abril 18, 2024

Los pasos en el camino hacia una política pública


Por Soledad Buendía Herdoíza *-.


Cuando decimos “aquel es un político” nuestra cabeza suele desarrollar la imagen de una persona sentada en un curul o escaño, pero sin embargo esa utilización incurre en un límite injusto del verdadero término de la ya de por sí desvirtuada palabra. En la antigua Grecia, donde se acuñó este término por primera vez, se decía “político” a todo aquel que se preocupaba de los asuntos comunes; provenía de la palabra polis, sistema social de aquel entonces que estaba basado en la organización por ciudades.

Debemos aclarar que lo hoy conocemos como “países” es un modelo muy posterior, y todavía más posterior lo que conocemos como “naciones”. Pero también existía un término para referirse a aquellas personas que solo se ocupaban de sus asuntos individuales y se preocupaban exclusivamente de sus problemas personales… los griegos les llamaban “idiotas”. Por tanto, la primera consideración que queremos aclarar y sobre la que pretendemos reflexionar, es que en este artículo y de aquí en adelante, siempre que hablemos de la palabra “política” no nos estaremos refiriendo exclusivamente a la política parlamentaria, sino a todo el tejido de relaciones, voluntades, intereses y negociaciones entre los diferentes actores de la escena social ecuatoriana, en términos amplios y generales, comenzando por reconocer y conocer como verdaderos movimientos políticos a los propios movimientos sociales.

Tras la llegada de los gobiernos progresistas a Latinoamérica estas dinámicas comenzaron a cambiar con mayor o menor audacia, con mayor o menos velocidad: la cultura política rebalsó a la propia política institucional de los cargos electos y los movimientos sociales comenzaron a ejercer su poder político desde la protesta a la propuesta, basando sus discursos en principios amplios, alejados de la ideología y más cercanos a la confluencia de intereses, un fenómeno socio-político que analizaremos más adelante en este artículo.

Si tenemos en cuenta cuáles son los pasos en el camino hacia una política pública podremos observar que el movimiento animalista lo está haciendo francamente bien y un orden perfectamente estudiado: primero se debe poner el tema en agenda pública; en segundo lugar se debe ayudar al legislador o al mandatario ejecutivo a detectar el problema; tercero, se plantean las soluciones dentro de las posibilidades del Estado y la administración para cumplirla; en cuarto lugar se crea el debate político en función de estas medidas que podrían poner solución al problema; en quinto lugar se aprueban las medidas de la política pública; sexto, se aplican las medidas, muchas veces comenzando por pequeñas pruebas piloto; y en séptimo llega una etapa de análisis y evaluación, donde se extienden estas medidas y se miden resultados para entonces pasar a la etapa de perfeccionamiento, y que unas políticas que pueden a priori ser “políticas de Gobierno” pasen a ser “políticas de Estado”.


* Asambleísta ecuatoriana.

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