Por Eduardo Camín * -.
El informe anual Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la insuficiencia de empleos remunerados afecta hoy a 500 millones de personas y estima que el desempleo aumentará este año a 190,5 millones de personas en el mundo.
El informe analiza los principales desafíos del mercado laboral, como el desempleo, la subutilización de la mano de obra, la pobreza de los trabajadores, la desigualdad de los ingresos, la parte del ingreso destinada a la fuerza de trabajo y los factores que excluyen a las personas del trabajo decente.
La falta de trabajo decente asociada al aumento del desempleo y a la persistencia de las desigualdades, hacen cada vez más difícil que las personas se construyan una vida mejor gracias a su trabajo, según la edición más reciente del informe mundial de la OIT sobre las tendencias sociales y del empleo.
Casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al trabajo asalariado, según el nuevo informe de la OIT, que destaca, además, que el número de desempleados debería aumentar en alrededor de 2,5 millones durante este año.
El desempleo mundial se ha mantenido relativamente estable durante los últimos nueve años, pero la desaceleración del crecimiento económico significa que mientras a nivel mundial la fuerza de trabajo incrementa no se están creando suficientes nuevos empleos para absorber a los que se incorporan al mercado laboral.
“Para millones de personas comunes es cada vez más difícil construir vidas mejores basadas en sus trabajos”, afirmó el Director General de la OIT, Guy Ryder. “La persistencia y la amplitud de la exclusión y de las desigualdades relacionadas con el trabajo les impiden encontrar un trabajo decente y forjarse un futuro mejor. Esta es una conclusión extremadamente preocupante que tiene repercusiones graves y alarmantes para la cohesión social”, añadió
“Para millones de personas comunes es cada vez más difícil construir vidas mejores basadas en sus trabajos», dijo Ryder.
El informe muestra que el desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo a una amplia subutilización de la mano de obra. Además del número mundial de desempleados (188 millones), 165 millones de personas no tienen suficiente trabajo remunerado y 120 millones o bien han abandonado la búsqueda activa de trabajo o no tienen acceso al mercado laboral.
En total, más de 470 millones de personas en el mundo se ven afectadas. El informe analiza también las desigualdades del mercado laboral. A partir de nuevos datos y estimaciones, muestra que a nivel mundial las desigualdades de ingresos son superiores a lo que se pensaba, sobre todo en los países en desarrollo.
A nivel mundial, la parte del ingreso nacional destinada a la mano de obra (en vez que a otros factores de producción) disminuyó de manera substancial entre 2004 y 2017, de 54 por ciento a 51 por ciento. Esta caída significativa desde el punto de vista económico es más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas. Esto es más de lo que sugerían las estimaciones previas, como muestra el informe.
La pobreza de los trabajadores, moderada o extrema, debería incrementar en 2020-21 en los países en desarrollo, haciendo más difícil la realización del Objetico de Desarrollo Sostenible (1) relativo a la erradicación de la pobreza en todo el mundo de aquí a 2030. En la actualidad, la pobreza de los trabajadores (definida como ganar menos de 3,20 dólares al día en términos de paridad del poder adquisitivo) afecta a más de 630 millones de trabajadores, uno de cada cinco personas de la población activa mundial.
Otras desigualdades significativas – definidas por sexo, edad y ubicación geográfica – siguen siendo factores pertinaces de los mercados laborales actuales, constata el informe, limitando tanto las oportunidades profesionales individuales como el crecimiento económico general. En particular, un número impresionante de jóvenes, 267 millones (entre 15 y 24 años) no trabaja ni estudia o recibe formación, y muchos más tienen que soportar malas condiciones de trabajo.
“Encontraremos la vía hacia el desarrollo sostenible e inclusivo sólo si combatimos este tipo de desigualdades en el mercado laboral y facilitamos el acceso al trabajo decente», indicó Stefan Kühn, principal autor del informe, que advierte que el fortalecimiento de las restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o indirectas, sobre el empleo.
En lo que se refiere al crecimiento económico, el informe constata que el ritmo y la forma actuales del crecimiento están entorpeciendo los esfuerzos dirigidos a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos. El informe recomienda que es necesario cambiar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor añadido a través de la transformación estructural, la modernización tecnológica y la diversificación de la producción.
“La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad significan que nuestras economías están perdiendo los beneficios potenciales que representa el enorme caudal de talento humano”, agrego Stefan Kühn. “Encontraremos la vía hacia el desarrollo sostenible e inclusivo sólo si combatimos este tipo de desigualdades en el mercado laboral y facilitamos el acceso al trabajo decente”, añadió Kühn.
Cuatro mensajes, y una duda
Ante los enormes desafíos que se plantean en el mundo del trabajo, incluidas las desigualdades y la exclusión persistentes, nunca había sido más vital que ahora configurar un panorama claro de las tendencias sociales y de empleo a escala mundial. Para hacer frente a los problemas y las dificultades con que tropiezan las políticas es preciso llevar a cabo una reflexión crítica sobre la idoneidad de los métodos y conceptos, e introducir innovaciones cuando estas sean necesarias.
Habría que preguntarse, por ejemplo, si la tasa de desempleo es la medida más fiable del mal funcionamiento del mercado laboral. Tenemos que entender si las personas en edad de trabajar pueden o no desarrollar todo su potencial en el trabajo. La medición también se vuelve crucial para evaluar la creciente percepción de que los mercados laborales no están distribuyendo adecuadamente los frutos del crecimiento económico.
Si bien las pruebas demuestran que los países no están experimentando una convergencia al alza de las oportunidades de empleo y los aumentos de ingresos, será necesario comprender con mayor precisión qué grupos de trabajadores están ganando y cuáles están perdiendo. Las respuestas convincentes a estas preguntas pueden contribuir directamente al diseño de políticas económicas y sociales que posibiliten un desarrollo sostenible e inclusivo.
Este informe pretende estar a la altura de este desafío ofreciendo pruebas y perspectivas novedosas que mejoren nuestra comprensión del funcionamiento del mercado laboral en todo el mundo, así como presentando los datos más recientes que caracterizan las dificultades por las que atraviesa el mercado laboral persistentemente. Presenta cuatro mensajes fundamentales:
En primer lugar, es muy probable que la disminución del crecimiento económico proyectado y la falta de inclusión perjudiquen la capacidad de los países de menores ingresos para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo.
En segundo lugar, una medición más completa de la subutilización de las personas en edad de trabajar revela importantes lagunas en el acceso al trabajo; la tasa de «subutilización total de la fuerza de trabajo» tiende a acentuarse y supera ampliamente la del desempleo. En tercer lugar, incluso cuando las personas tienen un empleo, siguen existiendo deficiencias significativas en la calidad del trabajo.
El trabajo decente tiene que ver con la adecuación de los salarios o de los ingresos del trabajo por cuenta propia, con el derecho a la seguridad del empleo y a un lugar de trabajo seguro y saludable, el acceso a la protección social, la oportunidad de expresar las propias opiniones y preocupaciones a través de un sindicato, una organización de empleadores u otro órgano representativo, así como con otros derechos fundamentales como la no discriminación.
Los déficits en materia de trabajo decente son especialmente pronunciados en la economía informal, que registra las tasas más altas de pobreza entre los trabajadores y un elevado porcentaje de personas que trabajan por cuenta propia o de trabajadores familiares auxiliares que carecen de la protección adecuada.
En cuarto lugar, prevalecen importantes desigualdades en el acceso al trabajo y en la calidad del mismo. Entre ellas se encuentran las principales líneas de segmentación entre los trabajadores, según su ubicación geográfica (entre países y entre trabajadores de zonas urbanas y rurales), sexo y edad. Además, los nuevos datos de la OIT sobre las rentas del trabajo (para todos los trabajadores, incluidos los autónomos) demuestran que la desigualdad de ingresos es mucho mayor de lo que se pensaba.
La duda, como los antiguos mayas, los organismos internacionales esperan que tras el ritual comience la lluvia. Cabría preguntarse si este futuro que muchos quieren construir puede continuar a desarrollarse en un mundo capitalista, porque ni el planeta lo permite ni una sociedad desarrollada y formada puede tolerarlo.
*Periodista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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