar la quena, ahí fue un encuentro, un amor a la música como tal, sacaba de todo con mi quena.
Vivía en Achumani, en Huayllani, bastante alejado. Con los compañeros de la zona, mis amigos, nos reuníamos. Yo con mi pelota; jugábamos un momento fútbol. Nos reuníamos a las tres de la tarde, después de eso en mi casa armábamos una fogata, sacaba mi quena y un parlante, el otro el bombo, el otro la guitarra y nos poníamos a hacer música. Es así que siempre he estado metido en eso. Tenía un cuaderno donde anotaba mis cifrados de las notas que sacaba. Cuando uno es niño tiene el ocio creativo.
Cuando me pasó esto del fútbol, la lesión, me dediqué a tocar. La profesora de música del colegio Domingo Savio –donde estaba– me eligió como primer quenista. Eso fue cuando estaba en séptimo, hasta la prepromo. Uno de esos años me hizo cantar. Uno de los cantantes no llegaba al tono, entonces yo tuve que cantar. No me acuerdo en este momento el nombre de la canción, obviamente tuve el temor de mi vida, pero hice el esfuerzo.
El guitarrista de esa formación también fue de Prana. La profesora nos dijo que agarráramos una canción más, yo elegí la del grupo Octavia, la canción ‘Rh O+’, cuya letra dice: ‘Dentro de un cajón vivía Waldo opositor, se inventaba un no distinta cada afirmación’. La elegí porque al final añadía un tema folklórico, tenía que terminar con zampoñas y cosas así. La profe me dijo que para el evento salgan todos los chicos tocando los instrumento, era bien capa, entonces salió algo alucinante. Fue la primera vez que canté en mi vida, fue un lindo show.”
La banda
“Ahí me nace el hacer un grupo. Es normal en el colegio, me tocó estar con el grupo más creativo, el más artístico. Ellos se llamaban Grupo Bucanos, y tenían su banda que se llamaba Locomotivos, ya hacían música, tocaban en los quinces, etcétera. Tuve una conexión, ellos tuvieron unas cuantas tocadas con el bajista que es de Los Prana. Junto al guitarrista escuchamos que querían armar otra banda; a ellos les gustaba mucho el punk esa temporada, esto era en primero medio.
Escuché eso y les dije que me animaba, que quería tocar la guitarra. Me dijeron que me podían prestar una guitarra, pero al final toqué la batería. En casa de Franco tenían un bombo de chacarera y con eso practicaba y sacábamos las canciones del repertorio que íbamos a tocar.
En el colegio había una batería, pero no dejaban tocar a nadie, era para los eventos de eucaristía y esas cosas. Así que solicitábamos el auditorio con el pretexto de que teníamos un experimento en física acústica, entonces nos prestaban la sala y ahí usábamos la batería. Teníamos nuestro amigo Mauricio Prado, que estaba en el ensamble con la profesora, la conformación era Karin, Franco, Mauricio y yo.
No sabíamos que Mauri era guitarrista, pero ya sacaba todos los solos de la banda Metallica. Éramos changuitos, ahora me pongo a pensar ¡qué crack!. Lo jalamos, le dijimos que no había muchos solos, pero al final terminamos tocando Metallica.”
Espermatozombies
“Como nuestra banda era mescolanza entre punk y trush, nos pusimos el nombre de los Espermatozombies. Terminamos tocando en un garaje por la calle Sucre, que era organizado por otras bandas. En el fondo del garaje había algo levantado para escenario y había luces, fue interesante, además era bien organizado. Llevamos gente al evento, y se llenó. Tuvimos gente que nos apoyó bastante. Tengo un video de esa época cuando tocábamos que lo guardo muy bien, era en ese tiempo más hippie.
Después tuvimos otros eventos, el Infra Rock; tuvimos un encuentro con el grupo Atajo, eso fue increíble, teníamos que abrir como teloneros. Nuestra tanda fue a 15 para la media noche más o menos, teníamos 40 minutos de show, bien ensayado, cuando se acercan y nos dicen que teníamos que terminar a las 12, no habíamos tocado ni tres canciones. El bajista, que era el más punkero, tiró el bajo enojado, habíamos llevado full público. Comenzaron a gritar: ‘otra’, no querían que nos bajemos. Para esa temporada teníamos dos composiciones, habíamos tocado una, y siempre la otra la guardábamos para el final, los organizadores estaban enojados, y la canción hablaba de libertad, así que era un griterío y terminamos como los héroes. Era un boliche en la Plaza Villarroel.
Tuvimos otro evento que se llamaba el Pato Rock, organizado por el Colegio San Patricio; una temporada organizaban, así que nos inscribimos. Estuve en ese colegio hasta quinto básico, fue un regreso hermoso.
Lo habían expulsado del colegio a nuestro bajista por ser punkero, por su cresta y toda su performance, lo invitaron a que se retire del colegio, y se fue al Loretto, cerca de nosotros.
Lo chistoso fue cuando la profesora me hizo cantar, justo tuvimos una afinidad al reggae.”
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