
El rublo ruso ostenta en 2025 el título de la moneda de más rápido crecimiento a nivel mundial, con una revalorización récord superior al 40 %. Esta dinámica es paradójica, ya que ocurre a pesar del prolongado conflicto en Ucrania, la caída de los precios del petróleo, las duras sanciones contra Rusia y la recesión económica, destacan Bank of America y Bloomberg.
Antecedentes: de la volatilidad a la estabilidad relativa
El recorrido del rublo ha sido turbulento. En 2022, el rublo experimentó una alta volatilidad debido al conflicto en Ucrania y las sanciones, llegando a mínimos históricos cercanos a 120 rublos por dólar en los primeros meses. Posteriormente, medidas del Banco Central y cambios estructurales permitieron una estabilización relativa. Entre 2023 y 2024, el tipo de cambio se mantuvo predominantemente en el rango de 70-90 rublos por dólar, aunque con picos puntuales por encima de los 100 rublos por dólar.
Como se señala en el informe sobre los riesgos de los mercados financieros del Banco de Rusia, al cierre de mayo de 2025, el dólar estadounidense se debilitó frente al rublo en un 3,6 % y el yuan en un 2,8 %, lo que supone mínimos desde mediados de 2023.
El dólar se cotiza actualmente alrededor de 79 rublos. El rublo se ha apreciado durante seis meses consecutivos (desde diciembre de 2024), y la demanda de divisas en el mercado interno cayó a mínimos desde julio de 2024.
Motores del fortalecimiento
Tres factores clave impulsan esta fortaleza, según expertos como Brendan McKenna (de la compañía de servicios financieros Wells Fargo) y analistas citados por el Banco de Rusia.
Primero, la estricta política monetaria del Banco Central de Rusia, que mantiene una tasa clave elevada (actualmente en el 20 %, tras un recorte desde el 21 %). Segundo, el endurecimiento del control cambiario. Tercero, los posibles avances en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, que aportan cierto optimismo. Las expectativas de la reintegración de Rusia en la economía han provocado cierto flujo de capitales hacia activos denominados en rublos.
Además, los expertos señalan que la demanda interna de divisas ha caído significativamente. Empresas y ciudadanos perciben las monedas extranjeras como activos poco fiables y difíciles de utilizar o sacar del país, lo que, junto a la alta rentabilidad de los activos en rublos, incentiva la desdolarización.
La repatriación de divisas por parte de los hogares rusos (56.000 millones de rublos en marzo) y el superávit de entradas sobre salidas en abril (6,5 mil millones de rublos) reflejan esta tendencia. El aumento de los pagos en rublos en el comercio exterior y la reducción del servicio de la deuda externa también contribuyen.
Cuestionando la sostenibilidad
Sin embargo, algunos analistas dudan de la solidez de esta fortaleza. Señalan que el rublo parece sobrevalorado, pues las ventas de divisas por exportadores cayeron a 7.300 millones de dólares en mayo, la mitad que hace un año, lo que representa un mínimo desde agosto del 2023. La apreciación se atribuye más a controles administrativos que a fundamentos económicos o a la confianza, dependiendo de tasas altas y la desdolarización.
Existe un delicado equilibrio: sectores financieros y exportadores prefieren un rublo débil y tasas altas, mientras la industria interna necesita una moneda fuerte y estable. Un rublo débil beneficia a exportadores y al presupuesto; uno fuerte contiene la inflación y apoya a sectores dependientes de importaciones.
Perspectiva
Aunque el rublo exhibe una resistencia excepcional en 2025, alimentada por políticas internas y controles, su nivel actual se percibe como artificialmente alto y vulnerable. Las previsiones sobre el rublo muestran tres escenarios clave:
- Debilitamiento acelerado: impulsado por recortes de tasas, débiles ingresos por exportaciones y posible relajación de los controles cambiarios, se prevé una caída hacia 90-95 rublos por dólar. Este escenario incluye un riesgo adicional: un acuerdo de paz o alto el fuego entre Rusia y Ucrania que, según analistas, podría erosionar la fuerza del rublo al llevar al levantamiento de las restricciones cambiarias que lo han apoyado.
- Estabilidad transitoria y ajuste gradual: un período de estabilidad relativa en el rango de 78-84 rublos en los próximos meses, seguido de un debilitamiento gradual y controlado hacia 85-90 rublos más adelante. Todo ello basado en el atractivo residual de los activos en rublos y una inflación contenida.
- Fortaleza prolongada con riesgo externo: la posibilidad de que la fortaleza actual del rublo persista por más tiempo del inicialmente previsto. Sin embargo, alerta sobre un riesgo significativo de debilitamiento hacia unos 95 rublos en el segundo semestre si se materializan ‘shocks’ externos, como una caída pronunciada de los precios de las materias primas, una menor demanda global de exportaciones rusas o un aumento de los costos geopolíticos.
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