abril 25, 2024

Afirma Vicecanciller: “La hoja de coca no fomenta el narcotráfico ni la proliferación de las drogas”

Actualmente Bolivia presenta dos pugnas de gran trascendencia a la comunidad internacional. Primeramente el asunto histórico de la disputa con Chile sobre conseguir la salida al mar que perdió en la Guerra del Pacífico (1879-1983). Unas negociaciones que se iniciaron con la apertura de relaciones entre Chile y Bolivia en 2006 con “La Agenda de los 13 Puntos”. Y en segundo lugar conseguir que las Naciones Unidas no condene el “acullicu”, la tradición de la masticada de la hoja de coca. LA EPOCA se trasladó a la oficina del Vicecanciller Juan Carlos Alurralde que volvió de Bruselas después de una reunión con autoridades de varios países de la Unión Europea para dar a conocer y recibir apoyo sobre la reserva de Bolivia a la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes aprobada al 1961.

Anibal Garzón (AG).- Señor Vicecanciller, ¿de la hoja de coca sale solamente cocaína?

Juan Carlos Alurralde (JCA).- Bolivia ha intentado mediante una enmienda rectificar un error histórico que se cometió en 1976 bajo la dictadura militar de Hugo Banzer, cuando se ratificó la Convención de 1961 sobre Estupefacientes sin ninguna reserva que indicase el uso medicinal y cultural de la hoja de coca. Una aprobación que se hizo bajo un régimen dictatorial, donde se vulneraban los derechos democráticos, el cual se comprometió a suprimir completamente la hoja de coca en territorio boliviano y su práctica del acullicu que es tradicional en las culturas originarías. A partir de la ratificación la comunidad internacional con la Junta Internacional Fiscalizadora de Estupefacientes (JIFE) empezó a evaluar a Bolivia y observar su incumplimiento. Un efecto que era previsible dada la importancia milenaria de la coca en Bolivia, con infinidades de funciones curativas contra la artritis, el reumatismo, dolores de estómago o mal de altura, que podrían dar muchos beneficios a la humanidad si se avanzara contra esta criminalización. La hoja de coca está como número 1 en la lista de estupefacientes y no la cocaína, el componente que tendría que estar al ser una sustancia narcótica.

AG.- ¿Qué estrategia lleva Bolivia a la comunidad internacional para no condenar el acullicu?

JCA.- Hemos presentado una enmienda a la Convención de 1961, que enviamos durante el 2010, afirmando que este campo normativo internacional está escrito desde hace 50 años bajo un cierto paradigma científico anacrónico al desprestigiar los beneficios de la hoja de coca. La enmienda se presentó modificando algunos artículos que criminalizan la hoja de coca. No obstante según criterios de la Convención si uno de los países de toda la Asamblea de la ONU se opone entonces la enmienda no tiene efecto. En enero de 2011 se opusieron 18 países, entre ellos Estados Unidos, de más de 180, un porcentaje muy pequeño. Esto nos trajo a seguir una segunda estrategia. En junio de 2011 Bolivia renunció a pertenecer a la Convención de 1961, saliendo fuera oficialmente en enero de 2012, pero paralelamente se ha pedido el reingreso a la Convención con la reserva de no criminalizar nuestro estado la hoja de coca.

A la comunidad internacional le pedimos que haga una lectura minuciosa de nuestro texto de reserva y se dé cuente que la hoja de coca no es perjudicial, que no fomenta el narcotráfico, ni a la proliferación de drogas, ni el crimen organizado al territorio nacional. La enmienda no es para territorio internacional, es un principio soberano de un estado para permitir ciertas prácticas culturales en su territorio. Si al reingreso de Bolivia a la Convención se oponen un tercio del total países, se a decir 63 estados, en la votación que harán a finales del 2012, entonces no será aprobada la reserva y seremos rechazados de reintegrarnos. Es una estrategia más fácil que la anterior donde un solo país podía rechazar la enmienda de modificación. Además, como cualquier estado, si la reserva es rechazada tampoco podríamos continuar en la Convención por que se contradice con nuestra Constitución Política la cual valoriza el uso medicinal y cultural de la hoja de coca.

AG.- Pero entonces sería acusada Bolivia fácilmente de país del narcotráfico

JCA.- No, por que la reserva tiene el valor de separar los usos lícitos culturales de la hoja de coca de los usos ilícitos como la producción de cocaína. Bolivia continuará siempre con su estrategia dura contra el narcotráfico. Desde la expulsión de la DEA (Departamento Especial Antidroga) de los Estados Unidos en Bolivia y la nacionalización del control tenemos un impacto sin precedentes, confiscando decenas de toneladas de cocaína, laboratorios de cocaína destruidos, hectáreas de hoja de coca excedentaria, detenciones,… y nunca se había dado un golpe tan fuerte al narcotráfico como el año pasado. Y continuaremos con esto dentro o fuera de la Convención. El juego de salirnos y readherirnos a la Convención de 1961 es por que es un hecho legítimo dado que muchos estados aprueban convenciones de la ONU con reservas. La reserva más curiosa y más fuerte es la de los Estados Unidos que dice que se reserva a todo tratado internacional que se oponga a su constitución, es decir, una reserva completa. Por eso, Bolivia está siguiendo un camino correcto y legal que se habría haber hecho hace mucho tiempo.

AG.- Otra temática es el conflicto sobre la salida del mar de Bolivia. ¿Cómo continúan las negociaciones con Chile?

JCA.- Anteriormente Chile no consideraba el tema del mar como diálogo en las relaciones bilaterales, y desde la fundación de “la Agenda de los 13 Puntos” entre la expresidenta Michelle Bachellet y Evo Morales en 2006 se insertó en su punto 6 la temática marítima en las negociaciones. A todo esto, los procesos históricos duran más tiempo que la gestión de un gobierno, y en enero de 2010 Chile nombró al conservador Sebastian Piñera como nuevo Presidente y las negociaciones se paralizaron al no reconocer los avances anteriores. En noviembre de 2010 Chile se comprometió a entregar una propuesta en Bolivia que fuese concreta, factible, y útil, pero a pesar de haber reuniones entre presidentes, y entre cancilleres, nunca Chile envió la propuesta a pesar de su compromiso. Con las negociaciones paradas Bolivia decidió explorar otras alternativas del derecho internacional, y el 22 de marzo de 2011 se iniciaron las acciones para acudir a organismos internacionales. Nosotros hemos dicho que esto no es ninguna agresión contra Chile sino un mecanismo para resolver un conflicto que no ha obtenido una resolución por la vía bilateral todavía. Nos sorprendió que Chile interpretase mal la acción de Bolivia como un gesto hostil cuando lo calificamos de unión para intentar resolver multilateralmente un problema que nos separa bilateralmente.

AG.- Más de 100 años de conflicto, ¿se llegará a algún acuerdo a medio plazo sobre la salida del mar de Bolivia?

 

JCA.- Han habido momentos muy importantes de negociaciones bilaterales pero los gobiernos cambian y las relaciones también, pero lo que nunca ha cambiado ha sido una gran voluntad de integración del pueblo chileno y boliviano que trascienden los intereses de grupos oligarcas, grupos conservadores que impiden que resolvamos este tema. Nosotros hemos dicho siempre que la Guerra del Pacífico fue promovida por oligarcas y no por el pueblo chileno. Como dijo nuestro canciller David Choquehuanca, “no es una época de cambios sino un cambio de épocas”. Entonces con estas épocas, hemos de integrarnos, resolver los problemas con una visión de armonía, de paz, y de integración. Y en esto el pueblo chileno nos acompaña pero no los oligarcas.

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