
Luego de la ejecución a balazos del juez de sentencia Wilber Marcial Cruz en pleno centro de Cochabamba, el gremio nacional judicial boliviano permanece hoy en máxima alerta nacional, según una fuente oficial.
“Nos encontramos en estado de máxima alerta porque los últimos acontecimientos evidencian la inseguridad que vivimos como servidores judiciales”, afirmó el portavoz de esos administradores de justicia, Cristian Arancibia.
La autoridad denunció que estas autoridades enfrentan constantes amenazas, ataques, hostigamiento y presión social, lo que pone en riesgo la independencia judicial.
Estos administradores de justicia piden al Estado una respuesta inmediata y efectiva para garantizar la seguridad de quienes aplican la ley.
“Estamos en una situación crítica y difícil. Necesitamos protección para ejercer la justicia sin miedo”, advirtió un comunicado de la Asociación de Magistrados.
Tras el crimen de Cruz hace cuatro días, más de 50 denuncias de amenazas de muerte contra jueces en todo el país encendieron las alarmas en el sistema judicial boliviano.
“Yo tengo conocimiento de que ha habido amenazas de muerte recién a raíz de estos últimos acontecimientos”, reveló la presidenta de la Asociación de Magistrados de Bolivia (AMABOL), Gremling Boling Viruez, quien pidió garantías al Gobierno, al Ministerio Público y al Tribunal Supremo de Justicia para poder cumplir su labor sin presiones ni riesgos.
Advirtió, además, que los jueces temen que en Bolivia se repitan hechos similares a los ocurridos en México, Ecuador o Colombia, donde jueces han sido víctimas directas de violencia.
De 38 años de edad, Wilber Marcial Cruz ejercía funciones en Villa Tunari, departamento de Cochabamba y era oriundo de Chuquisaca.
Su muerte a balazos en pleno centro cochabambino por sicarios a bordo de una motocicleta conmocionó a todo el país altiplánico, tras la difusión del video en los canales nacionales de televisión.
Imágenes captadas por cámaras de seguridad mostraron el momento exacto en que Cruz fue ultimado por los tripulantes del vehículo cerca de la plazuela Virrey Toledo.
En el audiovisual, se observa cómo los dos sicarios interceptan el auto conducido por la autoridad, quien se detuvo unos segundos al llegar a una intersección, momento aprovechado por los agresores para abrir fuego contra su humanidad.
No conformes con los impactos logrados, antes de darse a la fuga, retornaron por la otra ventanilla para confirmar el fallecimiento de la víctima y después emprendieron la retirada.
Mientras esto ocurría, desde el interior del automóvil se escuchaban gritos, que según los reportes preliminares, eran del hijo de Cruz, quien fue testigo del atentado.
La Policía Nacional Boliviana continúa una investigación para identificar a los autores materiales e intelectuales del crimen.



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