marzo 29, 2024

Yalitza Aparicio, la indígena que cautivó a la Academia de Cine

Panamá-. Diferente, pero sin perder su esencia, así se siente la actriz mexicana Yalitza Aparicio, la indígena que cautivó a la Academia de Cine tras su debut protagónico en Roma (2018), Oscar a la mejor película extranjera.

‘Lo que ha cambiado es que luego de relacionarme con las personas, ya puedo platicar con los reporteros, pues antes no podía hacerlo, a veces ni siquiera le contestaba, pues le pedía a Marina de Tavira (actriz coprotagónica) que respondiera ella, y ahora que no está a mi lado, no me queda más que hablar, porque Eugenio (Caballero, director de arte) todavía no entiende mis señales’, contó.

En diálogo reciente con la prensa y el público que asistió al VIII Festival Internacional de Cine de Panamá, la joven profesora de preescolar en su natal Tlaxiaco, en el estado de Oaxaca, expresó su deseo de dedicarse ciento por ciento a la actuación.

‘Aunque yo estudié para ser maestra, algo que siempre quise, he descubierto que mediante esa carrera (actuación) se pueden trasmitir muchos mensajes a la sociedad, algo que también le corresponde a un maestro’, afirmó Aparicio con la misma sencillez de Cleo, la humilde empelada doméstica que la revista Time clasificó como la mejor actuación de 2018.

A este debut cinematográfico casi accidental, pues en un inicio sospechó que el casting se trataba de un truco para engancharla a una red de trata de personas, le debe hoy su desenvolvimiento y conocer un poco más sobre el proceso del cine, el cual era totalmente desconocido para ella, relató la docente de ascendencia mixteca.

Sobre este particular, dijo sentirse muy feliz de mostrarle a su gente que ‘podemos hacer cosas importantes’, pese a las limitaciones que en ocasiones sentimos por ser indígenas.

Al responder la interrogante de un panameño guna yala, durante la presentación especial de la película de Alfonso Cuarón, la joven de 25 años aseguró sentir mucha responsabilidad, a la vez que resulta complicado y emocionante representar a tantas etnias indígenas.

Cuestionó las ideas que subsisten en la sociedad sobre el hecho de que las personas por ser de una determinada clase social o cultura, solo consiguen hacer ciertos trabajos y no pueden aspirar a más.

‘Pero el hecho de estar aquí y de que alrededor del mundo conozcan las comunidades indígenas me hace mucha ilusión, además de abrirle las puertas al resto de las generaciones, para que poco a poco logren alcanzar sus sueños’, sentenció.

Explicó al público que actualmente recibe clases de actuación, al tiempo que apoya el trabajo de algunas organizaciones y estudia la viabilidad de varios proyectos que ya tiene en la mano, pero que ‘deben conectar conmigo, pues para mí esto es esencial’.

Reconoció que el hecho de no tener el guión desde el primer momento, les permitió a los actores conocer poco a poco los personajes y realmente abrazarlos, no así para los de arte o los productores, a quienes se les complicaba conseguir todas las cosas de un día para otro.

Sobre la escena del parto, una de las más complicadas, relató que no tenía idea de lo que iba a suceder, simplemente fue el día más largo para ella, pues desde temprano tuvo que asistir al set para acomodar la barriga e interactuar con los médicos, quienes en la vida real se dedican a eso.

‘Ahora que he vuelto a ver esa escena, cuando se supone que siento los dolores por la maniobra de la ginecóloga para sacar la placenta, me doy cuenta que realmente estaba en función de lo que sucedía ahí.

‘(…) En ese momento se me olvidó que era Yalitza y simplemente pensé como Cleo, una mujer que estaba en labor de parto esperando a su bebé y que recibe la noticia de que ha muerto’, rememoró.

‘En los más de 25 años que llevo haciendo cine, ese es el momento más emotivo que he tenido en un set’, aseveró Eugenio Caballero, director de arte del largometraje, quien recordó que para la filmación de esa escena hubo que reconstruir el hospital, abandonado desde hace años.

‘Esta necesidad de aguantar el llanto, ver a Alfonso como estaba, a Yali y la catarsis final, probablemente será uno de los momentos más importantes de mi carrera y así lo recordaré en muchos años, porque la verdad fue una locura, donde la primera secuencia fue la que impactó’, subrayó el multipremiado artista.

Al referirse a los proyectos inmediatos y futuros de trabajo, Aparicio puntualizó que le gustaría interpretar personajes que sean reales y trasmitan mensajes que como sociedad no logramos ver, pese a convivir con ellos; al tiempo que ofreció detalles sobre el mecanismo de trabajo establecido por Cuarón con los actores.

‘Nosotros recibíamos las indicaciones de manera personalizada, por lo que nunca sabíamos lo que el otro iba hacer, de ahí que muchas escenas nos tomaron de sorpresa como la noticia que recibió la señora Sofía (Marina de Tavira) de que Cleo estaba embarazada.

‘Alfonso buscaba que las reacciones fueran puras, se sintieran, por lo que ocultaba ciertas cosas entre los actores. En realidad, experimentó diferentes formas hasta encontrar la escena perfecta que buscaba’, acotó.

Otro elemento elogiado por Aparicio fue el diseño del set, el cual transportó a los actores a otra época, a tal punto que ella no solo llegó a pensar en blanco y negro, formato en que se grabó el filme, sino que también descubrió los colores reales de la colonia Roma (Ciudad de México) de la infancia de Cuarón.

ROMA, UN PROYECTO MUY MÍO

De algo muy suyo calificó Caballero la construcción de la colonia Roma, escenario ubicado cerca del centro de la capital mexicana en el que transcurre la cinta de igual nombre y en el que tanto él como Cuarón crecieron juntos.

‘Después de esto descubrí que Alfonso no solo ejercitaba la memoria, al acordarse de cada detalle de su infancia en la colonia Roma, sino que también estaba pasando por un proceso de redescubrimiento, y eso mismo me pasó a mí.

‘Al principio había muchas memorias de mi infancia que tenía perdidas. Después, a través de todas las caminatas que emprendimos, de hablar con mi padre y de investigar en los archivos familiares, de pronto empezó a caer la luz en ciertos temas, memorias, olores o las tardes en casa de mis abuelos con todos los primos.

‘También me encontré con la memoria de mi madre, que ya no está conmigo. Por eso este trabajo personalmente fue muy importante, pues después de este proceso conocí más de mí y de la ciudad donde viví’, relató el premio Oscar por su ambientación y escenografía en El laberinto del fauno (2007), del mexicano Guillermo del Toro.

‘De alguna manera, la película es la visión de un cineasta como Alfonso, visitando el pasado con los conocimientos que uno tiene como adulto; y en el caso mío, ya no era el recuerdo de la infancia, sino visos a través del filtro del yo adulto, cineasta, creador’, subrayó en diálogo reciente con la prensa y espectadores.

Al igual que en otros de sus filmes, Caballero puso su ingeniosidad al límite, en tanto las dos grandes avenidas fueron set construidos desde cero, pues tanto él como Cuarón se dieron cuenta que no había en la Ciudad de México un lugar que pudiera recrear el ambiente de época que necesitaban.

Hasta el mínimo detalle concibió el director de Gravity (2013) en su reciente gran éxito cinematográfico: qué comían en la cena, cuál era la marca de leche con chocolate que tomaban en el desayuno, cuál era el silbido del señor que pasaba por la calle.

Considerada por Cuarón como ‘la película más esencial de su carrera’, Roma no solo son recuerdos de infancia, sino ‘un momento en el tiempo que me formó, pero también un momento del tiempo que dio forma a un país. Fue el comienzo de una larga transición en México’, comentó su director.

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